Cuando Sofía Rocha, la directora del documental Salir de puta, fue a su primer Encuentro Nacional de Mujeres a los 9 años, se llevó una reflexión que la acompañó siempre: a las mujeres se las trata de putas o santas. Con esa idea empezó a soñar con dirigir su propia película y Salir de puta, que se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Mujeres Flying Broom de Turquía, cuenta con las voces de dirigentes de la Asociación de Mujeres Meretrices de la República Argentina (AMMAR), pero también con integrantes de la Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos y con madres en lucha contra la trata de personas.

En el relato, se ponen en conversación las posturas abolicionistas con las reglamentaristas; un debate todavía no saldado incluso dentro del propio movimiento feminista. “Por qué estamos discutiendo con ustedes la decisión que yo tomo con mi cuerpo; se pensaba que a las putas había que salvarlas, pero sobre mi cuerpo decido yo”, testimonia Georgina Orellano, trabajadora sexual y dirigente de AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina) durante una charla multitudinaria en el anfiteatro de la Facultad de Derecho.

Hace tiempo que las trabajadoras sexuales organizadas en AMMAR vienen explicando que ellas están “contra el sistema, que incluye funcionarios, que favorecen la trata de personas y promueven la consigna “Trata no es igual a Trabajo Sexual”. Con esta iniciativa buscan contribuir a la lucha contra la trata de personas, aclarando la confusión que existe entre trata con fines de explotación sexual y Trabajo Sexual. La Organización está en contra de la trata y busca visibilizar algunos impactos de las políticas anti-trata en términos de vulneración de derechos hacia Trabajadoras Sexuales. Para Ammar, “el Trabajo Sexual o la prostitución es una actividad ejercida por personas mayores de 18 años que prestan un servicio sexual a cambio de una remuneración económica. En la negociación, las partes involucradas – cliente/a-Trabajador/a Sexual – lo hacen por decisión personal y de manera consentida. En la Argentina su ejercicio está permitido”, explican.

“Las Trabajadoras Sexuales le decimos NO a la trata de personas y pedimos que nuestra actividad no se confunda con este delito. Nosotras no somos víctimas, somos Trabajadoras y queremos ser reconocidas como tal. De esta forma se podría diferenciar entre Trata y Trabajo Sexual y el Estado tendría la posibilidad de concentrar sus recursos en luchar contra la trata sin afectar la labor de Trabajadoras Sexuales que ejercemos voluntariamente”, se expresa Georgina Orellano.

Delia Escudilla, de la Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos, también dice: “lo fácil es entrar pero lo difícil es salir, siempre hay otras soluciones”. En la película Delia cuenta que ella comenzó su camino como trabajadora sexual cuando sus hijos eran pequeños, recién se había separado de su ex marido por violencia de género y no encontraba trabajo.

La voz de Graciela Collantes también se escucha. Graciela formó parte de AMMAR, desde su fundación en 1995 hasta 2003, cuando junto a otras compañeras empezaron a pensar que ellas no habían elegido ser trabajadoras sexuales, entonces se separaron de AMMAR y crearon AMADH, la Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos. Hoy Graciela es periodista y trabaja en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).

Otra de las voces del documental es la de Margarita Meira, quien hace más de 20 años viene luchando contra las redes de trata en la Argentina. En ese entonces su hija Susana, fue secuestrada a los 17 años  y no volvió a saber de ella: la asesinaron y la enterraron como una NN. Su dolor se transformó en lucha y organización y hoy lleva adelante la Organización Madres Víctimas de Trata en la que trabaja para poner en evidencia las complicidades políticas y judiciales en las redes de trata de todo el país.

Salir de puta es un relato coral de mujeres que ejercen o ejercieron el trabajo sexual. El documental recorre desde Encuentros de Mujeres y movilizaciones contra los femicidios hasta mesas en facultades y foros: le pone el cuerpo al debate en el movimiento de mujeres y el feminismo sobre el abolicionismo y el reglamentarismo y lo hace a través de historias de vida, deseos, convicciones y luchas cotidianas.