*Desde Río Gallegos

En la región patagónica nació y se crió Tomás Emmanuel y en la de Cuyo, Laura Solange. Hay casi 3 mil kilómetros de distancia por tierra entre Río Gallegos y San Juan. En ciudades tan distantes y sin conocerse, el lunes 2 de agosto, vivieron uno de los días más importantes de sus vidas: ingresar a su primer trabajo registrado.

UNA OPORTUNIDAD, UN MUNDO

Con cautela, así tomó Emma Morales (23) la posibilidad de poder ingresar a Vialidad Nacional. “Cuando me llamaron me dijeron ‘no te ilusiones mucho, es una oportunidad’ y para mí en ese momento, al venir de un trabajo que no tenía estabilidad, una oportunidad era un mundo. Pensar ‘capaz me pueden llegar a tomar, puedo llegar a ser útil’, fue un montón para mí”, cuenta a Soy.

El 4 de septiembre de 2020 a las 00 horas se publicó en el Boletín Oficial el decreto de cupo laboral del 1% para personas travestis, transexuales y transgénero en el sector público, quedando también establecida la creación del Registro a Aspirantes.

En consonancia con los programas nacionales que lleva adelante el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad y el decreto nacional, en Vialidad se creó la Unidad de Gestión en Políticas de Género y Diversidad desde donde comenzó a trabajarse en la implementación del cupo. Meses más tarde, el 25 de junio, se aprobaría en el Senado la ley “Diana Sacayán - Lohana Berkins”.

Emma le pidió a sus familiares no anticiparse a los hechos: “era mucha la emoción y al mismo tiempo intentaba estar tranquilo, no quería imaginarme que se pudiera llegar a dar”, recordó sobre lo ocurrido hace apenas algunas semanas, cuando se confirmó su ingreso a Seguridad e Higiene.

El proceso para Laura Zuleta fue apenas un poco más extenso, comenzó en julio. “Estaba encantada con la posibilidad, nunca trabajé en blanco”, cuenta a Soy.

Cuando le confirmaron que ingresaría al área de Recursos Humanos, expresa “fue una emoción muy grande, mis padres estaban súper felices, emocionados y muy orgullosos, ellos siempre apuntaron a que pueda estudiar, capacitarme y tener un buen trabajo. Me costó muchísimo estudiar, cuando decidí cambiar mi identidad tenía apenas 14 años y eran otros tiempos”.

NO REGISTRADO

Emma completó sus estudios secundarios en Río Gallegos, estudió un semestre del Profesorado en Educación Física en Cipolletti, Río Negro, y regresó a Santa Cruz. Trabajó durante tres meses en un Instituto de Inglés y posteriormente en una empresa de limpieza, ambos fueron trabajos no registrados. En simultáneo se recibió de Técnico en Investigación de la Escena del Crimen en la Universidad Siglo XXI y más adelante se inscribió en la Tecnicatura en Acompañamiento Terapéutico y en el Profesorado en Inglés.

“Siempre está el sueño de tener un trabajo y los derechos laborales. Escuchás que alguien de tu familia o algún amigo dice que tiene vacaciones o un horario fijo, es algo que no tuve durante mucho tiempo, tenía que organizar mi vida en base a si me llamaban para trabajar”, repasa. Si bien nunca sintió temor durante la búsqueda laboral, le tocó vivir persecución por parte de su jefe en el instituto y tratos discriminatorios durante su trabajo de limpieza en el hospital. “Era muy chocante pero trataba de mantenerme calmo porque sabía que necesitaba el trabajo y no iba a perderlo por alguien que no tenía otra cosa que hacer que molestar”.

En San Juan, Laura realizó cursos de peluquería. Ese era su trabajo principal, primero en salones de amigas y luego de manera particular. También sumó la venta de indumentaria y maquillaje y trabajos de limpieza.

Tanto Emma como Laura viven con sus familias, el santacruceño con su madre y la sanjuanina con su hermana y sobrinos. “He repartido CVs en todas las reparticiones públicas y en el ámbito privado, hace más de 16 años que vengo buscando trabajo y ha sido negado, siempre estaba el rechazo. Por el simple hecho de verte, te etiquetan y te cajonean”, explica Laura.

En ese escenario, la noche anterior a su primer día, cuenta, “no pude dormir mucho, se me mezclaba todo: ansiedad, miedo. Cuando entré el primer día estaba muy nerviosa, me encontré con mi jefe, con mis compañeras y me brindaron respeto, comprensión, cariño, fue fantástico. No hay nada más lindo que entrar a trabajar a un lugar y que te hagan sentir cómoda y útil. Es único”.

“Hemos sido tan vulneradas en todo sentido que hoy en día encontrar un trabajo estable es una bendición. Hoy estoy gozando de este gran trabajo por el que siempre luché”. Emma también lo vivió como una jornada especial “era la emoción del primer día de estar ahí. Cuando lo conté me dijeron ‘vas a tener trabajo toda tu vida’ y yo no lo creía. Cuando me hicieron firmar el contrato no caía”, dice.

La aplicación del cupo laboral travesti trans en Vialidad Nacional ya es parte de la realidad de Laura y Emma pero implica, en total, el ingreso de 54 nuevxs trabajadorxs entre los 24 distritos del país. En las próximas semanas habrá nuevas incorporaciones en Córdoba, La Pampa y Buenos Aires.

“Contar con la decisión del administrador Gustavo Arrieta de avanzar en estas políticas es un cambio radical teniendo en cuenta que Vialidad es un organismo muy masculinizado”, expone Paola Fedrizzi de la Unidad de Gestión en Políticas de Género y Diversidad de Vialidad y sostiene que “estas nuevas prácticas que se están implementando apuntan a democratizar un organismo que está decidido a incorporar otras prácticas sin violencias, con más inclusión y más equidad para todos y todas”.

POR LXS QUE VIENEN

Laura era adolescente cuando conoció que el Código de Faltas de la Provincia de San Juan establecía multas y arrestos para quienes utilizaran indumentaria opuesta al sexo. “Jamás me imaginé que mi identidad sexual implicara tener tantos problemas. Cuando me llevaron por primera vez detenida, lloraba porque sentía mucha indignación”, recuerda.

Para salir era un “caos”, siempre tenía que hacerlo con su mamá o papá porque cualquier patrullero podría parar y llevarla detenida. En la escuela, el rechazo también se hacía sentir “te encontrabas con profesores que tenían muchos prejuicios”. De ese tiempo destaca el apoyo de su familia. “La bondad, el amor y el respeto que siempre me han tenido. Fue a los 20 cuando comenzó a militar por los derechos de la comunidad trans: “Me di cuenta de que la única forma de sobrevivir y estar viva era pelear. Nadie lo iba a hacer por nosotras. Podía sobre todo aportar para que las futuras generaciones no pasen por lo que hemos pasado”.

En el sur, Emma comenzó a militar a los 17 años. “Lo hacía más por los demás, creo que tuve bastante suerte en la vida al tener una familia que me banque. No es la suerte de todos. Veía que había chicos que los expulsaban de la casa, no conseguían trabajo y no tenían qué comer. Después me fui dando cuenta de que de que a mí también se me iba dificultando conseguir trabajo. De todos modos, siempre es por los demás, por los que vienen atrás”.

Emma y Laura ya proyectan que harán con su primer sueldo. “Me voy a mudar. Lo tenía pensado, necesitaba estabilidad para poder salir del cascarón”, sintetiza con una sonrisa el santacruceño. Mientras que la sanjuanina también piensa en su hogar y compartir con los suyos. “Quiero tener una rica cena con todos mis seres queridos y todas las personas que siempre han estado conmigo y en lo posible arreglar mi casita para estar más cómoda”.

Cerrando, Laura asevera que “la ley nos viene a cambiar la vida y las realidades de muchas compañeras. El cupo laboral es un mimo al alma. Nos pueden prohibir todo, lo único que no nos pueden prohibir es soñar con una Argentina más igualitaria para todas las compañeras”.