La Canasta Básica Alimentaria en la ciudad de Rosario fue de $111.049 durante el mes de febrero, según el relevamiento realizado por la Usina de Datos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). El guarismo representó una suba del 21,6% respecto a enero, mientras que el aumento interanual fue de 429,2%. En ese marco, una familia compuesta por dos adultos y dos menores necesitó tener un ingreso superior a $423.095 para satisfacer sus necesidades alimentarias básicas y quedar por arriba de la línea de indigencia. “De ninguna manera los ingresos de la mayoría de la población de los hogares se incrementaron en ese porcentaje”, evaluó Paula Durán, coordinadora del organismo, en declaraciones a Rosario/12. “Eso implica que el gasto alimentario básico se lleva una porción cada vez más grande de los ingresos de los hogares, de todos los estratos”, agregó.

El informe de la UNR audita los valores de 58 productos que componen la canasta de la Región Pampeana, sin contemplar servicios como la energía y el agua, ni tampoco los elementos necesarios para la preparación o conservación de los alimentos. La investigación arrojó un aumento del 21,6% en febrero que llevó el valor de la canasta básica a seis cifras: $111.049. La suba de febrero representó un aumento de $33.929 en términos absolutos respecto a la medición de enero, cuando la canasta básica alimentaria se había ubicado en el orden de los $91.314.

En el seguimiento, el aumento de la Canasta Básica Alimentaria tuvo un pico marcado del 25,8% en agosto, impulsado por la devaluación. Luego siguió con una tendencia a la baja durante septiembre y octubre, para volver a subir en noviembre y registrar otro pico del 34% en diciembre. En enero la tendencia fue nuevamente a la baja (18,4%), mientras que en febrero volvió a subir (21,6%). Desde febrero de 2023, cuando el costo de la canasta ascendía a $20.982, los precios fueron aumentando todos los meses hasta llegar a $111.049 en un año. Un aumento interanual de 429,2%.

Entre los rubros que registraron mayores aumentos en términos porcentuales aparecen Azúcares y dulces (138,4%), Condimentos (56,8%) y Verduras y hortalizas (40,7%). Mientras que los ítems que tuvieron un mayor crecimiento en términos absolutos en febrero fueron Carnes ($5.956), Pan (4.096), Frutas ($1.282), Azúcares y dulces ($2.848) y Verduras y hortalizas ($2.339). “Los productos que tienen más incidencia en el total de la canasta son las carnes, lácteos y verduras, que están por encima del promedio”, analizó Durán. Y agregó: “La carne tiene un componente de precio muy alto. Hoy se habla mucho de los reemplazos de la carne, porque hay familias que tienen que dejar de consumir este rubro”.

El informe también analiza el impacto en las economías familiares, según la conformación del hogar. Para una casa de cuatro miembros, integrada por dos adultos y dos menores, se necesitaron $423.095 para cubrir las necesidades alimentarias básicas y quedar arriba de la línea de indigencia. En tanto, para un hogar de tres integrantes –dos adultos y un menor– se necesitó un ingreso superior a $232.091. A su vez, un hogar de cuatro integrantes –un adulto y tres menores– debió reunir un ingreso de $327.593 para comprar los alimentos básicos para su subsistencia.

En lo que refiere al poder de compra según los distintos tipos de ingresos, el informe señala que con una Jubilación Mínima ($160.713) alcanza para pagar 1,4 Canastas Básicas Alimentarias; la Pensión Universal Adultos Mayores ($139.570) para 1,3 canastas; el Salario Mínimo Vital y Móvil ($156.000) para 1,4; y la Asignación Universal por Hijo ($41.322) equivale a 0,4 canastas.

Para Durán, el dato más trascendental del informe es la variación de los precios en solo doce meses. “De ninguna manera los ingresos de la mayoría de la población de los hogares se incrementaron en ese porcentaje. Eso implica que el gasto alimentario básico se lleva una porción cada vez más grande de los ingresos de los hogares, de todos los estratos”, explicó. “Cuando vemos esas cifras de aumento y que los salarios quedan tan atrás, lo que se advierte es un deterioro del poder adquisitivo muy importante”, añadió.

En esa línea, la licenciada en Ciencias Políticas sostuvo que el costo de los alimentos “se está llevando cada vez una mayor parte de los ingresos” y eso impacta en las condiciones de vida de la gente. “Es una situación acuciante porque hablamos del umbral mínimo para no caer en una situación de extrema pobreza. Aquellas personas que no logran reunir ese ingreso afrontan un panorama muy difícil”, expresó y agregó: “Y esto es solo en lo que respecta a comida. Estamos sintiendo aumentos en todos los rubros, en un contexto donde es evidente una alta inflación en los productos alimenticios básicos”.

Entre los factores que explican la suba en el precio de los alimentos, Durán señaló que algunos incrementos se explican por cuestiones estacionales, pero principalmente un “reacomodamiento de los precios a valores internacionales”, sumado a la liberación del comercio. “Tenemos un contexto de alta inflación en todos los precios que tiene también un componente especulativo”, consideró. “Es un escenario difícil porque todavía se prevén aumentos mayores en distintos rubros que impactan en esto. Todo indica que el gobierno está llevando a la economía hacia una dolarización y en ese contexto hay mucha distorsión en los precios relativos”, evaluó.

En relación a los próximos meses, la especialista advirtió que hay productos que se empiezan a dejar de consumir por los precios que tienen y eso empieza a operar una caída de la demanda: “Creo que a eso apunta la política económica de este gobierno, a parar la inflación vía una recesión. Desde que asumió Milei tenemos aumentos de precios sostenidos en niveles muy altos, que no estábamos acostumbrados. Es un cambio de nivel en el costo de los alimentos que es muy preocupante y que tiene consecuencias sociales que son muy grandes, porque nada indica que los ingresos vayan a acompañar esa suba”.