Salta fue sede ayer de la cuarta edición de las jornadas "Masculinidades sin violencias". La propuesta consistió en conocer, debatir y profundizar las acciones vinculadas a las masculinidades desde la perspectiva de género y diversidad, sabiendo que (según la encuesta de prevalencia de violencia contra las mujeres) el 62% de las encuestadas salteñas denunció sufrir violencia por motivos de género. 

La actividad se desarrolló mediante diversos talleres y contó con una convocatoria amplia. El foco estuvo puesto en la necesidad de repensar las masculinidades hegemónicas, que imponen en los hombres ciertos comportamientos como la competitividad, la demostración de virilidad, la búsqueda del riesgo y el uso de la violencia en determinadas circunstancias. 

Una de las encargadas de promover el intercambio y la reflexión fue Carmen Umpierrez, trabajadora social en el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, e integrante de la Red de Equipos de Trabajo y Estudio en Masculinidades (RETEM). En diálogo con Salta/12 la profesional afirmó que suele parecer que las mujeres también se tienen que ocupar de cómo deben ser las masculinidades sin violencias, pero el tratamiento de la problemática tiene que darse hablando con los propios varones. "Necesitamos sociedades más justas e igualitarias, pero si no empezamos a hablar de esos temas no podemos llegar a eso", expresó. 

Para Umpierrez, uno de los mayores desafíos es quebrar los pactos tácitos que existen entre los varones. A modo de ejemplo, retomó un planteo habitual que circula entre los feminismos: las mujeres dicen que todas tienen amigas, conocidas o familiares que fueron violentadas, sin embargo, los varones no conocen a nadie que violente. Ante este escenario, "no nos dan los números a los feminismos y está bien que no nos den porque hay que romper con el pacto de silencio que hay entre los varones", precisó. 

De acuerdo a los resultados de la Encuesta de prevalencia de violencia contra las mujeres, realizado por el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación junto a la Iniciativa Spotlight, en la provincia de Salta el 62% de las mujeres encuestadas afirmó haber experimentado violencia por motivos de género a lo largo de sus vidas, siendo una expareja la principal figura agresora. Este porcentaje convierte a la provincia en la segunda jurisdicción con los niveles más altos. En un primer lugar está Jujuy, que registra un 67,5%. Le siguen a Salta, luego Tucumán (50,6%), Misiones (48,9%), Buenos Aires (47,7%) y Neuquén (46,7%).

En ese sentido, Umpierrez insistió en la urgencia de romper los pactos tácitos entre los varones, ya que esos pactos "involucran mirar para otro lado" cuando se está en presencia o sabiendo que otro varón ejerce violencia contra una mujer. Esto conlleva a una complicidad que puede ser consciente o inconsciente, debido a que la respuesta automática suele ser poner la culpa sobre la persona que sufre violencia y no sobre la persona que la ejerce. Es recurrente escuchar: "ella dijo" o "ella hizo" a modo de justificación, indicó. 

La permanencia de estos pactos significa justificar los comportamientos de los varones en la lógica patriarcal, puesto que a nivel social y colectivo son personas pensantes, decisoras y profesionales, pero "en las resoluciones de sus conflictos de parejas se vuelven loquitos y no ven ni entienden nada". Se suele decir que el varón violento "entró al túnel negro". "Así como las mujeres tenemos una socialización que nos enseña a manejar nuestras emociones, los varones también tienen que hacerlo", y no solamente las emociones de la bronca y la ira, que son las habilitadas en ellos, sostuvo Umpierrez. 

"Tienen que aprender que el 'no' de una mujer, no representa una mujer que es jodida y que los quiere molestar, sino que es otra persona que tiene sus derechos o perspectivas", aseguró. 

En los talleres se habló sobre las masculinidades y su vinculación con la salud mental, los consumos problemáticos, los deportes, los cuidados y el acceso a la salud. También se brindó un espacio de formación de replicadores de masculinidades sin violencia y se pusieron a disposición testeos rápidos y confidenciales de VIH realizados por el Programa de VIH del gobierno de la provincia. 

El alto costo de ser hegemónico

La subsecretaria de Abordaje Integral de las Violencias por Razones de Género del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, Laurana Malacalza, aseguró por su parte que el eje de la prevención de las violencias es prioritario en los dos planes nacionales de acción contra las violencias por motivos de género. La funcionaria dijo que es preciso pensar en otras políticas de prevención a nivel nacional, además de la implementación de la educación sexual integral. 

Eso derivó en el diseño de las políticas de prevención sobre la base de tres ejes: la identificación de las señales tempranas de violencia, los vínculos responsables y las masculinidades sin violencia. Este último eje resultó ser "un gran desafío en torno a la política pública", dijo Malacalza, quien destacó que se pudo fortalecer el trabajo tras la creación del Mapa Federal de Experiencias con Varones y Masculinidades en Argentina, motivado por la creciente demanda de trabajo con varones y masculinidades desde un enfoque de género, y la necesidad de conocer los espacios, grupos, colectivos e instituciones abocados a esta agenda. 

El trabajo en torno a este eje también se debió a la creciente demanda de parte de los ministerios nacionales y las propias provincias. Puntualmente, con el Ministerio de Salud Pública de la Nación se trabaja de manera mancomunada sobre la construcción de las masculinidades hegemónicas, ya que se puso en discusión cuál es el costo que tiene para los varones ser hegemónicos. A modo de ejemplo, se hace hincapié en repensar sobre si existe el cuidado de la salud mental y, a la vez, si se plantean estrategias de cuidados entre los varones. 

Por su lado, Umpierrez señaló que el costo de ser un varón hegemónico resulta alto, pero "tenemos que entender que el peor costo lo seguimos llevando las mujeres y las niñeces", ya que los índices de denuncias e incluso femicidios, transfemicidios y travesticidios aún se mantienen o presentan crecientes. Los costos de ser hegemónicos llevan a que sea "el varón el que tiene una mayor cantidad de consumo" de sustancias dañinas, o son quienes presentan los mayores porcentajes de accidentes de tránsito por tener que llevar a cabo acciones de temeridad. 

Malacalza afirmó que para emprender cualquier intercambio es imprescindible desnaturalizar que haya un enfrentamiento de los géneros ya que el principal objetivo es identificar cuál es el lugar de los varones en torno a la violencia de género. De esta manera, el desarrollo de las jornadas se termina convirtiendo en una política de prevención de primer nivel ya que se establece un espacio para la sensibilización de la problemática y el intercambio sobre las nuevas formas de vincularse. En una segunda instancia, el Ministerio plantea el abordaje con varones que han ejercido situaciones de violencia. 

Para la funcionaria nacional, el trabajo con las masculinidades es crucial dado que es necesario tener presentes los índices de prevalencia de la violencia de género, sobre todo en las jurisdicciones que tienen los más altos porcentajes, como es el caso de Salta. En ese sentido, cuestionó a aquellos sectores políticos que malintencionadamente critican la existencia de áreas de género, o la cartera nacional a cargo de Ayelén Mazzina. 

"Entonces cuándo aquellos políticos plantean para qué existen estos espacios, me pregunto de qué manera abordarían la problemática de la violencia de género, que requieren de políticas que necesitan presupuestos y un despliegue federal", manifestó. En ese sentido, dijo que la permanencia de estas políticas de prevención, como la ESI, "es lo que va a generar la transformación social y política que necesitamos".