En estos días, el debate en los medios, las masivas asambleas preparatorias y la instalación del paro mundial del 8 de marzo en todo el país ponen de manifiesto el enorme potencial de este movimiento de feminismos que hace posible la unidad de mujeres de muy diversas procedencias, ideologías y pertenencias políticas. Una práctica de unidad muy valiosa que proviene de la historia de construcción de este movimiento que ganó batallas que parecían imposibles.

Avances significativos en materia de derechos y en visibilizar que el poder neoliberal, de las grandes corporaciones es claramente patriarcal, está bien arraigado en las formas de producción y en las instituciones.

Por eso parece imposible pensar la tan necesaria unidad política y de lucha contra el macrismo si no se expresan las reivindicaciones de este movimiento.

La aprobación de la ley de paridad de géneros fue un avance importantísimo en la representación y acompañado por diputados y senadores varones de los diferentes bloques pero aparece solo como lo “políticamente correcto” si luego no podemos expresar esa voluntad en nuestras propias representaciones populares. Las mesas de “conducción” de las centrales sindicales, de los movimientos sociales y la reunión de unidad de los distintos sectores de peronismo para enfrentar las políticas de ajuste y pobreza no cuentan con ninguna mujer. Las fotos fueron muy significativas porque atrasan las discusiones y marcan los límites que aún persisten a la hora de entender que el machismo es un gran enemigo del pueblo, de la justicia social, y no está solamente afuera, sino que lo tenemos en todas nuestras organizaciones populares. Si no somos conscientes de eso, difícilmente podamos transformar la realidad injusta. 

Muy rápidamente nos plantean que estamos radicalizadas. ¿Y qué problema hay con radicalizar la búsqueda de justicia, igualdad y libertad dentro de nuestras propias estructuras políticas, sindicales, sociales, culturales, profesionales? ¿O solamente eso está permitido y lo hacemos en conjunto con los varones cuando cuestionamos los privilegios ajenos y no de los nuestros?

No compañeros. Y NO es NO en todos lados. No nos callamos más en nada porque deseamos encontrar las fuerzas más poderosas para enfrentar al neoliberalismo y sabemos que tenemos mucho para aportar en ese camino. Demasiado como para que no se tenga en cuenta.

La incorporación real de nuestros feminismos en las agendas de unidad para enfrentar a Cambiemos no es solamente un tema de sensibilidad sino de inteligencia política. ¿Es tan difícil ver todo lo que aporta este movimiento a la unidad opositora en sus diversas expresiones? 

Observemos críticamente cuántas referentes mujeres tiene cada una de las organizaciones sociales, culturales y políticas del campo popular y qué rol ocupa cada una.

Aun con todos los enormes avances que las mujeres hemos dado en materia de participación con intendentas, gobernadoras, legisladoras en los diferentes niveles, y hasta por primera vez una presidenta elegida por el voto popular, las mujeres seguimos padeciendo el machismo en la acción cotidiana. Aún cuando la feminización de la pobreza vuelve a potenciar la feminización de las organizaciones. Avanzamos en nuestros planteos pero volvemos a foja cero a cada rato.

Luchar contra el machismo no es sólo ponerse el cartel NIUNAMENOS o expresarse contra los femicidios. Es transformar estas prácticas patriarcales dentro de nuestras organizaciones para poder conseguir cualquier avance en los próximos años, para poder lograr organizaciones estables, fuertes y nutridas de las mejores experiencias de nuestro pueblo que puedan dar cuenta de los nuevos fenómenos que hay y va a haber en la Argentina.

Somos más del 60% de las organizaciones sociales, sindicales y políticas, estamos en todas las cooperativas, comedores, merenderos…¿y la representación de la unidad es 100% masculina?!! Ya lo vivimos en los años de entrega y ajuste de los 90. Ahora lo vemos y lo decimos fuerte sin miedo a equivocarnos: la unidad en serio es con nosotras!

Construir un poder transformador desde abajo y desde adentro es también intentar nuevas maneras de entender y construir la política y la unidad.

* Diputada del Parlasur. Referente de la Corriente Política y Social La Colectiva.