El incendio que inició el 15 de noviembre en la localidad riojana de El Salado y llegó hasta la Cuesta de La Cébila, ubicada en las Sierras de Ambato, Catamarca, no pudo ser extinguido hasta el momento pese a la lluvia de la madrugada de ayer. Desde la Brigada de Incendios Forestales, contaron que ya  arrasó más de 2100 hectáreas y temen que llegue hasta las cumbres más altas, “porque siempre trae aparejados aludes, que terminan dejando a la zona oeste de la provincia incomunicada”, explicó el director de área, Eric García. Desde el año 2003 se quemaron 48 hectáreas de la cuesta.

En diálogo con Catamarca/12, García confirmó que pese a la lluvia que cayó en gran parte de provincia, en la zona del incendio fue casi nula la caída de agua, por lo que aún “hay tres focos activos en los que estamos trabajando”.

En este contexto, contó que en La Cébila se han desatado incendios terribles que consumieron la mayor parte de la biodiversidad del lugar. Relató que en 2003, el fuego afectó 15 mil hectáreas y que en esa ocasión las llamas también iniciaron en La Rioja. 

En noviembre de 2017, el foco comenzó en la localidad de concepción de Capayán (Catamarca) y las hectáreas consumidas fueron 31 mil, es decir “más del doble de las que se quemaron durante todo este año en la provincia (14 mil)”, comparó. Ahora, y por los trabajos realizados por la Brigada y Bomberos Voluntarios de la localidad de Chumbicha, el terreno afectado ha superado las 2100 hectáreas. “No podemos tener el dato preciso hasta que no deje de estar activo”, confirmó.

La cuesta, incluye un tramo de 25 kilómetros de la Ruta Nacional 60 que comunica a Catamarca y La Rioja con los departamentos del oeste catamarqueño como Belén, Andalgalá, Pomán, Tinogasta. En su parte más alta mide 1200 metros.

García detalló que los trabajos que realizaron con la Brigada de Incendios se centraron en la prevención porque “no queremos que el fuego pase para Catamarca, no sólo por una cuestión interprovincial, sino que del lado catamarqueño las montañas tienen mayor altura y ya se vio en años anteriores que, cuando los incendios afectan los pastizales de altura, trae aparejado como ocurrió en 2003 y 2017 los aludes que terminaron dañando la ruta y dejando sin comunicación al oeste”, dijo.

Historia trágica

La cuesta de La Cébila, está ubicada en una profunda quebrada, que lleva el mismo nombre. El camino atraviesa dos causes, que son cursos de agua temporarios. Cuando suceden los incendios, estos canales naturales no pueden arrastrar todo el material leñoso, seco o quemado, y se tapan. Es por esta razón, que cuando llueve, que el agua busca otros lugares para correr y termina provocando los aludes que arrasan sectores de la ruta que no están construidos ni reforzados para el paso del agua.

Fue el 3 de diciembre de 1987, cuando un aluvión en la cuesta arrastró un colectivo de pasajeros. El accidente se produjo alrededor de las 10 de la noche, cuando el vehículo tuvo que detenerse en la zona porque un tronco bloqueaba el camino. El sonido de las piedras y el agua bajando por la montaña, alertó a los choferes que intentaban despejar la ruta. Según relataron, intentaron avisar a los 24 pasajeros que esperaban dentro de micro, pero sólo lograron salir 6 de ellos, los demás quedaron sepultados bajo el lodo )18).

En 2005, y como consecuencia del incendio que consumió las partes altas de la cumbre en 2003, otro alud de barro destruyó gran parte de la calzada. El daño fue tanto que las obras demoraron casi 5 años en concluirse. Lo mismo sucedió en 2019 (luego del incendio de 2017), cuando la lluvia torrencial se “comió” 50 metros de ruta.

Desde el año 2003 hasta la fecha se quemaron 48 hectáreas de la cuesta (no existen datos de los incendios que provocaron el alud de 1987). En consecuencia, se perdió la mayoría de la biodiversidad de la zona. Incluso, algunos de los incendios afectaron sectores en donde ya habían pasado las llamas, por lo que la recuperación de la flora del lugar parece irrecuperable.

Al respecto, el biólogo Roberto Salinas, contó que el fuego de 2003 arrasó con el bosque de horcoquebracho (schinopsis marginata) que había en el lugar. “Ese fue el ecosistema más afectado y es casi irreversible su recuperación”, detalló.

Por otra parte, mencionó que la cuesta es el hábitat de corzuelas, ositos meleros, zorrinos y en las cumbres más altas aún existen tarucas. Las tarucas, es uno de los cuatro animales autóctonos del país declarado monumento natural nacional, con el objetivo protegerlo, ya que se encuentra en peligro de extinción.

Como sucede en el 95 por ciento de los casos, los incendios son provocados por el hombre. “Según los datos que tenemos, el de La Cébila también fue iniciado intencionalmente, pero no pudimos sindicar aún a los responsables”, concluyó García. 

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