El día después de la insólita suspensión del clásico sudamericano en el estadio Arena Corinthians no hizo más que volverse un eco de resonancias y especulaciones de lo que dejó, en sus varios niveles y en un contexto especialmente significativo en Brasil, el trunco juego por las Eliminatorias.

Por el lado de la Selección conducida por Lionel Scaloni, el plantel encara desde esta semana su partido del jueves ante Bolivia con la baja de los cuatro futbolistas (Emiliano Martínez, Buendía, Lo Celso y Romero) señalados por las autoridades brasileñas, quienes abrieron en su contra una investigación formal por falsedad ideológica y por fraudar documentos públicos, según detalló el portal brasileño G1. Pero esta no fue la única revelación de la jornada: de acuerdo al medio O Globo, la Anvisa indicó que las declaraciones juradas que los futbolistas realizaron a la hora de ingresar a territorio brasileño fueron firmadas por "Fernando Ariel Batista", nombre que coincide con el del técnico de la Sub 23, quien no integraba la delegación y salió a aclarar que no tuvo "nada que ver" con la situación. Toda una rareza.

A su vez, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) publicó por la tarde un comunicado en el que advirtió que el seleccionado argentino conocía “la irregularidad” en la que habían incurrido los cuatro integrantes del plantel conducido por Scaloni. El ente refiere a una reunión ocurrida el sábado en la que "los representantes de la Selección Argentina fueron informados que existía una irregularidad en el ingreso de jugadores, que debían ser puestos en cuarentena y recibieron orientación de las autoridades para solicitar, ante los órganos competentes, autorización especial para que los jugadores regularizaran su situación. Fue una discusión técnica entre Anvisa, el Ministerio de Salud y la Asociación Argentina (AFA)".

Mientras que, hasta el momento, la AFA no se ha expresado públicamente en referencia a tales acusaciones ni al comunicado de la CBF, en las últimas horas también quedaron expuestas contradicciones por el lado de las autoridades brasileñas en relación al caso de los futbolistas locales Willian y Andreas Pereira. Los jugadores también llegaron a su país provenientes del Reino Unido en los últimos días pero, a diferencia de lo sucedido con los argentinos, no se les exigió ninguna cuarentena obligatoria para sumarse a sus nuevos clubes -pasaron del Arsenal inglés al Corinthians y del Manchester United al Flamengo, respectivamente- ni fueron acusados de violar ninguna reglamentación migratoria.

Con la tercera y última fecha de la triple ventana de las Eliminatorias Sudamericanas en la mira, lo que sucedió en San Pablo sigue alimentando más especulaciones que claridad, mientras la FIFA analiza la resolución en relación a lo acontecido. En cambio, lo que sucederá este martes en territorio brasileño aparenta una lectura más nítida que la que intenta indagar sobre lo ocurrido en la arena deportiva: mientras a los equipos dirigidos por Tite y Scaloni se les negó cualquier intento de ofensiva en el campo de juego del Corinthians para intentar vencer en el clásico sudamericano, en la arena política de su país el presidente Jair Bolsonaro promovió una avanzada peligrosa. El líder derechista espera masivas movilizaciones de sus simpatizantes en todo el país este martes, alentadas por él mismo contra el Supremo Tribunal Federal (STF), al que acusa de violar la Constitución tras abrir procesos contra él.

El alerta en relación a lo que sucederá durante la jornada excede el territorio brasileño. "Estamos profundamente preocupados por la inminente amenaza a las instituciones democráticas de Brasil", advirtieron desde un comunicado del movimiento Internacional Progresista más de 150 líderes mundiales (el lingüista Noam Chomsky y el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, entre ellos) sobre lo que pueda pasar en el país donde la suspensión del clásico sudamericano, hace solo algunas horas, aparenta haber perdido ya casi toda su importancia.