Viena, capital de Austria, ha sido reconocida en múltiples ocasiones como la ciudad con mayor calidad de vida del mundo según diversos rankings internacionales, como el de The Economist. Este logro no es resultado de la casualidad ni de ventajas geográficas o históricas aisladas, sino de un modelo de gestión pública deliberado y sostenido que ha impulsado políticas públicas que moldearon una ciudad equitativa y eficiente que prioriza el interés colectivo sobre el lucro privado.