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Desde San Sebastián

La sección Horizontes latinos de la 65a edición del Festival de San Sebastián bien podría llamarse “Horizontes argentinos”. De las doce producciones de América latina que compiten en esta sección, cinco son de directores argentinos y otras dos más tienen a un productor nacional como coproductor. Estos datos permiten conjeturar que es muy probable que mañana sábado alguna de las producciones o coproducciones argentinas se lleve el premio de esta sección. En cualquier caso, que más de la mitad de una selección representativa de lo mejor del cine de la región provenga de talentos y productores argentinos da prueba de la pujanza de una cinematografía ahora amenazada por una resolución oficial que –en Buenos Aires– mereció un rechazo multitudinario (ver aparte).

Dos de los films que integran la lista ya se estrenaron en la Argentina y actualmente están en cartel en Buenos Aires: la ópera prima de Natalia Garagiola, Temporada de caza –sobre la conflictiva relación entre un padre ausente y su hijo adolescente– y el primer largometraje de la dupla debutante integrada por Cecilia Atán y Valeria Pivato, La novia del desierto. Las otras tres son Al desierto, que marca el regreso de Ulises Rosell al cine de ficción; la ópera prima de Santiago Esteves, La educación del rey; y la coproducción con Uruguay, Las olas, del cineasta argentino Adrián Biniez, residente en el otro lado del Río de la Plata. A esta lista hay que sumar la dominicana Cocote y la costarricense Medea, ambas coproducidas con Argentina. 

La première mundial de La novia del desierto fue en el Festival de Cannes de mayo pasado, donde participó en la sección Un Certain Regard. En San Sebastián ya tuvo sus tres pasadas a sala llena y fue muy aplaudida. “Llegamos en la mitad de la primera función que fue el sábado 23 a las 21.30 y la verdad es que lo que pasó en esa función y en las dos siguientes fue hermosísimo porque la película encantó. También hemos recibido los mejores comentarios desde ese momento hasta ahora”, señala Atán sobre la recepción del film que sigue la travesía de una empleada doméstica que se queda sin trabajo y que termina recibiendo otra posibilidad laboral muy lejos y al emprender el viaje se topa con un hombre que será clave en su destino. 

Respecto de la buena recepción que tiene el largometraje en los festivales internacionales, Atán tiene su hipótesis: “Es una película emotiva, esperanzadora y que conecta a los espectadores con la vida. Hay algo de eso que evidentemente es necesario para el que la ve. La gente agradece la simpleza de la historia, la sencillez y la posibilidad de conectarse con personajes absolutamente honestos y humanos”. Pivato agrega que partieron de la premisa de “un personaje que pudiera desafiar su destino, esto que uno trae como dado y cómo uno lo metaboliza hacia el lugar del deseo. Creemos que el viaje es una excusa que le permite a esta mujer salir de un lugar seguro y preguntarse si está yendo realmente hacia donde quiere ir”.

Ayer fue la première mundial de Al desierto, el más reciente largometraje de Ulises Rosell, que se estrenará el 30 de noviembre en la Argentina. En diálogo con PáginaI12, Rosell señala que quería “una película de cautivas”. “Me metí a investigar testimonios de cautivas del siglo XIX y después esa idea me terminó llevando a otra cosa, al universo que hay en El etnógrafo, mi largometraje anterior”. La idea que tenía volvió a su cabeza cuando el director de Bonanza viajó a Comodoro Rivadavia y escuchó la noticia de un secuestro que había devenido en una travesía en la Patagonia. “Ese fue un disparador importante. Me interesaba la relación que se podía armar cuando alguien está atrapado en un lugar por más que lo dejen libre; es decir, el encierro en el espacio abierto”, cuenta Rosell. Al director no le interesaba el caso real en sí como para hacer un documental sino que lo tomó como un disparador para la ficción. “Esta película trata sobre una relación que si bien se inicia ahí en la Patagonia, no hace hincapié en el hecho social del secuestro violento. Quería que no se actualizara con la agenda de hoy. Claramente no estaba en esa línea testimonial. Por lo poco que averigüé sobre los secuestros es algo tremendo y no iba para el lado que me interesaba. Además, creo que es muy difícil ver eso sin morbo. No es el universo que me interesa visitar en el cine”, comenta Rosell sobre la decisión de hacer una ficción con el tema y no un documental. 

Santiago Esteves fue montajista de películas de Pablo Trapero, Mariano Llinás y Juan Villegas, entre otros. La educación del rey es su ópera prima y el cineasta celebra que haya sido seleccionada en San Sebastián. “Por las características de la película es un excelente lugar para mostrarse. El año pasado ganó el premio de Cine en Construcción y fue esencial para que la pudiéramos terminar porque fue una película hecha por fuera del Instituto Nacional de Cine (Incaa). Por lo tanto, presentarla en Horizontes latinos es una consecuencia muy esperable, directa y deseable para una película como la nuestra”, cuenta Esteves. El film surgió como consecuencia de una miniserie que el director argentino filmó en 2015 en Mendoza. Con esos materiales la reeditó, filmó escenas nuevas y la convirtió en un largometraje de 93 minutos. “Fundamentalmente, es una historia de iniciación entre un guardia de seguridad retirado (Germán De Silva) y un chico (Matías Encinas), quien al escaparse de su primer robo viene a caerse en el patio de su casa. Intenté armar una historia de iniciación, como una especie de fábula clásica de maestro-aprendiz, pero en Mendoza”, relata el cineasta, que es oriundo de esa provincia y que tenía ganas de filmar en la tierra donde nació. “Mendoza tiene, además, la particularidad de estar rodeada por un paisaje desértico y montañoso. Eso nos permitía llevar el relato hacia un lugar que tiene mucho que ver con el western y con un relato más bien mítico”, describe Esteves.

El argentino Adrián Biniez cruzó el charco en 2004 y decidió iniciar su carrera cinematográfica en Uruguay. Hasta el momento lleva realizados tres largometrajes: Gigante –ganador del Gran Premio del Jurado en la Berlinale 2009–, y El 5 de Talleres, que se exhibió en el Festival de Venecia 2014 y que tuvo como protagonista a Esteban Lamothe, cuyo personaje jugaba, en términos metafóricos, el partido de su vida. Ambos films son coproducciones con Argentina. Su tercer largometraje, Las olas, también tiene capitales nacionales y ya se exhibió en Horizontes latinos de San Sebastián. 

“Quería experimentar algo diferente que en mis otras dos películas, con otro tipo de narración. Quería hacer una cosa más antirrealista, una narrativa con un arco narrativo no tan marcado, con un cambio de tonos muy radicales como, de golpe ir del humor a otra cosa”, agrega Biniez. Las olas “es una comedia fantástica”, según la define el propio director. El elementó fantástico reside en que el protagonista “es un tipo que, a través del agua, va a diferentes balnearios que ha estado a lo largo de su vida, pero después las cosas que suceden son de la línea de lo fantástico rioplatense”, concluye Biniez.