Los líderes demócratas del Congreso de Estados Unidos anunciaron ayer un proyecto de ley bipartidista para imponer nuevas sanciones a Rusia por su supuesta injerencia en las elecciones estadounidenses y sus acciones en Ucrania. El plan se votará la próxima semana y en caso de aprobarse, dará al Congreso una nueva habilidad para impedir que el gobierno suavice las sanciones contra Moscú. 

El proyecto de ley, que trata de sortear un veto del presidente Donald Trump, incluiría nuevas sanciones contra Rusia, Irán y Corea del Norte. Es una variación del plan aprobado por el Senado a mediados de junio, que contenía sanciones contra Rusia e Irán pero que se estancó en la Cámara de Representantes, debido a que legisladores republicanos propusieron incluir a Corea del Norte en la medida, y en parte por la presión de la industria petrolera estadounidense sobre su posible pérdida de negocios con compañías rusas. Por el momento, los líderes republicanos, como el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, o el senador Mitch McConnell de Kentucky, no se pronunciaron públicamente al respecto.  

La Cámara de Representantes tiene previsto votar el proyecto el próximo martes, y el Senado hará lo propio poco después, según informan varios medios. La votación se hará bajo un procedimiento exprés reservado para proyectos de ley que cuentan con mucho respaldo, y se espera que se apruebe por una mayoría de dos tercios en ambas cámaras, un apoyo lo suficientemente amplio como para invalidar cualquier veto que Trump pudiera decidir imponer sobre la legislación. 

Si el apoyo a la ley no llega a los dos tercios de ambas cámaras, Trump deberá elegir entre vetar el proyecto y espolear aún más críticas sobre sus presuntos lazos con el Kremlin, o firmarlo e imponer unas sanciones con las que no está de acuerdo. La Casa Blanca argumentó que aumentar las sanciones a Moscú complicaría su esfuerzo para enderezar las relaciones con Rusia y , sobre todo, protestó por un mecanismo que limitaría la capacidad de Trump de levantar las restricciones. En efecto, Trump sólo podría levantar las sanciones a Rusia con la aprobación del Congreso, una condición que la Casa Blanca trató de eliminar del proyecto sin éxito y que revela la desconfianza de muchos legisladores en el criterio del mandatario en lo que a Moscú se refiere. 

El nuevo texto impondría sanciones a Rusia no sólo por su interferencia en las elecciones presidenciales del 2016, sino también por su actividad militar en el este de Ucrania y su anexión de la península ucraniana de Crimea en el 2014. La ley sancionaría además a rusos implicadas en violaciones de derechos humanos, responsables de ciberataques e individuos que hayan suministrado armas al régimen sirio de Bashar al Asad. 

Los demócratas y algunos republicanos mostraron preocupación ante la posibilidad de que Trump esté considerando devolver a Rusia dos complejos en Maryland y Nueva York que fueron incautados por el gobierno del ex presidente Barack Obama en diciembre. “Dadas las múltiples transgresiones de Rusia, y la aparente impericia del presidente Trump para lidiar con ello, una ley de sanciones fuerte como la que han acordado demócratas y republicanos es esencial”, dijo el líder de la minoría en el Senado, Chuck Schumer, en un comunicado. 

Entre otros ajustes, el nuevo proyecto de ley fue modificado para asegurar que no afectaría un importante oleoducto usado para transportar petróleo desde Kazajistán a Ucrania a través de Rusia, así como un ducto de gas natural que corre desde Rusia hasta Alemania.

En cuanto a Irán, el proyecto de ley impone sanciones financieras y prohíbe la entrada a Estados Unidos a personas implicadas en el programa de misiles balísticos de Irán y a aquellos que negocien con ellos. La ley también obligaría al gobierno estadounidense a aplicar sanciones a la Guardia Revolucionaria de Irán por su apoyo del terrorismo y a sancionar a violadores de derechos humanos. 

Por su parte, los líderes republicanos en la Cámara Baja decidieron recientemente incorporar al proyecto unas sanciones contra Corea del Norte que ese hemiciclo aprobó en mayo y que aún no habían recibido el visto bueno del Senado. Esas sanciones prohibirían la entrada en Estados Unidos de bienes producidos gracias a trabajos forzados en Corea del Norte, y vetarían la llegada a puertos estadounidenses de barcos norcoreanos o provenientes de países que no implementen las resoluciones de la ONU en contra de Pyongyang. 

“Mi preferencia en el último mes ha sido que la Cámara adopte y apruebe la legislación que aprobó el Senado, pero acojo con beneplácito el proyecto de ley de la Cámara de Representantes, producto de intensas negociaciones”, dijo el senador de Maryland, Ben Cardin, principal demócrata en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado. “Creo que los cambios propuestos al proyecto de ley han ayudado a aclarar la intención de los miembros del Congreso, así como expresar solidaridad con nuestros aliados más cercanos en la lucha contra la agresión rusa y responsabilizar al Kremlin por sus actividades desestabilizadoras”, añadió.

Sin embargo, la representante Nancy Pelosi de California, líder demócrata, dio un tono notablemente diferente. En un comunicado, dijo que estaba preocupada por los cambios que impusieron los republicanos porque solamente le darían al liderazgo republicano para originar acciones en la Cámara con el fin de evitar que la administración de Trump revierta las sanciones. También se mostró preocupada por la posibilidad de añadir sanciones contra Corea del Norte al paquete, cuestionando si podría provocar retrasos en el Senado. 

Según el portal web de CNN, el portavoz del Kremlin Dmitry Peskov dijo a través de un mensaje de texto, que veía este proyecto “muy negativo”.