La Policía de Francia detuvo este martes a ocho personas acusadas de agredir a un sobrino nieto de la primera dama francesa, Brigitte Macron, en el marco de una protesta organizada contra la reforma de las pensiones en la ciudad de Amiens, en el norte del país. "La violencia no tiene cabida en una democracia, ninguna forma está justificada" declaró el presidente Emmanuel Macron al llegar a la cumbre del Consejo de Europa en Islandia. Y agregó: "Son actos inaceptables e incalificables".

Por su parte, en una declaración enviada a los medios, la primera dama condenó "la cobardía, la imbecilidad y la violencia" y recordó que en varias ocasiones denunció que el aumento del odio "puede conducir a lo peor".

El ataque

Jean Baptiste Trogneux, de 30 años, es jefe de la empresa de chocolates Trogneux. Mientras se emitía una entrevista televisiva del presidente  Macron en la cadena TF1, el joven recibió golpes en la cabeza, en los brazos y en las piernas por parte de seis hombres y dos mujeres que hacían un cacerolazo en el centro de la ciudad, según informó su padre, Jean-Alexandre Trogneux. "Se cruzó una línea, estoy consternado", indicó.

Los atacantes, que se encuentran bajo custodia, también realizaron insultos contra el presidente, su esposa y su familia antes de huir del lugar de los hechos cuando tres vecinos de la zona intervinieron. Ahora, la víctima se encuentra bajo supervisión tras ser hospitalizada a la espera de ser sometido a un escáner para determinar el alcance de los golpes.

Repudio y acusaciones

Toda la clase política francesa denunció la agresión, que sirvió también para lanzar acusaciones entre partidarios y detractores de la acción del presidente. Algunos diputados de su partido, Renaissance, inculparon a la formación opositora de izquierda La Francia Insumisa (LFI) de fomentar la violencia con sus llamamientos a las manifestaciones y cacerolazos contra la reforma de las pensiones.

Por su parte, el portavoz de LFI, Alexis Corbière,expresó: "No es aceptable ninguna violencia contra las personas. Golpear al sobrino nieto de un responsable político para atacarlo es un acto cobarde".

La líder ultraderechista Marine Le Pen pidió severidad judicial contra los acusados y reprochó a las otras fuerzas políticas que no condenen los actos violentos cometidos contra miembros de su partido.

El origen de la violencia

Francia vive desde enero protestas contra una reforma de las pensiones que retrasa la edad de jubilación de 62 a 64 años para 2030 y aumenta a 43 años a partir de 2027 la cotización necesaria para una pensión completa. La tensión contra esta medida aumentó en marzo cuando Macron la adoptó por decreto, pese al rechazo mayoritario, y ahora busca pasar página con otros proyectos a la espera de su entrada en vigor a partir de septiembre.

Desde la llegada al poder de Macron en 2017, las protestas contra su política se acompañan de ataques a la cadena de chocolaterías de la familia de la esposa del mandatario en el norte de Francia. Las denuncias de actos de violencia física o verbal contra responsables políticos aumentaron un 32% en 2022, cuando el país celebró elecciones presidenciales y parlamentarias, según el ministerio del Interior.

La semana pasada, Yannick Morez dimitió como alcalde de la localidad de Saint-Brevin-les-Pins (oeste) después que su domicilio fuera incendiado en marzo en un contexto de protestas de la extrema derecha contra un centro de acogida de migrantes.

Reunión de ultraderecha

La Asamblea Nacional de Francia aprobó la semana pasada la creación de una comisión de investigación sobre grupos violentos en manifestaciones. Esto se produjo después de que el ministro del Interior, Gérald Darmanin, pidiera a las prefecturas francesas que prohibieran todas las manifestaciones de ultraderecha tras una protesta neonazi el fin de semana anterior.

Sin embargo, el Tribunal Administrativo de París anuló una prohibición policial contra una concentración anunciada para este ultimo fin de semana por el grupo Acción Francesa, clasificado por el Gobierno como organización de extrema derecha. La Prefectura de Policía parisina había defendido en un comunicado que las prohibiciones contra este encuentro y otras cuatro organizaciones más de misma ideología habían sido impuestas "para prevenir el riesgo de alteración del orden público, los llamamientos a la violencia y consignas que puedan poner en entredicho los principios consagrados en la Declaración de los Derechos del Hombre".

Tras la anulación, la manifestación finalmente se realizó en París y contó con la presencia de cerca de 600 personas, la mayoría de ellas con el rostro oculto y vestidas de negro, que portaban numerosas banderas con cruces celtas, asociadas a la simbología nazi. El motivo de la reunión era para conmemorar la muerte de Sébastien Deyzieu, un activista de extrema derecha francés que murió en 1994 durante unas manifestaciones en la capital francesa contra Estados Unidos.