Concluyó ayer la imputación penal contra un hombre de 44 años, señalado como el financista de traficantes de droga y lavador del dinero obtenido por ese negocio ilegal. Asociación ilícita, juego clandestino, usura, lavado de activos, estafa y encubrimiento agravado es el combo que los fiscales Alejandro Ferlazzo y Viviana O'Connell le endilgaron a Yalil Roberto Azum, junto con su esposa, Marina García, su hermano Alejandro Sharif Azum, Iván Gómez, Lisandro Scalcione y el gremialista Maximiliano De Gaetano. Este último, aguarda juicio oral por otra causa resonante que lo tiene involucrado: la megaestafa inmobiliaria de una organización VIP desbaratada en 2016.

En las dos jornadas de audiencia salió a la luz el crecimiento patrimonial meteórico de este prestamista ajeno hasta ahora a la crónica policial, pero conocido por muchos en el ámbito financiero de Rosario. Los fiscales repararon, además, en numerosos contactos de alto nivel en la política y la Justicia que supo tejer Azum a medida que en los últimos fue manejando cantidades importantes de dinero. 

Ayer los fiscales revelaron detalles inusuales que ilustran la envergadura del dinero que genera el narcotráfico en Rosario y el destino que nutre la economía formal de la ciudad. "Esta red se comenzó a investigar en 2018 –contó O'Connell–, y lo llamativo del dinero que manejaba Yalil Azum y miembros de su familia hizo buscar los orígenes de ese dinero. Eso se encontró en una vieja investigación con imputados NN que relacionaba ese dinero con ingresos del narcotráfico. En esta última etapa vimos personas que tratan de ir acercándose al poder, volviéndose cada vez más legales, haciendo negocios para blanquear el dinero. Estaban tratando de construir una flota de taxis, comprando una cantidad de inmuebles que se usaban para alquiler temporario. En el último tiempo de la investigación, la esposa de Azum estaba averiguando para comprar propiedades de valores altísimos, un penthouse de 5 habitaciones por 1.250.000 dólares, preguntaba por casas en countries, oficinas de 900.000 dólares. Montos cada vez más importantes", se sorprendió.

La primera pantalla legal fue la empresa Mip Servicios SRL, dedicada a limpieza, control de plagas y también mantenimiento, que Azum y su pareja crearon en abril de 2017, y pusieron domicilio en su propia casa: Balcarce al 3700.

El Turco Azum entró en el radar de Fiscalía en 2016, a partir de investigaciones sobre delitos violentos en torno a ciertos personajes de la barra brava de Newell's. Llamó la atención entre los contactos de Ariel "Tubi" Segovia (luego asesinado en la cárcel de Coronda), Alejandro "Chino" González (Los Monos) y de Emiliano "Jija" Avejera (condenado a prisión perpetua por homicidios) este hombre que les orientaba las inversiones del dinero sucio. "Azum se hizo financista del narcotráfico, adelantaba dinero a estos chicos, todos jovencitos, en el territorio para que empiecen su negocio de narcomenudeo, y luego ese dinero volvía él y lo lavaba", resumió Ferlazzo. 

El negocio se diversificó pronto. Enseguida fortaleció la oferta de préstamos a tasas de usura, y la inversión inmobiliaria luego. Con socios de Córdoba traía automotores con inhibición comercial allá para venderlos acá, y viceversa. Así instaló sus operaciones en la oficina 401 de San Lorenzo 1035, junto con De Gaetano. 

La fiscal O'Connell contó que alguna vez contrataron custodia para sacar en bolsos una fortuna de dinero y llevar a Buenos Aires, y que en una escucha telefónica la hermana de Azum le explica a su madre la razón de que Yalil comprara 10 departamentos de un solo golpe: "Es que tu hijo tiene que blanquear porque no sabe qué hacer con tanta plata". Por caso, en la oficina del microcentro había el día del allanamiento policial 2 millones de pesos y 7900 dólares en efectivo, como recaudación del día.

"El crecimiento fue económico pero también social, y es típico de delincuentes de cuello blanco acercarse a personas con poder para tener mayor cobertura", observó la fiscal. "De las escuchas surge la intención de querer volverse cada vez más legal", dijo.  Incluso, admitió que ella y Ferlazzo se abstuvieron de ordenar medidas de prueba sobre ciertas oficinas públicas donde los contactos de Azum podían alertarlo y arruinar la investigación. 

Ahora tienen una vasta tarea de pericias por delante en teléfonos, computadoras y mucho papelerío.