Desde Nueva York

El porteño Diego Schwartzman protagonizó ayer una victoria épica para clasificarse a los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos al vencer al francés Lucas Pouille, a pesar de una evidente molestia muscular que lo afectó desde el final del tercer set y que sembró dudas para el resto del certamen, aunque el propio jugador dijo estar bien en conferencia de prensa. Schwartzman, preclasificado 29 del torneo, se impuso por 7-6 (3), 7-5, 2-6 y 6-2 en dos horas y 35 minutos al francés, décimo sexto favorito. Pero a pesar de lograr una de las mejores victorias de su carrera y avanzar más que nunca en un Grand Slam, el argentino apenas si celebró el triunfo, en clara señal de que la molestia muscular lo afectaba. 

“Mañana voy a saber más cuando se me enfríe la pierna, después de descansar, para ver si me duele o no. En principio, según el fisio, no sería una molestia muscular, pero el dolor está”, explicó Schwartzman en la rueda de prensa tras el partido. “Por suerte no tengo que jugar mañana (por hoy), así que puedo descansar y ver qué pasa. Y en caso de que me siga doliendo, me haré los estudios y veré si es algo malo o no”, completó.

Con una agresividad llamativa, con inteligencia para aprovechar sus virtudes y disimular falencias y con una movilidad superior a la media, el argentino estaba construyendo una gran victoria, con dos parciales de ventaja. Recién en el inicio del tercer set bajó un poco la intensidad y permitió que el francés encontrara algunas variantes para reducir la desventaja. Hasta que cuando promediaba el tercer parcial con ventajas para Pouille, el argentino sintió la lesión en el aductor de su pierna derecha. 

En el cambio de lado del 5-2, Schwartzman recibió masajes en la zona, mientras que en la pausa siguiente fue vendado por el médico del torneo. “Me tiró, ¿qué querés que haga?”, le dijo a su cuerpo técnico antes del inicio del cuarto set. Su cara denotaba una mezcla de fastidio, dolor y frustración.

Tras las dos atenciones, el argentino resolvió continuar el juego. Sin embargo, su dolor era evidente, lo mismo que sus problemas de movilidad. 

Pero a pesar de los problemas y de sufrir un quiebre de saque en el inicio del cuarto parcial, Schwartzman comenzó a exhibir todo su amor propio para jugarse en cada cruce, ante un Pouille que parecía más preocupado en ver qué le pasaba a su rival que en ganar los puntos. 

De esa forma, el Peque fue acumulando diferencias, ante el asombro de la grada, que no paraba de alentarlo. Con Pouille más parado que su rival llegó el cierre, con una tímida celebración del argentino, nada que ver con la que había vivido dos días antes cuando eliminó a Marin Cilic.

En la próxima ronda, el rival de Schwartzman será el español Pablo Carreño, que más temprano venció por 7-6 (2), 7-6 (4) y 7-6 (3) al canadiense Denis Shapovalov.

Con su clasificación asegurada, el jugador más pequeño del circuito con 1,70 metros se convirtió en el séptimo argentino en arribar a esta instancia en el US Open. Guillermo Vilas, campeón en 1977, y Juan Martín del Potro, ganador en 2009, lo hicieron en cuatro ocasiones, mientras que David Nalbandian y Guillermo Coria lo lograron en dos oportunidades. Los restantes fueron Mariano Zabaleta y Juan Ignacio Chela, actual entrenador de Schwartzman.

Hoy podría sumarse otro compatriota a los cuartos, ya que Del Potro se medirá esta tarde-noche (en el cuarto turno de la jornada que arranca a las 12 de Argentina) ante el austríaco Dominic Thiem en busca de quedar entre los ocho mejores del último Grand Slam del año.

EFE
Juan Martín Del Potro busca su pase a cuartos ante Dominic Thiem.