“La eternidad es solamente ausencia de tiempo”. La frase la dice uno de los personajes de Sorpresa. Divertimento en el más allá (Adriana Hidalgo), la primera novela que publicó Achille Mauri, escritor tardío, viajero indómito, guionista y productor de cine, curioso insaciable y presidente del holding editorial Messaggerie Italiane y de la Escuela para Libreros Umberto y Elisabetta Mauri, que murió a los 83 años en un hospital de Rosario, en Argentina, donde estaba internado por problemas pulmonares. Mauri, que estaba casado con una argentina y fue uno de los productores de la película Garage Olimpo, convivió con notables de la cultura en varios frentes: su padre fue el productor teatral de Eugène Ionesco; Pier Paolo Pasolini estuvo enamorado de su hermano Fabio Mauri (1926-2009), artista visual de una obra multiforme; su tío, Valentino Bompiani, fue fundador de la editorial que históricamente lleva ese apellido emblemático en el mundo de la edición, y fue amigo de Umberto Eco, además de haber sido su editor en la revista Versus, donde publicaron Noam Chomsky, Roman Jakobson y Félix Guattari, entre otros.

Mauri nació en Rímini el 4 de septiembre de 1939 y creció en Milán, en una familia vinculada con la industria editorial y la cultura. Su carrera profesional empezó en 1957 en Mondadori. Una década después, en 1965, debutó en el mundo editorial con Achille Mauri Editores, un taller de libros de arte que produjo, entre otros, trabajos sobre Baj, Castellani, Fontana y su hermano, Fabio Mauri. En 1968 fue Consejero Delegado de Messaggerie Periodici y un año más tarde fundó la editorial L’Esperto, una empresa de servicios editoriales que editaba enciclopedias, libros y periódicos para otras editoriales. 

Después de un viaje a Benín, donde buscó documentar la cultura y las tradiciones de ese país de habla francesa en el oeste de África, en 1974 creó la productora de cine y televisión Pontaccio y produjo el cortometraje Magia d’Africa, de la que también fue director y que luego sería emitida por la RAI en cinco capítulos. Fue uno de los productores de Garage Olimpo, dirigida por Marco Bechis, y escribió también varios guiones cinematográficos.

“Sorpresa. Porque apenas fallecí mientras dormía, me desperté vivo, me bajé de la cama y ahora estoy aquí, en un garaje cercano a mi casa, en el Porsche rojo de unos amigos de mi hijo, y aquí llegué porque esta es la nueva residencia de mi gato Ely”. Así comienza Sorpresa. Divertimento en el más allá, primera novela de Mauri en la que imagina el reencuentro de almas que abandonan sus cuerpos para compartir la eternidad, una “verdadera resurrección”, en palabra de uno de los personajes de esta novela muy teatral, a puro diálogo. 

“Mi familia era laica, pero mi hermano Fabio era muy religioso. Y yo le planteaba cuestiones con las que no estaba de acuerdo, como la frase ‘los últimos serán los primeros’. ¿Cómo vamos a ser los últimos, si nos educan para ser los primeros? ¿Cómo podemos llegar al otro mundo últimos, si tenemos que ir al infierno? Mi idea del otro mundo es como una biblioteca, donde hay pasado, presente y en cuanto al futuro habrá que esperar un rato. Nuestra vida es muy corta y la idea de la novela me vino del hecho de pensar que en el otro mundo hay una biblioteca o una librería. No puedo concebir el otro mundo sin cuentos y sin libros”, explicaba el escritor y editor italiano en una entrevista con Página/12.

“Una vez que nos sacan el problema del sexo, el problema de la edad, el nivel social, lo que queda, ¿es poco o es mucho? Es mucho porque sin barreras de sexo, de edad, de clase, uno se puede casar en lo que sería un matrimonio de almas, y el alma es la memoria de una vida y uno puede vivir lo que vivieron los demás”, decía Mauri, que escribió y publicó una segunda novela, La paradoja de Achille (Adriana Hidalgo), secuela irresistible de la primera, donde el protagonista deviene celebridad entre los habitantes del otro mundo y es invitado a dar conferencias. 

Elegante y conversador, de esos que pueden estar horas hablando y el mundo parece detenerse ante el cofre abierto de historias y anécdotas que desplegaba, el escritor italiano estaba preocupado por las dificultades de la industria editorial. “Las editoriales tienen dos graves problemas. El primero es la influencia de grandes capitales que no tienen nada que ver con el mundo editorial. El gran monstruo es Amazon. El segundo es que hay diletantes que publican cualquier cosa. El trabajo de un editor consiste más en decir ‘no’ que ‘sí’”. Mauri transformó la curiosidad intelectual en una razón para vivir.