La imparable escalada de violencia entre israelíes y palestinos aumenta las chances de que un alicaído Benjamin Netanyahu conserve el cargo de primer ministro. Acechado por la justicia y luego de conseguir una nueva victoria en las elecciones de marzo pasado, "Bibi" no logró reunir las alianzas necesarias para formar gobierno. A principios de esta misma semana las promesas de una nueva coalición al frente de Israel iban viento en popa. El último encargado de formar gobierno, el centrista Yair Lapid, parecía encaminado a formar un bloque alternativo que abarcara a un amplio espectro político unido por el espanto.

Pero ahora, en medio del conflicto, la perspectiva de una Israel sin Netanyahu suena cada vez más lejana. "Esta situación crítica le re-entregó la capacidad de seguir gobernando a Netanyahu. Su gobierno se fue eternizando y él sin duda hace todo lo posible para no perderlo", expresa en diálogo con Página/12 Darío Teitelbaum, quien preside la Unión Mundial de Meretz, el partido político de izquierda israelí.

Teitelbaum coordina el trabajo político de Meretz en el exterior. Nacido en la localidad bonaerense de Caseros, llegó a Israel en 1980. "Netanyahu estaba en un momento en el cual por los resultados de las últimas elecciones, cuartas en dos años, y por el sistema de gobierno constitucional israelí, había perdido la capacidad de formar gobierno. Estaba muy cercana la formación de un gobierno de cambio que lo dejaba a él afuera", se lamenta el dirigente argentino.

Los sectores opositores a Netanyahu tienen hasta el nueve de junio para formar una coalición que dirija el destino político de Israel. Según la prensa local tanto el exministro de Defensa Naftali Bennett, quien se convirtió en una pieza clave para lograr la ansiada mayoría parlamentaria, como el líder de la oposición Yair Lapid, mantenían conversaciones privadas hasta hace unos días. Pero la atención de ambos está ahora puesta en el conflicto que ya se ha cobrado la vida de 145 palestinos habitantes de Gaza y diez israelíes. En esa línea, el diario Haaretz consignó el viernes que para Bennett un gobierno de cambio ya no forma parte de la agenda. "En lugar de permanecer en la brecha durante una emergencia, se desdobló y allanó el camino para la peor opción de todas: el reinado continuo de la persona responsable del horrible estado en el que se encuentra nuestro país", señaló el matutino en un lapidario artículo.

El pasado cinco de mayo, y tras el fracaso en las negociaciones de "Bibi", el centrista Yair Lapid había recibido el encargo de formar gobierno en Israel. "Necesitamos un gobierno que refleje el hecho de que no nos odiamos unos a otros, en el que la izquierda, la derecha y el centro trabajen juntos para abordar los desafíos económicos y de seguridad que enfrentamos", reaccionó Lapid luego de darse a conocer la designación. Pero sus buenas intenciones se desmoronaron en cuestión de días.

Lapid, líder de la agrupación Yesh Atid (Hay Futuro), había terminado segundo en los comicios del pasado 23 de marzo con 17 bancas, por detrás del partido Likud de Netanyahu, que alcanzó 30 escaños. Con experiencia como conductor televisivo y periodista, Lapid quedó frente a la dura tarea de formar una coalición entre una amplia amalgama de partidos de ideologías muy diversas que van desde la izquierda pacifista hasta la extrema derecha, solo unidos por su firme oposición a Netanyahu. Más allá de Yesh Atid, Lapid consiguió el respaldo del centrista Azul y Blanco, del ultraderechista Israel Nuestro Hogar, de la centro-izquierda del Partido Laborista, del pacifista Meretz, del derechista Nueva Esperanza y de cinco de los seis diputados de la Lista Unida árabe.

Sin embargo esos apoyos no alcanzan la mayoría de 61 diputados para formar gobierno, por lo que Lapid debía (¿o debería?) seducir a otros posibles socios con ideologías también alejadas, entre quienes podrían figurar la derecha de Yamina o el islamista Raam. "En este momento la oposición a Netanyahu no es monolítica porque tiene oposición desde derecha, desde centro y desde el flanco izquierdo. Estos tres flancos pensaron que podían formar gobierno con el apoyo de los partidos árabes, pero toda esta situación en la cual sube la tensión interna en Israel debilita en la opinión publica la posibilidad de formar un gobierno de esta clase", explica Teitelbaum desde Israel.

En el medio de esta coyuntura y con un conflicto que parece lejos de resolverse, ¿dónde está parada la izquierda israelí? "Meretz siempre estuvo varios pasos adelante en la concepción de cómo hay que manejar la situación en Israel, cómo solucionar lo que vemos como un conflicto heredado y magnificado por Netanyahu. Por eso en este momento llamamos a cumplimentar la idea de dos Estados para dos pueblos", advierte Teitelbaum. Para el dirigente pacifista, un acuerdo general con el pueblo palestino no alcanza dada la situación particular que atraviesa Gaza, que es "una desventaja viviente y necesita un abordaje diferente, especialmente frente a esta situación de haber sido capturada por Hamas".

Para Teitelbaum, Netanyahu usó y sigue usando al país y y a sus políticas de gobierno como un recurso para su propia supervivencia. "Lo ha hecho creando tensiones entre una población y otra, por medio del uso indebido de su poder y basado en la idea que tiene la derecha israelí que dice que Netanyahu es el único factor que puede seguir dando poder a la derecha. Ese es el motivo por el cual factores diferentes, tanto políticos como religiosos, apoyan al primer ministro, por el mero hecho de que les da el poder. Se logra contentar a diferentes sectores de centroderecha, derecha, religiosos y ortodoxos de tal manera que todavía puedan seguir gobernando", expresa el activista argentino.

El primer ministro de Israel atraviesa además una delicada situación judicial. "Para Netanyahu quedar fuera de gobierno significa también la gran complicación legal por el proceso y los cargos que se presentaron contra él, por abuso de confianza, fraude y corrupción", recuerda Teitelbaum al respecto. Pero nadie en Israel imagina una destitución del jefe de gobierno que más tiempo ejerció el cargo desde la constitución del Estado de Israel.

El dirigente de Meretz menciona tres factores importantes que, en su opinión, ayudan a entender el apoyo popular que a pesar de todo mantiene el primer ministro israelí: "deslegitimar todo lo que no sea o responda a Netanyahu, una maniobra política de la población árabe que una vez son riesgo y otra vez pueden ser sus compañeros por medio del partido Raam de Mohamed Abbas, y por último hay que reconocer que el pueblo de Israel le debe personalmente a Netanyahu el hecho de haber traído millones de vacunas con las que nos vacunaron contra el coronavirus".

Teitelbaum vive en un kibutz a siete kilómetros de la Franja de Gaza. Escucha constantemente entradas y salidas de cohetes y bombas, todo tipo de explosiones. Aunque la conversación gira en torno al conflicto y sus consecuencias políticas, el dirigente nacido en Argentina no puede evitar reflexionar sobre la coyuntura que tiene enfrentados, una vez, más a israelíes y palestinos. "No estamos en una situación simétrica, pero por sobre todo hay que hacer un esfuerzo muy grande para parar la violencia, y esto no tiene nada que ver con quién empezó. Esta violencia nos mata a todos", explica quien se define como judío sionista de izquierda.