Víctor Hugo Morales se manifestó emocionado por lo que dejó un miércoles histórico de protestas contra el ajuste de Javier Milei, con la típica presencia de jubilados y jubiladas, pero con el acompañamiento de los movimientos feministas, de agrupaciones de personas con discapacidad, médicos, sindicatos y organizaciones sociales. Así, el conductor contrapuso la solidaridad y la esperanza del pueblo movilizado con la insensibilidad y el desprecio de funcionarios y dirigentes del Gobierno.

El editorial de Víctor Hugo Morales

Crece desde el pie, como canta Zitarrosa. Nos hacemos pie. Eso es poner las manos en la planta del pie y darle para arriba. A veces uno tiene la sensación de que las plazas con pueblo son eso: una manaza que nos sostiene, nos toma el peso y luego nos catapulta a la ilusión.

Ayer, sin ir más lejos, a uno le volaba el corazón con toda esa gente que lucha, que empuja y desempuja, que se deja llevar por la marea de gente con la misma felicidad de las olas en la playa. Es incómodo, te pisan, ponés las manos para defender a un viejo del montonazo que la rodea, tropezás, pedís disculpas, te devuelven una sonrisa de “no pasa nada”.

Cantás, descargás, llorás un poco. Todo eso hace bien. Sos el pie, el pequeño granito de arena que va a cambiar el mundo, aunque no cambies nada. Pero vale la pena ir en esa dirección, como decía Galeano: yendo hacia el horizonte. No pasa nada, no está, pero vos vas, lleno de la plaza que llenaste.

Afuera está Lemoine diciéndole a los del Garrahan que si no te gusta, hacé otra cosa. Francos diciéndote que van a vetar lo que los diputados votaron. Que el FMI no les permite el aumento del siete por ciento a los jubilados. Y solo hay unas monedas para el Garrahan, y los científicos lavan platos muy bien.

Afuera está Milei tomándose el buque, haciendo morisquetas y diciendo pavadas por el mundo. Caputo pidiendo canutos. Sturzenegger abriéndole la jaula a todos los animales del sistema. Cúneo Libarona, que dijo saber de la inocencia de CFK y ahora se fuma el fallo de la Corte, el fallo que sí saldrá, como diría Magnetto.

Está una tal Santillán, Arrieta, Milman... y está Bullrich. Qué linda cantidad de gente que había ayer en la plaza para matarlos a todos de una vez, habrá pensado. Solo faltaban unos cuantos con discapacidad que Gendarmería detuvo en el camino hacia la plaza.

En fin, que fue una buena jornada. El pueblo aupó la esperanza, empujó hacia lo alto y los sueños flotaron un buen rato en el aire dorado y frío de la tarde, mientras que adentro los diputados votaban con dignidad de pueblo y merecían estar en la plaza.