El vértigo con el que se desarrollan los hechos no permite en muchas ocasiones detenerse para repasar lo transcurrido, principalmente cuando los episodios son del más alto relieve.

La Selección Argentina de fútbol volvió a llegar a la cima del mundo por tercera vez el 18 de diciembre pasado, en la lejana Doha, alcanzando la tercera Copa del Mundo de su historia. Lo que ocurrió después del penal ejecutado por Gonzalo Montiel transcurrió entre llantos de felicidad, abrazos eternos, reconocimientos y desahogos.

Lo curioso de todo fue que en medio de ese clima, el seleccionado no pudo completar la vuelta olímpica tradicional que realizan todos los campeones. El movimiento de gente entre los que se encontraban jugadores, familiares de estos, amigos, dirigentes e infiltrados, inició su recorrido por el campo de juego del estadio Lusail pero se detuvo en el arco donde terminó marcando la igualdad en tres Kylian Mbappé. 

El recorrido no fue total, debido a que el desborde emocional fue de tal magnitud que impidió que el plantel se preocupara por completarlo. Un poco más de tres meses después se pudo concretar en la cancha de River, en un escenario que fue colmado en su capacidad (83.214 personas), que tuvieron el privilegio de compartir esa imagen con el equipo comandado por Lionel Messi.

La Copa en lo alto y los protagonistas caminando por el césped luciéndola para la gente fue el punto culminante de la jornada. El encuentro amistoso ante Panamá sirvió para volver a sentir el idilio que existe entre los futbolistas y el público, que comenzó a gestarse durante el transcurso de las últimas eliminatorias, y que tuvo su punto de ebullición en la noche del 10 de julio de 2021 en el mítico Maracaná.

La muestra real fue lo que sucedió 48 horas después de la final en Qatar, con un país paralizado por este conjunto. La marea no permitió que los campeones circulen por la ciudad a bordo de un micro descapotable, y se interrumpió a pocos kilómetros del predio de Ezeiza. 

La situación fue diferente ahora, y el traslado hacia Núñez se concretó de manera ordenada. La celebración se inició en las calles con los saludos para los jugadores, que ofrecieron mucha predisposición para estar cerca de sus fieles. Los que aparecieron al costado del camino se llenaron el pecho con esa pasarela, teniendo en cuenta que representaban a millones que observaron todo por televisión.

El plantel había realizado algo similar allá en Qatar, cuando salió -cerca de la medianoche- del estadio para ofrecer el trofeo por el boulevard Lusail, una avenida a pocas cuadras que cuenta con una iluminación que la transforma en aún más fascinante. El deseo de ellos era volver a vivir esa imagen en Buenos Aires, y pudieron sellarlo este 23 de marzo.

El apoyo en River fue unánime para un grupo que obtuvo lo más difícil: la aceptación de toda una nación. Más allá de los vaivenes futbolísticos que pudieron aparecer en este último proceso, el reconocimiento al esfuerzo y el sacrificio fue lo destacado. Inclusive, son pocos los que dudan que la reacción de los argentinos no hubiera sido la misma, si el equipo no ganaba la corona mundial.

Hombres, mujeres, grandes y chicos rindieron pleitesía a otros jóvenes que pudieron brindarle un fin de año 2022 sublime. Messi, De Paul, Mac Allister, Scaloni, Aimar, Fernández, Martínez, Alvarez, Romero, Acuña, Molina, entre otros, son los receptores de un cariño que amenaza con perdurar en el tiempo. El empuje que reciben en el campo de juego los invade también de emoción a ellos, que disfrutan de la misma manera que si estuvieran en las tribunas. 

Las estrellas, esta vez, estuvieron en la tierra, pero entendían que si la vida los transportaba por otro lado podrían haber estado mezclados con toda esa multitud. El enlace entre ambos se percibe eterno, y no habrá desengaño posible que pueda romper semejante unión. 

La fiesta que comenzó en Qatar terminó en Argentina con corazones exaltados, en el inicio de un otoño que tardó en llegar, pero al que le cuesta insertarse por el calor que le imprime un pueblo desbordado de felicidad.

El compromiso ante los panameños quedó atrás para darle lugar a ella: la Copa del Mundo. La gran protagonista de la noche. El trofeo apareció después de las diez y media e iluminó el cielo negro. El que observó cada detalle de lo que ocurría ahí abajo, probablemente, habrá sido el hombre que también se topó de frente con el éxito mayor. Ese mismo que se hizo esperar durante 36 años, y por ese motivo será recordado de manera eterna. 


Síntesis del partido:


2 ARGENTINA: E. Martínez; Molina, Romero, Otamendi, Tagliafico; De Paul, E. Fernandez, MacAllister; Messi, Alvarez, Di María. DT: Lionel Scaloni.

0 PANAMA: J. Guerra; I. Anderson, Fariña, R. Peralta, Galván; J. Ramos, Gudiño, Quintero; Murillo, Stephens, Córdoba. DT: Jorge Luis Dely Valdés.

Estadio: River.

Arbitro: Christian Ferreyra (Uruguay).

Goles: 78m Amada (A); 89m Messi (A).

Cambios: 46m L. Martínez por Otamendi, Almada por Mac Allister y L. Martínez por Alvarez (A), V. Medina por Quintero y Browne por Córdoba (P), 60m Paredes por E. Fernández y Dybala por Di María (A), 68m G. Hernández por Fariña y Casazola por Galván (P), 69m Acuña por Tagliafico (A), 76m Camargo por Murillo (P).