Trayectorias es un ciclo creado por el Centro Cultural Kirchner para homenajear la obra de figuras emblemáticas de la música popular argentina. A propósito del pulso federal que cobrará el evento, se decidió inagurar esta flamante etapa tributando la obra de Ramón Ayala. Lo que sucederá en dos partes. Si bien la segunda sucederá este mes en Misiones, provincia natal del artista, la primera aconteció el domingo en la noche en el Auditorio Nacional del centro cultural ubicado en Sarmiento 151. Y contó con la presencia del propio agasajado. A pesar de haber alcanzado los 95 años en marzo pasado, se le vio muy lúcido y especialmente impetuoso. Tal como suele ser su carácter. Aunque entró caminando a la sala con la ayuda de su pareja y su manager, el de Garupá consiguió encontrar la ocasión para saludar a la audiencia agitando su puño derecho.

Con esa intensidad comenzó la ceremonia, cuyo concepto artístico sólo pudo despegar una vez que se apagara la ovación introductoria y los comensales saciaran el saludo aproximándose hacia donde el Maestro se encontraba sentado, frente al escenario. Desde ahí, Ayala pudo ser testigo de un breve compendio de su inabarcable obra. En esta oportunidad, el programa se repartió en dos segmentos. El primero estuvo a cargo de una orquesta de cuerdas dirigida por Juan de Dios Rivas, que se encargó de interpretar una selección de gualambaos instrumentales: género creado por el artista multidisciplinario y que lo terminó inmortalizando como uno de los máximos exponentes de la música del Litoral. En tanto que el desenlace del show contó con la curaduría de Maru Figueroa, y se enfocó en recrear algunos de sus mayores éxitos.

El viejo río que va. Concierto para Ramón Ayala: “El Mensú" fue el nombre de este tributo, que comenzó con una voz en off que recitaba el contundente poema “Ser”. “Fuiste convocado a este mundo por la magia del amor o del placer”, versa uno de los pasajes de esta oda que se refiere a la existencia y al paso por este mundo, y que estuvo contenida por un paisaje sonoro que se debatía entre lo inhóspito y lo cósmico. Entonces entró al escenario la orquesta dirigida por Rivas para interpretar “Alma de lapacho”, con un arreglo que mantuvo la impronta selvática de la pieza. A la que le secundó “Corochiré”, que se vistió de gracia con el ingreso de una pareja de bailarines. Esta sección del espectáculo concluyó con una versión de la pieza que inauguró el género que el músico, compositor, poeta y pintor manufacturó: “El gualambao”.

Imagen: Gentileza Fede Kaplun - CCK.

Ante la mirada antenta del homenajeado, la orquesta se fusionó con el ensamble popular entrerriano De Costa a Costa, y un minuto más tarde empezó a tomar forma el segmento del show constituido por los clásicos de Ayala. Cecilia Pahl le puso voz a “Posadeña linda”, mientras que Nadia Larcher la relevó para cantar “Retrato de un pescador”. Ahí apareció el retrato familiar del show, al igual que el invitado más inesperado por el público que colmó el Auditorio Nacional: Walas, cantante de la banda de rock Massacre, quien interpretó “El Mensú”. Sucede que aparte de ser sobrino del Maestro, particularmente esa canción con tintes autobiográficos está firmada por Ayala y el padre del vocalista, el violinista Vicente Cidade. Por eso la ejecutó con suma propiedad, al tiempo que incursionaba en un estilo musical que le sienta bien a su perfil vocal.

A manera de corolario del espectáculo, Walas se quedó en el escenario, y esperó al regreso de Pahl y Larcher para cantar juntos “El cosechero”, respaldados por la fusión de la orquesta dirigida por Juan de Dios Rivas y del ensamble De Costa a Costa. Después de un aplauso largo y sostenido, el ministro de Cultura de la Nación, Tristán Bauer, entró en el aforo acompañado por las autoridades de la entidad que representa y del CCK, para hacerle entrega a Ayala de una placa que ahonda en la trascendencia de su aporte a la cultura argentina. En medio del “olé, olé”, el funcionario, tras saludar al misionero, manifestó: “Ramón querido, desde el CCK estamos emocionados. Gracias por tu música y por tu obra. Qué viva la música argentina, y que viva Ramón Ayala”. Y sí. Que viva por mucho tiempo más.