Después de varias idas y vueltas, de negociaciones truncas y sesiones que se cayeron a último momento, el Frente de Todos se prepara para reinstalar el debate por la reforma de la Corte Suprema. El avance de la causa Vialidad, primero, y el atentado contra Cristina Fernández de Kirchner, después, supusieron un antes y un después para todo un sector del kirchnerismo que observa un clima más propicio para sentarse a negociar con algunos de los senadores más díscolos. Una de las principales trabas tenía nombre y apellido: Adolfo Rodríguez Saá, senador oficialista que se resistía a acompañar el proyecto impulsado por los gobernadores que ampliaba a 25 el número de supremos. El verdadero obstáculo, sin embargo, estaba vinculado más que nada a las reiteradas ausencias de senadores propios --principalmente por cuestiones de salud-- que, ante el frágil estado de las negociaciones con algunos aliados, no les permitía arriesgarse a "ir a la guerra" con Juntos por el Cambio (que se opone con firmeza al proyecto). El quórum alcanzado en la sesión de repudio al atentado a la vicepresidenta, sin embargo, abre un nuevo escenario de optimismo para el FdT.

"Ahí tenés nuestra mayoría, ahí está nuestro quórum para impulsar lo de la Corte", visualizó un senador oficialista el jueves, horas después de que el Senado aprobara un proyecto de repudio al intento de asesinato a la vicepresidenta. El senador se refería así a la mayoría circunstancial que el FdT había logrado conseguir gracias al acompañamiento de tres aliades clave: la misionera Magdalena Solari Quintana, el rionegrino Alberto Weretilneck y la riojana Clara Vega. Frente al faltazo de JxC, el FdT había quedado en una situación delicada (ya que no contaba con quórum propio), sin embargo el respaldo de estos tres senadores terminó habilitando a que el Senado pudiera brindar una una respuesta institucional al ataque contra CFK. Más que eso: para una parte del oficialismo, el respaldo de esos tres senadores abría una nueva etapa de consolidación política que les permitiría avanzar con una agenda judicial que se había tenido que posponer por no contar con el número. Para una parte del FdT significaba, fundamentalmente, la posibilidad de retomar del debate por la ampliación de la Corte Suprema. 

Originalmente, la discusión en torno a una reforma de la Corte Suprema de Justicia comenzó hace cuatro meses, como respuesta del FdT al desembarco de Horacio Rosatti al Consejo de la Magistratura. Se presentaron, entonces, varios proyectos y terminó prevaleciendo el que propusieron los mandatarios peronistas de la "Liga de Gobernadores", que amplía a 25 el número de supremos (uno por provincia y respetando la paridad de género). La iniciativa consiguió dictamen a finales de junio y, en dos ocasiones diferentes, el oficialismo amagó con llevarlo al recinto. Las dos veces, sin embargo, la convocatoria se terminó cayendo por falta de número.

El principal problema del FdT, que cuenta con 35 senadores propios, es que siempre necesita del acompañamiento de al menos dos aliados para alcanzar el quórum. Por lo general, el oficialismo no tiene grandes problemas para hacerse con el número, sin embargo, las numerosas bajas por problemas de Salud que estuvo teniendo el interbloque en el último mes --Antonio Rodas, Cristina López Valverde, entre otres senadores--, así como la resistencia de Adolfo Rodríguez Saá y Alberto Weretilneck a acompañar el proyecto de los gobernadores, terminó dejando en stand by el debate por una reforma de la Corte. El oficialismo no quería arriesgarse a tensionar con JxC --que defiende a capa y espada la constitución actual del máximo tribunal-- estando en una posición de debilidad, por lo que dejó correr el tiempo, priorizando el tratamiento de proyectos económicos y de consenso. 

Durante todo ese tiempo, sin embargo, el interbloque oficialista nunca dejó de discutir el tema. En reuniones, a veces, con la propia CFK, José Mayans, Oscar Parrilli, Guillermo Snopek y otres senadores buscaban que se abriera una ventana para poder volver a plantear el debate. Finalmente, esa ventana se abrió esta última semana luego del intento de asesinato a CFK. El interbloque oficialista da cuenta que el ataque a la vicepresidenta "sensibilizó" a varios senadores que no estaban tan convencidos de avanzar en la reforma de la Corte y generó un clima propicio para volver a reinstalar el debate. "El panorama es otro ahora. Ya no hay margen para la especulación política", aseguró una de las espadas del oficialismo que encabeza las negociaciones para aprobar el proyecto.

El FdT necesita, como mínimo, convencer a tres senadores que acompañen el proyecto o, al menos, den quórum. Esto se debe a que el senador oficialista Maurice Closs está enfermo, por lo que el FdT debe arrancar a pescar con uno menos. "Vega y Solari Quintana son nuestras", aseguran desde el oficialismo. El ojo, por lo tanto, está puesto en Weretilneck y Rodríguez Saá, las dos figuritas difíciles --una opositora, otra oficialista-- que insisten en defender sus propios proyectos: el puntano propone una Corte de nueve miembros, el rionegrino una de 16 (ambos sosteniendo paridad de género y el federalismo). "Ya no hay más margen para tensionar", advirtió, sin embargo, un senador del FdT. En los últimos días, las conversaciones con Rodríguez Saá --que también estuvo con problemas de Salud-- y Weretilneck se estuvieron intensificando y fuentes del oficialismo consideran que darán "el brazo a torcer". En el entorno del rionegrino, sin embargo, insisten en que se mantendrán "firmes" en su planteo. "No vamos a negociar", reiteran, como hace dos meses. El oficialismo no descarta que Weretilneck pueda ayudarles al menos con el quórum y, dado que es un proyecto que se aprueba con mayoría simple, garantizar la aprobación con un senador menos.

El interbloque oficialista, que preside José Mayans, tiene planeado volver a sesionar el 22 de septiembre. Son varias las iniciativas que se están barajando para el temario --como la de consultas populares o los pliegos de varios jueces--, pero la expectativa de un sector del kirchnerismo es lograr alcanzar los acuerdos para aprobar la reforma de la Corte. "Estamos muy al límite con los números, pero lo del jueves fue una expresión política de la situación del Senado: tenemos mayoría, tenemos quórum propio y vamos a poder debatir el tema con el consenso de nuestros aliados", se esperanzó un senador oficialista. Tal vez la tercera sea la vencida.