Hace siete años, el abogado Mariano Aiello y el historiador Osvaldo Bayer estrenaron el documental Awka Liwen, en el que mostraron que antes del genocidio de Julio Argentino Roca, eufemísticamente denominado “Campaña del Desierto” –aunque las tierras usurpadas a los indígenas eran en su mayoría fértiles– hubo otras “campañas” como, por ejemplo, la que llevó adelante el gobierno de Bernardino Rivadavia entre 1826 y 1827, a través del coronel prusiano Federico Rauch, que buscó exterminar a los indios ranqueles. Luego llegaría, sí, el exterminio de Roca en el que se calcula que murieron entre 10 mil y 14 mil indígenas. Y el film daba cuenta que, a través del exterminio, se hicieron negocios turbios con sus tierras. En un pasaje del documental, Bayer estableció una profunda denuncia: por aquella época el primer presidente de la Sociedad Rural Argentina, José Martínez de Hoz (el bisabuelo del ministro de Economía de la dictadura 1976-1983) obtuvo 2,5 millones de hectáreas, un territorio que, decía Bayer, era “más grande que El Salvador”.

Lo que ni Aiello ni Bayer se imaginaron era que ambos y el historiador Felipe Pigna –quien testimonió en Awka Liwen– iban a sufrir una demanda por parte de algunos integrantes de la familia Martínez de Hoz por aquella mención. La llave del nuevo film de Aiello, Martínez de Hoz (así, a secas), en el que Bayer es el narrador, es el juicio de censura contra su documental anterior que, no es un dato menor, fue incorporado como material de estudio en las escuelas dependientes del Ministerio de Educación de la Nación durante el gobierno kirchnerista. 

El film –que se estrenó el jueves pasado y que puede verse todos los días en Cine.Ar Sala Gaumont y los viernes en el Malba–, desarrolla los pormenores de lo sucedido a partir del proceso judicial contra Awka Liwen. Y, en paralelo, aborda la historia económica del país poniendo el foco en la historia de la propia familia Martínez de Hoz y la creación del Estado Nacional Argentino en función de y por las propias oligarquías rentistas. “El juicio de Awka Liwen contra Osvaldo, Felipe y yo terminó, lo ganamos y ahora en marzo de 2017 ellos iniciaron otro juicio contra mí por Awka Liwen ignorando que es cosa juzgada. Ahora, me iniciaron otro juicio por daños y perjuicios por lo que dijimos en Awka Liwen y, además, para prohibir el documental Martínez de Hoz”, cuenta Aiello en la entrevista con PáginaI12. 

–¿En vez de amedrentarse se sintieron con fuerza para hacer este nuevo documental?

–Pensamos que era necesario porque si en 2011 todavía no se podía hacer un documental sobre lo que había sucedido en el siglo XIX, nos dimos cuenta de que algo estaba pasando. Y teníamos que buscar las causas de por qué una Cámara de Apelaciones en lo Civil aceptara una demanda tan floja de papeles. Las causas de eso estaban en el poder económico y también en la propia construcción del Poder Judicial en la Argentina. 

–Se podría decir que el documental tiene dos ejes: por un lado, todo el relato del juicio que les hicieron los familiares de Martínez de Hoz y, por otro, la historia de esta familia, clave en el destino económico de la Argentina. ¿Por qué lo pensó de esta manera?

–Es eso y nosotros desarrollamos la historia económico-política de la Argentina, narrada a través de la historia de la familia Martínez de Hoz porque ellos, como las familias oligarcas del siglo XIX, fueron conformando un Estado-Nación para perpetuar su dominación sobre las clases subalternas y para seguir enriqueciéndose a través de los distintos gobiernos, de los cuales ellos participaban o ponían directamente. 

–¿Trabajó en conjunto con Osvaldo Bayer la investigación para este documental?

–En éste, la investigación la hice principalmente yo porque más que todo desarrolla procesos económicos. 

–¿Cómo llegó a la conclusión de que el bisabuelo de José Alfredo Martínez de Hoz colaboró con la autodenominada Campaña del Desierto?

–Hay fuentes primarias que son distintas ediciones del diario La Prensa, de varios días de diciembre de 1878. Esos ejemplares los conseguimos en la Biblioteca Nacional y las imágenes de esos diarios están en este documental. En algunos, la noticia del día dice que “el señor José Martínez de Hoz ha suscripto mil leguas cuadradas, territorio que ha de entregarse una vez que se corra la frontera hacia la línea sur”. O sea, era lo que estaban haciendo para la Campaña del Desierto. Mil leguas cuadradas son 2,5 millones de hectáreas. Y para eso pagó los bonos que con la Ley Avellaneda se emitían. Eran bonos nominativos que decían la cantidad de tierra que se le daba a cada suscriptor y la cantidad de pesos fuertes que había erogado por esa compra. Esos bonos están y se pueden conocer en el Archivo General de la Nación.

–¿El documental busca demostrar que una generación Martínez de Hoz afectó las tierras, mientras que otra a la industria?

–Sí, una parte de esa oligarquía diversificó hacia los primeros procesos de sustitución de importaciones a partir de los 30, después de la crisis del 29 que acá llegó más tarde. Entonces, parte de esa gran oligarquía con protección estatal, con las distintas dictaduras y después con los gobiernos conservadores hasta el gobierno de Perón, fueron creciendo con ese modelo de sustitución de importaciones totalmente protegido por el Estado y en gran parte financiado por el mismo. De cualquier manera, el continuo ejercicio del poder por estas clases hegemónicas fue un ancla muy grande que no permitió el desarrollo industrial ni tampoco el desarrollo político de la Argentina. 

–¿La segunda parte del documental pretende denunciar que el ministro de Economía de Jorge Rafael Videla fue el jefe de la pata civil de la dictadura?

–Sí, yo creo que fue uno de los grandes jefes y que trabajó en conjunto con todos los otros sectores de la llamada “Patria contratista” en ese momento, que ahora está más vigente que nunca. También hay un documento en el diario La Nación que dice que para el golpe de Estado del 76 la primera reunión se gestó en la casa de José Alfredo Martínez de Hoz, justamente después de la muerte del general Perón. El fue un factor muy importante en la génesis, el desarrollo y después en todo el gobierno de la dictadura. 

–¿Encuentra resabios de la política económica de Martínez de Hoz en la actualidad? Si bien la película fue hecha antes del gobierno de Mauricio Macri, ¿cree que cobra una mayor vigencia en el momento de su estreno?

–Sí, yo creo que Martínez de Hoz estaría muy contento con el gobierno de Macri. Lo que pasa es que el gobierno de Macri, en términos económicos, es mucho más perjudicial para la Argentina que el de Martínez de Hoz. Aun Martínez de Hoz, que fue un asesino, no era tan perjudicial ni tan dañino para los intereses de la Argentina como esta gente. O sea, el gran negociado de la última dictadura que terminó Martínez de Hoz fue el caso Italo Argentino, que implicó alrededor de 300 millones de dólares. Lo que estamos viendo permanentemente en la Argentina, con la gente que está en el poder, Macri y todos sus ministros, la fuga de los capitales por los Panamá Papers, la condonación de la deuda del Correo Argentino son sumas que superan por decenas o más los montos que Martínez de Hoz seguramente robó durante la dictadura. 

–¿Usted sufrió amenazas por este documental?

–Por el anterior y por éste. Sufrí amenazas telefónicas en marzo de 2011, después enviaron gente. Sufrí tres robos de plata y equipos. En un momento, durante el gobierno anterior, fui a la Subsecretaría de Derechos Humanos y me dieron un teléfono de protección de testigos con botón de pánico. Ahora vivo en Berlín, pero me mudé porque trabajo allá. No fue por otra razón, pero, por ejemplo, estrenamos Martínez de Hoz en un cine de Berlín en octubre de 2016 y en marzo de 2017, cuando vimos la demanda acá en la Argentina había fotos en el expediente del estreno en Berlín. Y no eran fotos de diarios sino fotos que alguien tomó en el cine.