El 19 de marzo de 2004, un grupo de sobrevivientes del excentro clandestino de la Escuela de Mécanica de la Armada (ESMA) ingresó por primera vez desde la dictadura cívico militar al predio ubicado en el barrio porteño de Nuñez, junto al entonces presidente de la Nación Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. La visita se realizó sin acceso para los medios de comunicación y fue cuatro días antes del histórico 24 de marzo de 2004, la fecha en la que el exmandatario firmó el decreto que recuperó a la ESMA y transformó el lugar en un Espacio para la Memoria. 

"Cuando entré me puse a llorar, y en ese momento una compañera a la que no recordaba me agarró del brazo y me dijo que ella estaba al lado de mi cucha cuando me llevaron, y que en ese momento también me había tomado del brazo", contó Ana Testa, sobreviviente del excentro clandestino, en diálogo con AM750.

Secuestrada el 13 de noviembre de 1979 y liberada el 25 de marzo de 1980, Testa reveló que varias de las víctimas presentes durante el ingreso a la ESMA en 2004 compartieron la sensación de que "era más chico". 

"Cuando entré a Capucha (como se denomina informalmente al principal lugar de reclusión de las y los prisioneros), no lo podía creer, era un galpón de techo a dos aguas o a cuatro aguas como los que uno conoce. Puntualmente en Capucha, durante todo el período estuvimos acostados, salvo cuando nos llevaban al baño, y si nos llevaban mirábamos el techo y nos daba la sensación de que era grande", recordó la entrevistada.

La exmilitante de la Juventud Peronista (JUP) explicó que la disposición de los detenidos era horizontal, que estaban divididos en "cuartitos con tabiques", esposados y con grilletes, sobre una colchoneta "mugrienta que tenía sangre y orina", y al lado estaban otros compañeros. 

"Todos salimos sumamente movilizados de ahí", reveló Testa en Escuchá Página 12, y agregó que, al entrar y dirigirse hacia los distintos espacios de la Escuela de Mecánica, había risas de nerviosismo entre los sobrevivientes. 

Por último, dijo que el lugar "era movilizante" y que las víctimas recorrieron el predio, cerrado desde el advenimiento de la democracia en 1983, "agarrados de los brazos y los hombros", aunque algunos no se conocían entre sí. 

"El 'te acordás de...' caminó con nosotros ese día. A partir de ahí se abrió una etapa que esperemos no se cierre, a pesar de que este Gobierno tiene unas ganas bárbaras de desarmar lo conquistado en estos 20 años", concluyó.