La psicóloga Mónica Jarruz, que era perita del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF) cuando entrevistó a la joven que acusa por abuso sexual a Lautaro Teruel, contó que tuvo que interrumpir el primer encuentro con la denunciante debido al estado emocional en el que se encontraba. Y confirmó que la joven fue víctima de "vivencias invasivas a su integridad psico sexual"

Respondiendo a la defensa de Teruel respecto al momento en que sucedió lo que narraba, la psicóloga dijo que no podía precisar una fecha, pero consideró que por el estado en que se encontraba la joven, habían sido recientes al hecho traumático, y si bien no pudo precisar el momento exacto, sí pudo inferir que no fueron en la primera infancia. "Con respecto a la cronología, a indicios de la cuestión traumática o disruptiva, si está atravesada la personalidad recientemente por todas las áreas intelectual, defensiva, afectiva, relacional y sexual, es que teóricamente el abuso fue reciente (...). Lo que quiero decir es que no es anterior o de primera infancia", afirmó. 

La psicóloga sostuvo que al momento de las entrevistas la joven tenía un discurso fluido y claro, que tiene un nivel intelectual acorde a la media de su grupo etáreo. En los tests aplicados, encontró que tiene mecanismos de defensa, como la represión, la intelectualización y la intromisión, y, en respuesta al fiscal Sergio Federico Obeid, dijo que pueden asociarse al hecho de haber sido invadida en su integridad sexual. Señaló que los mecanismos de defensa surgen ante la inestabilidad profunda.

Además, precisó que encontró un conflicto en cuanto a que la víctima percibe goce e insatisfacción en lo relacionado a la seducción. "La insatisfacción cuando está presente en lo sexual es porque hay una vivencia sostenida y marcada, una invasión, una afección. Son uno de los signos que son compatibles con esas vivencias que han sido intrusivas en su sexualidad", explicó.

Teruel está acusado en dos causas diferentes. En el primer expediente está imputado por abuso sexual agravado y corrupción de menores en perjuicio de una niña, estos hechos comenzaron cuando tenía 10 años y siguieron hasta los 13. En la causa acumulada, está acusado, junto a sus amigos Silvio Rodríguez y Gonzalo Farfán, por abuso sexual agravado en perjuicio de una joven de 19 años. Los testimonios de ayer fueron sobre este últlimo hecho. 

La amiga le cree al acusado

También declaró Fernanda Etchalar, amiga de Teruel y Farfán. "Yo le creo a Lautaro", dijo por videoconferencia desde Córdoba

Durante su testimonio se expusieron audios de una conversación entre ella y Teruel después de que la denunciante le contara a una amiga en común que había sido víctima de un abuso sexual.

"Le quisiera pedir disculpas si dice que estaba drogada (...), capaz que no estuvo en sus cabales. Me parece raro si es que ahora quiere hacer un daño con eso. Parecía que estaba todo bien", dice en esos audios Teruel, refiriéndose a la joven que lo denunció. También cuenta que entró en la habitación cuando ella estaba manteniendo relaciones íntimas con Rodríguez: "Yo me mandé, toqué la puerta. Pregunté si estaba todo bien y me metí". La denunciante afirma que el acusado entró repentinamente y ella no tuvo tiempo para defenderse.

Teruel también relata en esos audios una situación en la que habría habido consentimiento de la joven. Sin embargo, por lo que él mismo detalla, no le preguntó si estaba de acuerdo o no. Además, en su declaración Rodríguez dijo que él había conversado con la joven explicitando que quería estar solo con ella y no con otras personas, y aseguró que no había hablado ni con Teruel ni con Farfán y que tampoco había consentido una relación sexual en la que participaran ellos.

En los audios Teruel además dice que en el trayecto a su casa en su automóvil, Rodríguez y la denunciante iban en los asientos de atrás y ellos seguían manteniendo relaciones sexuales, como si el hecho de que la joven estuviera con su amigo lo hubiera habilitado también a él.

A medida que avanza la audiencia la defensa viene quedando más expuesta en su  cuestionamiento a la denunciante por haber ingerido bebidas alcohólicas, a muchos testigos le pregunta por su "forma de tomar" o si había consumido marihuana y si en esas condiciones se desinhibía sexualmente. Tanta insistencia mereció un llamado de atención de la querella. Cuando estaba haciendo este tipo de preguntas el abogado de Farfán, Marcos Gorriti, la querella advirtió que no estaban en el juicio para juzgar la "moral" de la joven sino su denuncia por un hecho de abuso sexual.

Sin demanda civil

Los dos hermanos de la joven también declararon ayer. Uno relató que supo del abuso sexual del mismo modo que toda la familia, por la denuncia pública en Facebook. En ese momento su hermana estaba en Buenos Aires y él estaba en su casa en Salta. Dijo que luego se reunieron en casa de su padre y madre, y tuvieron una llamada familiar en la que ella les dijo que regresaría a Salta para narrarles lo que había pasado. 

Sobre el hecho, recordó que su hermana le contó que había tomado un poco, que cuando estaba con Rodríguez, "entraron otras dos personas" (Teruel y Farfán) y Teruel "la abusó". "A ella le costó mucho hacer la denuncia", aseguró. 

El hermano dijo que en la familia es el más cercano a la joven, y que en un momento advirtió que cambió su comportamiento, ya no le hablaba, se encerraba en su cuarto, discutía con sus padres y quería irse a vivir a Buenos Aires, dejar la carrera y empezar otra similar en aquella provincia. Sostuvo que entonces lo atribuyó a un comportamiento propio de la edad y que nunca se imaginó que había sufrido un abuso sexual. Después pudo asociar esas conductas a este hecho. 

Por otra parte, destacó que su hermana regresó de Canadá, donde está residiendo, exclusivamente para asistir a este juicio, reseñó que no demandan un resarcimiento económico, si bien en su momento la habían presentado, la dejaron caer. 

El otro hermano recordó haber presenciado muchas discusiones en su casa por el deseo de la joven de irse de Salta y destacó que cuando le surgió la posibilidad de radicarse en Canadá no lo dudó. Afirmó que tras tomar conocimiento del abuso sexual por la denuncia pública, sintió mucha bronca hacia los imputados y hacia él mismo por no brindar a su hermana la confianza para que se lo contara. Dijo que esta situación les "cayó como una bomba en la casa".

Otra denuncia contra Teruel 

En 2014, Lautaro Teruel, quien entonces tenía 23 años, fue denunciado por la madre de una adolescente de 15 años tras encontrar en su celular que el joven le había enviado mensajes con fotografías de sus genitales. 

Según el relato asentado en la denuncia, a la que Salta/12 tuvo acceso, su hija le refirió que Teruel ya había hecho eso antes y ella se había enojado pero no dijo nada porque no quería tener problemas con la hermana de él, Jimena Teruel, a la que frecuentaba. La mujer relató que el padre de la adolescente le recriminó la situación a Lautaro Teruel, y éste le respondió "que estaba arrepentido y pedía perdón por lo sucedido". 

En su denuncia la madre dejó constancia de que había hablado con la hermana de Teruel, quien le dijo que no sabía nada y le pidió disculpas. La mujer también dijo que su hija le contó que Teruel solía preguntarle "si ya había tenido novio, si ya había tenido algo refiriéndose a relaciones sexuales, si ya había visto o buscado videos para saber cómo era o si le habían explicado en el colegio". 

A pesar del pedido de la madre para que se investigara este hecho, su denuncia, que recayó en la fiscalía entonces a cargo de Luján Sodero Calvet, no habría tenido trámite alguno.