Solo apto para paladares eclécticos, es el mejor slogan que Isabel de Sebastián encuentra para presagiar lo que vendrá este martes, cuando se presente “por única vez” en el año, en la Argentina. Será a las 20 horas en BeBop (Uriarte 1658) y, como sus palabras a PáginaI12 indican, el concierto girará en torno a canciones que van y vienen entre los lejanos días de Metrópoli, y los cercanos de ella y sus circunstancias. “Vamos de canciones de los años 80` a canciones más aboleradas… la cosa se folkloriza por momentos, se pone milonguera por otros, se vuelve más lánguida y de la tierra, por momentos”, define con florida narración esta cantante que un día, después de curtir largo y profundo los ochenta a través de proyectos como Bay Biscuits, Metrópoli o el Spinetta de Privé, un día a fines de esa década se fue a Nueva York con el pianista y compositor Bob Telson. Y allí, en Brooklyn, anidó.

-¿Se te ocurre un término que al menos intente englobar el eclecticismo que proponés?

-Digamos que es un pop en el sentido más amplio del término. Un pop que ofrece una mixtura de guitarras "spaguetti western" con música de raíz latinoamericana, y todo esto, con una banda de rock. Suena confuso con tantos estilos, pero fluye como el agua. Es como un estilo que inventé junto a Mauro Cambarieri y David Bensimón, con quien hago los discos.

La banda que acompaña a Isabel incluye además a su hijo David Telson, Julián Semprini y Alejo Slucki, y a la hora de referirse al repertorio con nombres propios, ella da por segurísimo que sonarán “Tormenta en la Bristol”, “Héroes Anónimos” y “En Camino”. “Los traigo al presente porque me gusta cantarlos, imagino. Quizás sume algún otro, no sé. Tampoco sé si tendré tiempo de ensayar alguna sorpresa histórica, pero es una buena idea”, detalla De Sebastián, acerca de la arista del show que “no es” la de su actual proyecto.

Se trata tal de Isabel canta a Rafael, disco de reciente factura basado en la musicalización –suya, de Daniel Viglietti y de Paco Ibañez—y la grabación de poemas del poeta español Rafael Alberti --marido de su abuela, además-- del que la música tocará tres temas en la noche de BeBop. “Este trabajo se originó en un espectáculo que presenté en Madrid el año pasado basado en la vida de mi abuela, María Teresa León, escritora y militante antifascista”, cuenta De Sebastián. “Rafael y mi abuela eran prácticamente una sola persona. Fue de ellos una pasión sin límites desde la juventud a la vejez. El haber sido exiliados los forzó a crear una patria de dos, de alguna manera y no pueden imaginarse uno sin el otro. Por eso abordo a Rafael”.

-Pasado inmediato: Tu último disco fue Corazonada. ¿Qué huella dejó en vos?

-Lo siento como un disco profundo que, por salir a principios de la pandemia, se perdió un poco en la bruma. A su antecesor Trip --publicado junto a Telson padre en 2008-- lo tengo más en la hornalla de atrás, pero hace poco vi algunos videos en Youtube y suenan muy bien.

-¿Qué te motiva venir a la Argentina, además de la música?

-Todo. Me divierto, me emociono, hago música, disfruto la familia y la amistad. Cuando estás criando hijos no te das cuenta de lo que estás dejando de construir en tu país, porque estás muy ocupado, pero luego comprendés mejor el precio del desarraigo. Y es fuerte esto. En fin, quizás, en el futuro vuelva a vivir en la Argentina.

-Va algo tal vez forzado :¿de qué manera o bajo qué aspectos pueden compararse Buenos Aires y Nueva York? 

-Ambas ciudades son vertiginosas, abiertas, pueden ser bastante violentas, y tienen una amplia oferta cultural. Pero, bueno, la escala de todo allá es enorme. Buenos Aires tiene la maravilla de ser latina, mientras en Nueva York todo llama a la hipereficiencia, a la exigencia, y no necesariamente a los vínculos. Esto es realmente así. En Buenos Aires hay realmente más vínculos, y son más duraderos. En Nueva York todos llegan y se van.

-En la última entrevista con PáginaI12 planteaste un panorama sombrío en los Estados Unidos de Trump, cuyo liderazgo, advertiste, era “corrosivo y tóxico”. ¿Se ha modificado algo sustancial allí, con el cambio de gobierno?

-En Estados Unidos la economía sale adelante como si nada hubiera pasado, lo que es notable. Pero igual la gente está descreída, triste y enojada. Los sin techo de Nueva York superan las 100.000 personas, y las ciudades ricas de las costas son arrasadas por los problemas sociales, particularmente la falta de techo. El progresismo estadounidense –porque existe tal cosa- tiene base en California, pero no ha podido solucionar este problema. En las elecciones, Trump y Biden serán los candidatos… ambos están al borde de la senilidad, y uno de ellos es un psicópata. El populismo reaccionario de derecha es un bicho de temer, y llega a la Argentina. ¡Que condena!

-Y en eso llegó Milei, por caso...

-Los que lo votan no tienen idea de lo que Milei va a hacer. Sólo ven su melena y escuchan su rugido. Habrá que unirse más que nunca, a ver si se entiende eso: ¡unión!

-No nació de un repollo, el candidato...

-Era de esperar que hubiera consecuencias sociales de la pandemia, claro. Me importa cómo se van navegando las aguas, en la Argentina y en el mundo. El sectarismo daña mucho y está en todas partes, eso necesita mucha autocrítica. La incitación al odio es un combustible venenoso contra el cual hay que encontrar antídotos. Hoy leí "si te pegan, no le eches la culpa al palo, sino al que lo maneja". Hay gente como palos, quiero decir. Sienten que le están pegando a algo porque han sido incitados a través de gritos y rugidos, y se siente bien la catarsis. Creo que luego de lo que pasó en el siglo XX, todos los alertas se deben encender con la súbita irrupción de un candidato sin experiencia en políticas ni gobierno cuya popularidad aumenta proporcionalmente con sus gritos. La inmensa mayoría del mensaje es, simplemente, odio y sed de venganza. Nada bueno nace de un nido de discurso violento. Es de libro. Y la Argentina no se merece esto.