Con autoridad sin designar, pero nombre y anuncio rimbombante y como parte del paquete de medidas con los que saturó la agenda durante esta semana, Patricia Bullrich dio a conocer la creación de una flamante Unidad Antimafia a la que el Gobierno presentó en el marco de las medidas “tomadas en la 'Guerra sin cuartel' dada contra el narcoterrorismo”, según se publicó en la página oficial. La nueva Unidad destinada a investigar y establecer una mesa de análisis criminal sobre todo el país, pero que ahora tiene epicentro en Rosario, en realidad tiene un primer fiasco: no es novedad. Ya había sido creada por Aníbal Fernández en el ministerio de Seguridad y bajo la órbita de la Policía Federal Argentina. Lo hizo durante su última gestión y apenas el año pasado, como recordó ayer un viejo funcionario.

Mientras la Casa Rosada abría fuego ayer contra el Senado y continuaba su escalada sobre socialistas y kirchneristas por el problema en Rosario, la ministra siguió con el tema en agenda. Nación desembarcó en la ciudad con nuevo cargamento: 24 camionetas 4x4, seis camiones del Ejército, dos helicópteros de la FAA, drones de vigilancia y 450 efectivos más de fuerzas de seguridad que se sumaron a un pelotón que las crónicas cuentan en dos mil hombres. Aún así, no logró todavía el envío del polémico proyecto de reforma de la Ley de Seguridad Interior para el ingreso de las FFAA. Y en Rosario, volvieron los mensajes sobre cualquier blanco: tres cartas a escuelas y una amenaza a un trabajador de un centro de salud. “Flaco, ¿vos trabajás acá?”, le dijo un desconocido. “Váyanse y cierren porque los vamos a balear a todos".

En ese contexto, el ministerio lanzó la nueva Unidad Antimafia a través de una resolución que será publicada en el día de hoy en el Boletín Oficial. El texto no dice demasiado. Señala que la estructura tendrá como objetivo "promover un abordaje integral y multiagencial en el combate del crimen organizado mafioso”. Contará con dos áreas. Una, será un Grupo Especial de Investigaciones Antimafia con representantes de las cinco fuerzas federales. La otra área será una pomposa Mesa De Evaluación de la Criminalidad Organizada de la Acción Mafiosa para "fortalecer las acciones y estrategias de prevención e investigación". Y allí, Bullrich colocará a dos viejos aliados. Según la resolución, la Mesa invitará a participar a dos agencias del Ministerio Público Fiscal: la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) encabezada por el fiscal Diego Iglesias, alineado a la política de persecución narcocriminal de la DEA y la Unidad Fiscal Especializada en Criminalidad Organizada (Ufeco), que ahora dirige el fiscal Santiago Marquevich, extitular de la unidad antisecuestros, creada durante la gestión de Alejandra Gils Carbó pero con Mauricio Macri presidente y Bullrich en Seguridad.

¿Es la misma Unidad Anti-Mafia de Aníbal Fernández? El exministro la creó en septiembre de 2023, idéntico nombre y después de dos años de trabajo con Italia. “En un hecho sin precedentes, esta nueva Unidad Antimafia se transforma en la primera que funciona fuera del país europeo, con el objetivo de luchar contra este flagelo delictivo que está profundizándose en América del Sur”, dijo el entonces ministro en el Departamento Central de la PFA ante el embajador de Italia Fabrizio Lucentini, el Procurador Eduardo Casal y el entonces jefe Policía Juan Carlos Hernández. El eje de la agenda de trabajo no era Rosario, pero se le parecía bastante: era investigar la ruta local de organizaciones como la mafia calabresa de la N’Drangheta, que conjuga entre sus múltiples mercados y negocios tráfico de drogas y lavado tanto como Rosario.

Ahora bien, plagio o reinvención, la UA ¿sirvió? ¿Servirá? Al parecer, no en este contexto. “Tiene cierta racionalidad –dijo un viejo funcionario a Página12--, pero si tenés en cuenta que la ministra está pensando esta situación desde el contexto de mafia y terrorismo o de organizaciones criminales, hay un componente de peligro para el régimen democrático”.

Las políticas públicas hasta acá, fueran de quien fueran, nunca generaron mejores condiciones para los rosarinos y no cortaron el desarrollo del fenómeno de droga, violencia y negocios. “Descabezaron bandas, las cortaron, metieron presos, pero el kilombo sigue”, dice el exfuncionario. La saturación territorial al estilo de la ministra sirve pero tiene plazo acotado. “Generar pacificación territorial --insiste--, pero mientras dura la presencia federal”. O las cámaras.