El exintendente de General Pueyrredón, Carlos Fernando Arroyo, que gobernó el distrito por Cambiemos entre 2015 y 2019, murió ayer por la noche a los 77 años en Mar del Plata.

Arroyo era abogado y desde el retorno de la democracia había participado en todos los comicios que se celebraron en Mar del Plata. En 1991 ocupó la Dirección de Tránsito bajo la gestión del intendente Mario Russak. Había ocupado el mismo cargo a fines de los '70, cuando Russak era intendente de facto.

Durante 27 años, Arroyo se dedicó a la docencia, actividad que le permitió llegar al puesto de director de la Escuela Media 2, como se conocía el establecimiento secundario de Hipólito Yrigoyen al 1400 de la ciudad atlántica.

En 2015, Arroyo derrotó en las elecciones comunales a Gustavo Pulti, que intentaba alcanzar su tercer mandato
, y se convirtió en intendente al frente de la lista de Juntos por el Cambio. En 2019, rompió con el macrismo e intentó buscar su reelección con una agrupación vecinalista que solo obtuvo el 4 por ciento de los votos en esos comicios.

El fallecido exjefe comunal fue una figura controvertida. A comienzos de 1994, Arroyo fue denunciado por la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) y la Sociedad Unión Israelita Marplatense (SUIM). Ambas entidades alegaron que en su despacho había simbología nazi y que portaba una cruz esvástica en el saco. El funcionario, conocido por su carácter fuerte y sus modales agresivos, negó tener objetos del Tercer Reich y dijo sentirse apenado por tamaña imputación. Eso sí: admitió que tenía un busto de Erwin Rommel y que se lo habían regalado.

No era la única coincidencia con el mariscal que luchó al frente del Afrika Korps en la Segunda Guerra. Brillante estratega, Rommel fue apodado "Zorro del Desierto". Arroyo se hacía llamar "Zorro 1". Cuando el diario La Capital lo inquirió sobre eso, respondió: "Dígame: ¿cómo llama la población de Mar del Plata a la policía de tránsito? Son los zorros. Y yo soy su jefe. Es elemental que yo sea 'Zorro 1'".