Para arrancar, nada mejor que los números duros de la Competencia Oficial Internacional del 24° Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente, que ya comenzó a desplegar sus alas: 26 títulos en total, 14 largometrajes y 12 cortos, reunidos en una única sección, como viene siendo la costumbre desde hace un par de años. 14 películas de duraciones que van desde los 70 hasta los 123 minutos (en el caso de los relatos breves, de los 5 a los 37) llegadas desde diversos continentes. Chile, España, Francia, Hungría, India, Italia, Japón, Portugal y, por supuesto, Argentina son algunas de las nacionalidades –algunas veces compartidas– de los títulos seleccionados por el equipo de programadores. Producciones que deberán ser discutidas y sopesadas por un jurado integrado por los realizadores Rajat Kapoor, Sophie Letourneur y Christian Lollike –de la India, Francia y Dinamarca, respectivamente–, el crítico Marcelo Stiletano y la actriz María Villar, ambos de nuestro país. Un programa que, más allá de la propuesta expansiva de un festival de cine como el Bafici, suele transformarse en una vena expuesta que sirve para tomarle el pulso a la curaduría en su totalidad.

El casillero uno fue tildado por el largometraje chileno Las demás, opera prima de la joven realizadora Alexandra Hyland, que viene de presentarse en el Festival de Rotterdam. Se trata, como se la ha definido en varias reseñas, de una comedia sobre el aborto, tema espinoso en cualquier sociedad, en particular la trasandina, donde la interrupción del embarazo aún está penada por la ley. Seguramente no haya un film más centennial en esta competencia, mirada que se contagia al tono e incluso el montaje. Pero lo que le ocurre a Rafaela es bastante serio: está embarazada y sólo después de hacer memoria –como si fuera una versión minimalista de ¿Qué pasó ayer?– recuerda el encuentro casual que derivó en esa situación. Su amiga y roomie Gabriela no se separa de ella durante los días que siguen, mientras intentan conseguir por vías ilegales (otra no les queda) unas pastillas de misoprostol, cruzándose con amigos y conocidos, entre fiestas hogareñas y salidas al boliche, y algunos representantes de la institución médica.

Las demás

Hyland debe haber visto varias comedias indie estadounidenses de los años 80, además del clásico del nuevo cine checo Locas margaritas, en busca de inspiración, aunque las conversaciones y los modos de interacción de los personajes resultan definitivamente contemporáneos. Hay corazón en Las demás, un acercamiento desenfadado a un tema que en Chile continúa siendo más que problemático, aunque ese mismo tono acerca a la película en más de un momento al terreno de la estudiantina para la generación TikTok

Por su parte, el primer largometraje nacional presentado en la Competencia Internacional ofrece una mirada idiosincrática a un personaje excéntrico por demás. El también primerizo Juan Agustín Carbonere construye un clima enrarecido desde el primer minuto de El santo, la historia del ascenso de un particular curandero luego de su descubrimiento por una mecenas, convertido en fenómeno popular a través de la televisión. Un enigmático Roberto Suárez es el encargado de insuflarle vida a Rubén, que al comienzo sobrevive atendiendo a sus pacientes en el local de una vieja galería comercial porteña.

Allí, entre masajes con imposición de manos, huevos rotos y sonoros eructos que hacen las veces de ectoplasmas invisibles y sanadores, el hombre lleva su práctica en la comodidad del anonimato. Todo cambia cuando cura a un chico que permanecía inmóvil desde el nacimiento (Rubén no es un manochanta, eso queda claro luego de una notable escena de “resurrección”), recibiendo a partir de ese momento las atenciones económicas y de marketing de su madre (Elisa Carricajo, fría como un témpano). El santo continúa por el camino del calvario, con más de una pincelada de raíz cristiana en la descripción del derrotero, mientras el éxito y la popularidad comienzan a horadar el cuerpo y el espíritu del protagonista. Con evidentes influencias del cine de Paul Thomas Anderson, Carbonere edifica un relato curioso y potente, apoyado en un trabajo de fotografía tendiente a los claroscuros y que utiliza el lente anamórfico (o un sucedáneo digital) como elemento ligeramente deformante del cuadro. Sin duda, la primera y grata sorpresa de esta sección competitiva.

De la ficciones al documental puro y duro, And, Towards Happy Alleys, de la india Sreemoyee Singh, es un regalo para el espectador cinéfilo. Más allá del origen de la realizadora, la película fue filmada en su totalidad en Irán, poco antes de las recientes movilizaciones provocadas por la muerte de la joven Mahsa Amini a manos de la “policía moral” del régimen. Sin embargo, el descontento social ya está presente en las imágenes y palabras, mientras Singh –inspirada en la poeta y cineasta Forugh Farrojzad, directora del mítico cortometraje de 1963 La casa es negra– viaja a tierras iraníes con una cámara de video y un conocimiento relativamente bueno del idioma farsi. En Teherán, tierra de belleza y poesía pero también de coerciones y violencia, entrevista a una serie de activistas y artistas, entre ellos los cineastas Mohammad Shirvani y Jafar Panahi.

El director de El globo blanco y la reciente No Bears detalla los problemas crecientes con la censura de su país luego del estreno mundial de El círculo en el año 2000, las detenciones, encarcelamientos y condenas legales que le impiden salir del país y filmar (prohibición felizmente violada, una y otra y otra vez) e incluso sus pensamientos suicidas en una instancia particularmente dura del pasado reciente. En otro momento emotivo, la protagonista de El globo blanco –entonces una niña, ahora una mujer de 35 años– llora en cámara a pedido de Panahi, como lo hiciera más de dos décadas atrás. Más allá del interés cinéfilo, la película es una carta amorosa dedicada al arte y a los artistas en general, además de una sensible reflexión sobre una sociedad cada vez más hambrienta de derechos.

  • Las demás se exhibe el viernes 21 a las 14.05 en el cine Cosmos y el domingo 23 a las 21.35 en el Centro Cultural San Martín.
  • El santo se exhibe el sábado 22 a las 11.45 en el Centro Cultural San Martín y el lunes 24 a las 20.25 en Multiplex Lavalle.
  • And, Towards Happy Alleys se exhibe el viernes 21 a las 16.45 y el sábado 22 a las 22.05 en el cine Cosmos, y el lunes 24 a las 16.30 en el cine Lorca.