La poeta argentina María Negroni ganó el VII Premio Internacional de Poesía Margarita Hierro/ Fundación Centro de Poesía José Hierro, dotado de 6000 euros, por el poemario Utilidad de las estrellas. El jurado de esta edición, integrado por Manuel Borrás (director editorial de Pre-Textos), Jordi Doce (poeta), Erika Martínez (poeta), Ada Salas (poeta) y Julieta Valero (directora de la Fundación Centro de Poesía José Hierro y poeta), destacó de la obra premiada “la alianza de una palabra austera, cercana al minimalismo, con imágenes intensas y fulgurantes de la mejor tradición expresionista que dialogan con los mitos y la historia”.

“El resultado es un libro casi testamentario, que mira al mundo con esperanza y convencimiento, sin deponer la voluntad utópica que tiene siempre la mejor poesía”, agregó el jurado sobre el texto premiado, que será publicado por la editorial Pre-Textos. “Siempre se escribe a ciegas y sobre todo, siempre se empiezan los libros sin saber qué estamos haciendo ni hacia dónde queremos ir, si es que hubiera un lugar adónde ir”, dice Negroni a Página/12 y revela que mientras escribía los poemas estaba fascinada con la música de Arvo Pärt, un compositor estonio nacionalizado austríaco.

La escritora --que vivió veinte años en Nueva York y reside en Buenos Aires desde 2013-- es autora de libros de poesía, ensayo y narrativa como Arte y Fuga, Elegía Joseph CornellArchivo Dickinson, Museo negro, Galería fantástica, Pequeño Mundo Ilustrado, El sueño de Úrsula y La Anunciación, entre otros, que han sido traducidos al inglés, francés, italiano, sueco y portugués. Negroni obtuvo las Becas Guggenheim y Fundación Octavio Paz en poesía y dos Premios Municipales por su libro de poesía Archivo Dickinson y el ensayo La noche tiene mil ojos.

La directora de la Maestría en Escritura Creativa de la UNTREF y autora de la excepcional novela El corazón del daño, que tuvo este año una versión teatral en Madrid, dirigida por Alejandro Tantanian, con actuación de Marilú Marini, desestima que haya sido una poeta expansiva. “Creo que siempre fui en busca del hueso de las cosas, sin adornos, sin rodeos de ningún tipo -aclara Negroni-. Alguna vez traté de dar cuenta de esto con una explicación política (hacia fines de la dictadura decía que ‘escribía así para oponerme a los grandes discursos de los militares’) y después con una explicación autobiográfica (lo atribuía al asma de mi madre y a cómo había aprendido de chica que no había demasiado aire para hablar, por lo cual había que decir lo más posible con la menor cantidad de palabras). Pero a esta altura, ya no lo atribuyo a nada externo. Creo que es un rasgo propio, que escribo así porque así respiro y así pienso y siento”.