El difícil arte de estar de pie

“Aparte de los canguros, que pueden saltar sobre dos patas, los humanos se destacan como el mamífero bípedo dominante. Sin embargo, ¿es el Homo Sapiens realmente avezado en el arte de pararse? A juzgar por esta cuenta de Instagram, la respuesta sería un ‘no’ terminante”, picantea la revista Hyperallergic el introducir el proyecto People Standing: popular galería que reúne cientos y cientos de imágenes de personas que luchan por mantener una postura erguida, vertical, fracasando estrepitosamente, obvio es aclarar. De poses tan extrañas como ridículas trata esta iniciativa lanzada por Cam Tang, un productor de tevé estadounidense que, en 2015, empezó a notar a terrícolas desgarbados a diestra y siniestra, lo cual lo empujó a sacar fotos y compartirlas por la susodicha red social, con tanto éxito que suma más de 150 mil seguidores. A la fecha, de hecho, dice que recibe alrededor de 100 imágenes a la semana de distintas partes del mundo, de colaboradores espontáneos, entusiasmados por arrimar ejemplos. “Cada vez que reviso los mensajes, tiemblo: siempre existe la posibilidad de que alguien me haya tomado una foto, de que me haya capturado en una pose demencial”, se carcajea el tipo, que se sacude el miedo a cualquier forma de represalia, a sabiendas de que nadie sale bien parado en la faena de estar de pie. Ni siquiera personalidades públicas, dicho sea de paso, como demuestra una selección que incluye a una indecisa Theresa May, entre arrodillada y erguida para saludar a la realeza Brit. O un Willem Dafoe mostrando inusitada elasticidad de gambas frente a un camarógrafo, en plena sesión de fotos. Por lo demás, no faltan los observadores agudos que, frente al hobby de Tang, hagan atinada comparación: People Standing, subrayan, recuerda bastante a John Cleese, de Monty Phyton, en su rol de funcionario del Ministerio de los Andares Tontos, trajeado y con bombín mientras intenta pasos de lo más ridículos.

Doble animado

El vistazo inicial, oficial de Spider-Man: No Way Home voló internet por los aires: en apenas 24 horas acumuló más de 355 millones de visitas, y ahora ostenta el récord del tráiler más visto en su primer día, desbancando al otrora campeón, su colega de la misma factoría, un Avengers: Endgame que gozaba de coronita por sus 289 millones de views. Que las nuevas andanzas del muchacho arácnido más famoso, interpretado por el repitente Tom Holland, será un éxito rotundo cuando estrene el 23 de diciembre, es una verdad revelada, indiscutible. La prueba está en las tropecientas teorías y comentarios en línea que ya han suscitado los apenas tres minutos y monedas de adelanto. Que sí, que sí, que estará Doctor Strange, que volverán villanos como Doc Ock y Electro, pero ¿es esa la risa de Willem Dafoe como el Green Goblin?, ¿será que efectivamente Andrew Garfield y Tobey Maguire, los Spider-Man de films pasados, harán una aparición en la historia, como se viene rumoreando? Queda mucho por saber de la cinta de Marvel dirigida por Jon Watts, pero algo es seguro: ya hay almitas dispuestas a hacer una remake en animación de su película, que han comenzado -cómo no- por el tráiler. Un apañado usuario de YouTube llamado 100Bombs Studios, sin más, ha recreado el avance usando únicamente escenas de series de dibujos animados de los '90; más precisamente de los programas Spider-Man: The Animated Series (1994-1998) y The Incredible Hulk (1996-1997), donde aparecían los mismos personajes. Más allá de la ocurrencia, en sí misma muy celebrada, el clip se ha arrimado tanto al original que ha sumado a razón de cuatro millones de visionados en menos de lo que teje una araña mutante, además de recibir elogios y aplausos cerrados que no solo resaltan su precisión, también lo rápido que 100Bombs Studios ha montado el video. Menos de dos días entre el tráiler oficial y su doppelganger, nada mal.

De chistes ¿demasiado elevados?

Puede que la Inteligencia Artificial tenga muchos, muchísimos atributos, pero acaso dominar el arte del humor gráfico no sea precisamente uno de ellos. O quizás sí lo sea, pero al cerebro humano le falten todavía unos cuantos años de picardía robótica para comprender las gracias de una computadora entrenada. Hay pruebas a las que remitirse: existe Neural Yorker, una cuenta de Twitter que sube las historietas creadas por una compu “educada” con las siempre icónicas, siempre memorables caricaturas diarias de la revista The New Yorker. Obra del historietista Ilan Manouach y del ingeniero de IA Ioannis Siglidis, Neural Yorker genera tebeos deliciosamente disparatados y, en general, incompresibles. Lo cual, convengamos, tiene en sí cierta gracia. El dúo, por cierto, trabajó a partir de un modelo de aprendizaje profundo, capacitando a la IA con frases clave e imágenes de dibujos en línea, en pos de que luego desarrollara sus propios gags con el reconocible estilo de la mentada publicación norteamericana. Y aunque Neural Yorker se esmera, los resultados resultan levemente... inquietantes, en especial sus garabatos distorsionados, que acompañan remates decididamente insensatos. Manouach y Siglidis, empero, defienden a su criatura recordando que “el formato de las caricaturas se nutre de la extravagancia, el absurdo, la arbitrariedad y el artificio para transmitir un simple mensaje. Nuestro proyecto, al final del día, explora los límites de la característica más importante de esta forma de arte: el non sequitur”. Recuerdan, además, que el humor es siempre asunto de perspectiva, habrá quienes encuentren las creaciones de Neural Yorker hilarantes. Otras maquinolas, posiblemente, que suscriban a tan ¿confusas? piezas conceptuales. “Cuando comenzamos con el bot, nos emocionó su poder de modelado, la forma en que pudo reproducir ideas o tonos tan complicado como la ironía, gracias a un conjunto de datos independientes, y con poco conocimiento previo sobre el mundo en general”, redoblan Manouach y Siglidis. Quién sabe, acaso estén en lo cierto y tengan algo grande entre manos.

Dottie vuelve a casa

Hace poco más de un año, esta sección desandaba la auténtica travesía de la que era protagonista involuntaria Dorothy Parker; o más bien, lo que queda de la mordaz escritora y crítica, orgullosamente neoyorkina. Tras morir de un ataque al corazón en 1967, sus cenizas habían pasado de mano en mano hasta acabar lejos de su ciudad de mil amores: fue enterrada en Baltimore hace 33 años, en la sede principal de la National Association for the Advancement of Colored People (NAACP), entidad a la que ella había dejado su herencia, siendo –como era– simpatizante del movimiento por los derechos civiles. Por el estado paupérrimo de las instalaciones, sin embargo, la NAACP anunciaba en 2020 una mudanza inminente de su sede, volviendo a avivar el debate sobre el destino de Dottie ¿Adónde iría a parar? ¿Al hotel Algonquin? ¿Al Congreso? El asunto quedó pausado, pero la duda se disipó los pasados días, y así lo hizo saber Kevin Fitzpatrick, presidente de la Dorothy Parker Society: “Finalmente regresó a casa, a su adorada Nueva York”. Fue esta entidad –dedicada a promover el legado de la artista–, en colaboración con familiares de la escritora, la que se ocupó de darle un entierro adecuado y, presumiblemente, el definitivo. En una ceremonia por todo lo alto, donde no faltaron ni una banda de jazz ni aficionados leyendo sus extractos favoritos de textos de Dottie, se reveló su lápida en el Cementerio de Woodlawn, en el Bronx, donde ahora residen sus cenizas. En la parcela familiar, dicho sea de paso: los sepulcros aledaños son los de sus padres y abuelos. Durante el cortejo, hubo además cantidad de vasos con ginebra, una de las bebidas blancas preferidas de la autora, que sirvieron a los presentes para honrarla: tomando, sí, pero también vertiendo unas gotas sobre la flamante tumba. Vale decir que, en realidad, las cenizas habían sido exhumadas en secreto en agosto del 2020, transportadas raudamente a Nueva York para ser depositadas en la mentada necrópolis el día del cumpleaños de Dorothy (22/8), pero la pandemia demoró la “inauguración” programada. Este año la dilación fue mínima, de apenas una jornada, y por razones climáticas. Pero, en día soleado, se dio por oficialmente “operativo” el manso lugar para el eterno descanso de Parker. Con una inscripción tomada de una poesía de la propia Dottie, claro, de encanto imposible, que reza –conforme puede leerse desde los pasados días– “Go your way, and save your pity/ She is happy, for she knows that her dust is very pretty”.