¿Enemigos íntimos? ¿Aprendiz y mentor? ¿Espejos contrapuestos? Las composiciones de Lanzani y Brandoni delimitan las fronteras de este policial. El primero, más allá de su bonhomía de campo, puede llegar a ser un secuaz ideal para el hombre que maneja su terreno cual Tony Soprano de Morón. El segundo, a su vez, sabe más de lo que dice sobre Roque. Con varias décadas de trayectoria, Brandoni recalca que éste no es un personaje más de su arcón. “Chelo es lo que es, eso me fui dando cuenta en la realización, tiene debilidades y las muestra. Eso es muy atractivo para el público”, dice el actor.

–¿Chelo Esculapio está cansado o lo sigue seduciendo el crimen? 

Luis Brandoni: –Es un tipo que tiene poder y es capaz de armar esta organización ilícita, pero de repente tiene sus flaquezas y su talón de Aquiles. Esto es para comprenderlo, no para justificarlo. Digo, me resulta muy atractivo humanizar a alguien que no tiene el menor empacho en pegarle un tiro en la cabeza a alguien o cometer atrocidades de todo tipo. No es un mundo que me atraiga pero reconozco que tiene seducción. Incluso él, siendo de la vieja guardia del crimen, tiene una visión crítica de su entorno. Yo, que supe leer alguna vez las viejas secciones de policiales de los diarios, o ver División Homicidios por Canal 9 –guionada por un comisario–, o esos personajes míticos como Meneses, siempre rondaba esa idea de que entre los delincuentes había algunos códigos que no se violaban. Y Chelo tiene algo de eso. No es bueno pero sabe que hay líneas que no cruza. 

–¿Por dónde entra Chelo Esculapio? ¿Por sus palabras? ¿Acciones? ¿O más por la mirada?

L. B.: –Todo es parte de su personaje. Incluso en dos o tres situaciones de comedia que está con su hijo, lo confunden con un abuelito, y no le gusta nada. Eso es muy atractivo para un actor: mostrar diversas situaciones pero que la caracterización no se te vaya. 

En el contrapunto con ese viejo zorro aparece el misionero interpretado por Lanzani. Para el actor este papel representa la chance de ahondar la veta que se inició con la película El Clan. La pregnancia que dejó su Alejandro Puccio no aparece aquí ni en su tonada trabajada ni en su imagen. “Alejandro y Nelson son completamente diferentes. Eso sí, los dos son personajes muy psicológicos, contenidos, para adentro, pero están aferrados a cosas distintas. Alejandro tenía más en claro todo por su status de vida y hacía una involución y explotaba con su padre.  Nelson es más huérfano, más retraído, llega a un lugar completamente ajeno a él, un conurbano bien pesado. Luego se empieza a soltar. Otro punto que los une es que los dos toman decisiones equivocadísimas”, remarca y se ríe Lanzani. 

–¿Cuál fue el mayor desafío de Un Gallo para Esculapio?

Peter Lanzani: –Fueron muchos. Empezaría por su tonada. También están las costumbres del personaje alejadas a las mías. Nelson hace una transición muy fuerte, es el ying y el yang en nueve capítulos. La metamorfosis es de las difíciles y va surfeando muchas emociones. Además de un rodaje que fue intensísimo.   

–En el primer episodio es un personaje inmutable salvo en los momentos de la riña, ahí esboza algo parecido a una sonrisa…

P. L.: –Sí. Y esboza en lo que se puede convertir. 

–¿Eso estaba en el guión?

P. L.: –Cada cosa que se ve en pantalla estuvo marcada. Y también lo fuimos encontrando, proponiendo. Mis guiones están llenos de escrituras hasta en chino. No hubo nada librado al azar. Había algo que quería contarse y se fue a ese punto. Es muy claro lo que le pasa al personaje. 

–Nelson y Chelo por momentos son adversarios y en otros funcionan como maestro y alumno. ¿Cómo fue el trabajo con Brandoni en ese sentido?  

–Es de los que da consejos sin darlos, porque no se postula como un maestro: va de la experiencia. Yo recién estoy arrancando y cruzarse con Beto o Pipo Luque es increíble. Observé mucho de costado y me dejé ayudar. Y además están los técnicos, productores y Bruno con cosas puntuales, milimétricas. “Bajá la mirada”, “Acentuá esto”. Hay que dejarse ayudar y confiar. Fue un rodaje enorme en todo sentido y lo bueno que eso se ve en pantalla.