Será que es año electoral, será que no alcanza con hacer otros metrobus, será que Losteau puso nervioso al macrismo... la cosa es que andan por Buenos Aires unos equipos de pintores de rodillo y brocha gorda pintando esquinas viejas. Es una suerte de brigada antigraffiti, que estaciona y pinta frentes y ochavas cubiertos de aerosoladas. Los pinta a ojo, con una paleta muy limitada que va del cremita al gris, y los pinta en las esquinas, que se ven más. Junto con invitaciones a masticar, a pasear en subte con las mascotas y a usar playas artificiales, es parte del masaje electoral macrista a los vecinos. El peligro de perder la mayoría automática en la Legislatura es claro y real, con lo que hay que ponerse creativo.

Para que quede claro, estas brigadas no pertenecen a ningún organismo técnico de la Ciudad que pueda tener alguna idea de qué están haciendo, sino que son enviadas por el ministerio de Acción Social. Este tipo de saltos jurisdiccionales son típicos de acciones electorales y no urbanas, de “ideas” surgidas de reuniones de operadores políticos o punteros. 

La falta de rigor de lo que hacen las brigadas es otro indicativo de que el motor es electoral. A los pintores no les interesa si el edificio que pintan es de piedra París o ya está pintado, si está catalogado –como el de la casa más antigua en las fotos– o no, si están operando en un Area de Protección Histórica o afuera. La única consideración es que el tono gris o cremita pegue con lo que hay alrededor. En la esquina de Pichincha y Chile hay un ejemplo más complejo, donde el PH grafitado tuvo su basamento pintado de gris oscuro y los muros de la planta baja de gris más claro. La razón por la que se pinta sólo la planta baja es porque hasta ahí llega el mango largo del rodillo y la razón que eligieron gris es porque la planta alta está agrisada de hollín.

Un límite que podría respetar Horacio Rodríguez Larreta es el de frenar a sus pintores en las APH. Si quiere mostrar genuino respeto por los edificios históricos vandalizados a puro aerosol podría hacer un programita de restauración de fachadas en serio. Pero el piné del programa queda simbolizado por el buzón de Avenida de Mayo, justo enfrente del ministerio de Cultura porteño, que terminó pintado de negro... Así nos va.