PáginaI12 En Gran Bretaña

Desde Londres

Un esqueleto negro de 24 pisos y 120 departamentos con bocas de fuego en ventanas devastadas, unos 12 muertos con un número indeterminado de desaparecidos, más de 500 personas sin hogar y muchas, demasiadas preguntas son el saldo provisional del incendio que consumió la Grenfell Tower, un gigantesco monoblock en North Kensington, oeste de Londres, cerca de la sofisticada Notting Hill Gate de las películas de Hollywood. 

La cada vez más titubeante y débil primera ministra Theresa May expresó su tristeza ante lo sucedido y suspendió todo anuncio respecto a un posible acuerdo con los unionistas protestantes que le permitiría formar gobierno luego de las desastrosas elecciones del jueves pasado. Pero el líder laborista Jeremy Corbyn, que parece haber dado en días el salto de líder popular a estadista, puso los puntos sobre las íes. “Hoy lo importante es salvar vidas, no perder el foco de ese objetivo. Mi simpatía es con la gente que está todavía atrapada en el monoblock, con los que lograron salir y con los bomberos, policías y servicios médicos que respondieron a este incendio. Mañana analizaremos qué pasó. Tenemos que ver qué sucedió con el sistema preventivo, con las salidas de emergencia, y ver si los que hicieron ese trabajo heroico y las autoridades municipales tenían los recursos que necesitaban”, dijo Corbyn. 

El dramático testimonio de los rescatistas y sobrevivientes daban unas cuantas pistas al respecto. Los vecinos del edificio, que habían salido entre llamas y cortinas de humo, coincidían en que no había sonado la alarma. Entre los rescatistas resaltaba una versión sobre salidas de emergencia y de ingreso para bomberos que no habían funcionado apropiadamente. Los expertos señalaban que edificios con este tipo de estructura arquitectónica tienen un dispositivo de compartimentación para este tipo de accidentes por el cual se puede contener el fuego en su lugar de origen, algo que podría haber evitado la tragedia. 

Varias versiones indicaban que el incendio se inició en el segundo - otros dicen en el cuarto piso - y que en cuestión de 20 o 30 minutos el edificio entero se había convertido en una bola de fuego “Vi gente que saltaba de los balcones y las ventanas, chicos que gritaban desesperados pidiendo ayuda. Lo más impresionante fue que todo pasó de cero a mil en cosa de minutos, muy rápidamente. Cuando empezó era una cosa muy pequeña y se expandió a una velocidad de terror”, dijo a la BBC Samira Awil.

Uno de los que logró escapar de ese infierno fue Mahad Egal que vivía en el cuarto piso con su mujer y dos chicos. “Al principio parecía controlable, pero en seguida se convirtió en llamas a medida que el revestimiento empezó a encenderse. Las escaleras estaban saturadas de humo, todo a oscuras, estábamos realmente aterrorizados. Es un milagro que nos hayamos salvado”, dijo Egal. 

Los testimonios circulaban con la velocidad de los mitos urbanos y la fuerza, imprecisión e incertidumbre que tienen los grandes traumas colectivos. Muy rápidamente circularon versiones de chicos que habían sido arrojados desde las ventanas para salvarles las vidas, pero los testimonios se superponían, unos hablaban de dos chicos, otros del cuarto piso, uno del décimo, algunos ignoraban si los niños habían sobrevivido, otros señalaban que milagrosamente habían sido recibido en los brazos de un vecino después de volar más de 11 pisos.

Hubo dramáticos testimonios de sobrevivientes y bomberos.

Una cosa estaba bien clara. Era el infierno, la clásica película catástrofe de entretenimiento había pasado a la categoría de atroz realidad. Esto es lo que dijo a la BBC Zoe, vecina del cuarto piso. “Vi gente que saltaba al vacío. Lo vi con mis propios ojos. Salí corriendo y cuando llegué a la planta baja no habían sonado las alarmas. Alguien dijo que el incendio lo había causado el cortocircuito de una heladera. No sé si es verdad” Paul Munakr consiguió escapar de las llamas desde su departamento en el séptimo piso. “Mientras yo bajaba ya había bomberos, verdaderamente increíble porque subían hacia el fuego para sacar al mayor número de personas dentro del edificio”, indicó Munakr.

El incendio se inició a la una de la mañana (21 hora de Argentina) y al lugar concurrieron 40 camiones de bomberos con 200 efectivos. La policía acordonó las calles en los alrededores del edificio y durante horas subsistió el peligro de que la Grenfell Tower se desmoronara. En una noche interminable, distintos testimonios hablaron de escombros que se desprendían del monoblock y ventanas abiertas que eran una boca negra de humo. “Estamos trabajando en condiciones muy difíciles. Hemos desplazado al lugar muchos recursos y especialistas”, indicó a la BBC en horas de la madrugada Dan Daly, comisionado auxiliar de los Bomberos de Londres.

El edificio fue reformado en mayo del pasado año. Las obras, que incluyeron cambios en la fachada y en el sistema de calefacción, costaron unos 10 millones de libras (casi 13 millones de dólares). El monoblock es parte de la vivienda social de la municipalidad que tercerizó su funcionamiento en la Kensington and Chelsea Tenant Managment Organisation (Kcmto) que asegura en su sitio de internet que está a cargo de unas 10 mil propiedades.  

Los vecinos se quejaron ante la BBC que tanto antes como durante las obras de reforma habían denunciado deficiencias en la seguridad del edificio. En la página web del Grenfell Action Group Residents’ Association advirtieron varias veces en los últimos años sobre la falta de seguridad del edificio y sus alrededores que no cumplía con las normas y regulaciones existentes. Ayer actualizaron un post. “Los lectores de este blog saben que hemos advertido muchas veces sobre las pobres condiciones de seguridad para incendios en este bloque y en otros de la zona. Lamentablemente nadie quiso escuchar nuestras advertencias”, señalaba. En noviembre, con escalofriante clarividencia, habían titulado un post “Playing with fire”. “El Grenfell Action Group cree que solo una catástrofe expondrá el grado de ineptitud e incompetencia de Kctmo para poner fin a esta situación”, indicaban. 

En 2009 hubo un incendio similar en un monoblock parecido a la Grenfell Tower en la zona de Camberwell, sur de Londres, con seis víctimas mortales. El juicio llevó a una multa de cerca de un millón de dólares para el municipio y a una revisión del marco regulatorio que debía regir para estos monoblocks. Hace tres meses se reveló que había un retraso en la versión final. En enero del año pasado, con David Cameron aún de primer ministro, los conservadores votaron en contra de una enmienda laborista para asegurar que la vivienda social en los monoblocks tuviera condiciones mínimas que la hicieran “habitable”. Entre los conservadores había 72 diputados con fuertes intereses inmobiliarios que podrían haber sido perjudicados por la medida. 

El impacto político es, sin embargo, más amplio. Desde que asumieron el poder en 2010 los conservadores lanzaron un programa de austeridad que significó la eliminación de 10 mil efectivos de las fuerzas de bomberos, la reducción del número de estaciones operativas para casos de incendio y un recorte presupuestario del 30 por ciento que se va a incrementar en un 20% más de acá a 2020. 

Los británicos, siempre obsesionados por medir todo, han hallado que el tiempo de respuesta de los bomberos ha aumentado más de medio minuto en este período, un tiempo intrascendente en la vida cotidiana, clave en emergencias. Las estadísticas gubernamentales muestran que el número de víctimas fatales por incendios aumentó un 15% respecto a 204-2015.

Los agujeros que deja la austeridad empiezan a resonar por todos lados. Hace 10 días el atentado en Londres, que dejó un saldo de 8 muertos y más de 60 heridos, puso de relieve los 20 mil policías que habían dejado la fuerza por ajustes presupuestarios. Los municipios están en una situación similar. En enero una investigación sobre las finanzas municipales en Inglaterra y Gales halló que más del 40% tendría que recortar el servicio que prestaba a su comunidad, porcentaje que aumentaba al 71% en temas de Atención Social. 

En las mismas filas conservadores le han advertido a Theresa May que no pueden continuar con la política de ajuste de los últimos siete años. Nadie sabe que va a hacer una primer ministro que cada vez se parece más a una marioneta sin mucho margen de maniobra propio. En todo caso, de concretarse, el aparente volantazo llegará demasiado tarde para las víctimas de la Grenfell Tower.