Desde Bogotá

Voces de Paz nació en diciembre del año pasado como fruto del Acuerdo de Paz entre gobierno y FARC. Se trata de una agrupación política, que todavía no es partido, incluso registrada ante el Consejo Nacional Electoral. Desde entonces tiene asiento en el Congreso de la República acompañar la implementación del acuerdo de paz, consiguiendo participar en los debates más no votar. Sus integrantes han insistido en que no son el partido de las FARC, que aún no tiene nombre y se constituirá en agosto próximo durante el Congreso fundacional de su agrupación política, lo cual solo puede darse hasta la dejación total de sus armas. 

A cinco meses de debatir en el parlamento la implementación de la paz, Voces de Paz se consolida como una iniciativa ciudadana y voz crítica integrada por seis voceros. Tres para Senado y tres para cámara. Uno de ellos, el catedrático universitario Jairo Estrada, habló para PáginaI12 sobre su papel y preocupaciones en la actual fase de la materialización de la esquiva paz en Colombia.

–¿Cuáles han sido los mayores avances que han logrado hasta ahora en el Congreso?

–El abril ocurrieron varias cosas. La primera fue la del acto legislativo mediante el cual se regula el tránsito de las FARC-EP a partido político legal, es decir, todo el proceso de incorporación en la política. También se aprobó ya el estatuto de la oposición, aunque parece inaudito que la democracia de este país tenga que ofrecer garantías a la oposición, porque si el sistema político funcionara con las reglas no tendría que ofrecer nada, pero en este país hacer oposición ha representado ser perseguido y estigmatizado. El año pasado habían pasado la Ley de Amnistía y este año se reguló mediante decreto presidencial. Está en trámite ahora la ley de tierras.

–¿Y cuáles han sido las frustraciones?

–El proceso ha ido lento; es obvio que los desarrollos normativos son víctima de peticiones de los políticos para sacar dividendos. Es decir, se ponen en una dinámica de transacción esperando beneficios. Además algunos sectores  buscan renegociar los acuerdos. No me refiero a los que se oponen, sino a los que apoyaron en un principio y ahora piden que se renegocien algunos puntos. Para el caso colombiano es importante que empiece a marchar el Estatuto de Oposición y las garantías de seguridad para hacer política y para los ex combatientes. El acuerdo incluye ofrece garantías mínimas para debatir y hacer oposición en Colombia sin temor a ser perseguido, estigmatizado o asesinado.

–¿Cómo analiza la implementación en esta época que se viene de elecciones presidenciales?

–Es complejo. La ultraderecha colombiana que se ha opuesto y asegura que de triunfar volverán trizas los acuerdos. Se opusieron al diálogo. Pretendieron ganar la guerra militarmente y no lo consiguieron, luego, se opusieron a los diálogos, después a la firma y ahora a la implementación. Estamos convencidos de que cada vez que se vaya decantando el Proceso de Paz, el país va a querer mirar más hacia el futuro viendo la posibilidad que ofrecen los acuerdos y no regresar a ese panorama de la contienda política basada en la violencia.  Tal vez puede ser el deseo, pero hay suficientes elementos para creer que eso es posible, pero para esto es necesario que se logre una igualdad política para la participación.

–¿Y usted siente que la gente se está apropiando del Acuerdo de Paz?

–No, hay una débil apropiación. La gente no tiene suficiente conocimiento de los acuerdos y no los valora con la importancia que tienen. La contienda electoral que se avecina tendrá como bandera electoral a los acuerdos, para tratar de instaurar proyectos políticos a favor o no. Sin embargo, la gente considera que lo importante era desarmar a las FARC y ahí cambiaba la agenda política, pero eso es un grave error.

–Pensando en la campaña presidencial que sigue, ¿qué creería más útil para la paz del país?

–Sería apresurado responder. Primero, se deben realizar aproximaciones programáticas y luego ver los gruesos de la problemática nacional: por dignificación del trabajo, la estructura actual del gasto público, esclarecimiento de la verdad histórica para transformar la cultura de este país, en fin. 

–¿Qué decir sobre el que parece un nuevo genocidio contra líderes de izquierda? 

–Uno de los aspectos que explican el alzamiento es que no se han brindado garantías la oposición, pues el Estado responde hasta con organizaciones paramilitares. Se deben generar nuevas condiciones para superar esas manifestaciones de violencia. Es necesario que se tomen medidas para enfrentar esas organizaciones y exigen voluntad política.