En un mundo cada vez más intolerante, en medio de la avanzada xenófoba que encabeza Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos, la 69° ceremonia de los premios Emmy se convirtió en un grito de escala global a favor de la mujer. Basta un dato: las series más ganadoras de la noche cuestionan --desde distintos abordajes-- la cultura del patriarcado, colocando el eje de sus tramas en las mujeres y sus libertades. The Handmaid's Tale (El cuento de la criada), que fue elegida como mejor serie dramática, y Big Little Lies, fueron las más galardonas, con cinco premios cada una. A su vez, la Academia de las Artes y Ciencias Televisivas premió a la historia de amor lésbico Black Mirror: San Junipero como mejor episodio del año, mientras que Veep volvió a ser la serie de comedia más destacada. El combo femenino se completó con Julia Louis-Dreyfus haciendo historia, al recibir su sexto premio consecutivo como mejor actriz de comedia por su genial papel de la exvicepresidente y actual presidente de Estados Unidos Selina Meyer. Un privilegio que sólo ostenta la protagonista de la sátira política que en 2018 tendrá su última temporada. 

Los datos estadísticos señalan que HBO volvió a ser la cadena más premiada, con diez estatuillas, seguida por NBC, con seis. El canal premium y el de TV abierta supieron mantenerse en lo más alto, pese a la embestida de las nuevas plataformas, en donde Hulu le ganó la pulseada a Netflix en el rubro "online". No solo en cantidad de premios, ya que la plataforma streaming de Amazon ganó uno más que su competencia (5 contra 4), sino porque además El cuento de la criada fue votada como la mejor serie dramática, el rubro más importante de la noche. Sin embargo, la estadística se empeñece al repasar lo ocurrido en el Teatro Microsoft de Los Angeles.

Respuesta artística pero también política, la ceremonia animada por el comediante Stephen Colbert supo dialogar con su tiempo sin perder el brillo habitual. El hecho de que El cuento de la criada haya sido la serie más votada no es menor. El relato distópico que plantea la ficción basada en el libro de la canadiense Margaret Atwood, donde las mujeres se limitan al mero rol de reproductoras de bebés en un regimen ultra conservador católico, trasciende los valores artísticos y estéticos. De hecho, la vestimenta bordó y cofia blanca que ostenta el grupo de mujeres en la serie fue utilizada hace unos meses en una protesta en Washington contra la reforma sanitaria impulsada por Trump. El protagonismo femenino se reforzó con la estatuilla en dirección a Reed Morano, la directora de la adaptación, tras 22 años sin que una mujer se impusiera en la categoría.

Los Emmy no se limitaron a premiar a El cuento de la criada como forma de visibilizar el protagonismo de las mujeres en el siglo XXI. Big Little Lies, la serie que cuenta la vida de tres mujeres que esconden mucho más que frustraciones, arrasó en su rubro con cinco estatuillas, entre ellas al de mejor miniserie. Nicole Kidman sorprendió a muchos al obtener el premio a la mejor actriz, superando a pesos pesados como Susan Sarandon y Jessica Lange (ambas por Feud). Al subir a recibir su galardón, Kidman criticó a la sociedad actual, señalando que la violencia de género no se reconoce con la magnitud que debería, a partir de su interpretación de Celeste, una adinerada mujer aterrorizada por su propio marido. "Es una enfermedad --dijo, visiblemente emocionada-- complicada e insidiosa, pero existe mucho más de lo que nos permitimos reconocer. Está llena de vergüenza y secretos. Al reconocerme con este premio, tenemos la posibilidad de que se enfoque esta problemática".

Pese a que se emite por HBO, Big Little Lies es una producción encabezada por la misma Kidman junto a su compañera de cartel, Reese Whiterspoon. Al subir al escenario al recibir el premio como mejor miniserie, las actrices contaron que se habían hecho amigas porque se sentían frustradas por la discriminación en Hollywood y así fue que decidieron producir la serie."Pongamos a las mujeres en primera plana, que se escuchen sus historias", reivindicaron, ante los aplausos de rigor de muchos de los productores que fueron causales de la decisión de ambas de autoproducirse. La miniserie de HBO se llevó otros tres premios: Laura Dern se impuso como actriz secundaria, Jean-Marc Vallée como director y Alexander Skarsgard como actor secundario.

Entre los grandes derrotados, sin duda aparece Stranger Things, la primera temporada de la serie con guiños ochentosos y tintes paranormales, que llegó con 18 nominaciones y se fue con las manos vacías, al igual que Westworld, el complejo western de ciencia-ficción de HBO. El espíritu anti Trump sobrevoló la ceremonia, explicitándose los premios para Saturday Night Live, el programa que satiriza como ningún otro al presidente de Estados Enidos. "Aquí está tu Emmy", le dijo Alec Baldwin a Trump, al ganar por su imitación al magnate. Luego fue el turno de Lorne Michaels, el creador del tradicional envío, que se emite desde 1975. "Recuerdo la primera vez que ganamos este premio. Fue después de la primera temporada. Recuerdo que pensé que se trataba del punto más álgido y que nunca iba a haber otra temporada tan loca, tan impredecible, tan aterradora, tan agotadora o tan excitante. Resulta que me equivoqué", disparó, provocando las risas de todos. Menos de uno, claro.