El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, anunció la aplicación de aranceles del 25 por ciento para la importación de acero y del 10 por ciento para el ingreso de aluminio a la potencia norteamericana. La medida, que todavía no fue oficializada, generó un cimbronazo en el mundo y ya cosechó el rechazo de la Unión Europea y China. La suba de aranceles se enmarca en la política del “America First”, va en contra de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y tiene como principal perjudicado a China. Se ven afectadas exportaciones argentinas por 700 millones de dólares, que se suman al cierre del mercado estadounidense del biodiesel. Estos factores, junto a la sequía que recortó la producción de soja y maíz, complican el escenario exportador, a pesar de la recuperación de la economía de Brasil.

Las nuevas tarifas sobre el acero y el aluminio se aplicarán sobre todos los socios comerciales de los Estados Unidos y no tendrían fecha de vencimiento. La medida se justifica a partir de una investigación del Departamento de Comercio que enfatiza un supuesto riesgo para la Seguridad Nacional. El propio Trump dijo a través de Twitter que “nuestra industria del acero y el aluminio (y muchas otras) han sido diezmadas a partir de décadas de comercio injusto y mala política de parte de países de todo el mundo. No debemos dejar que nuestro país, nuestras compañías y trabajadores queden en desventaja. ¡Queremos comercio libre, justo e inteligente!”.

“La OMC ha sido un desastre para este país. Ha sido genial para China y otros países pero terrible para los Estados Unidos. Con esta ayuda, nuestras compañías van a expandirse, contratarán mas trabajadores y ellos estarán muy contentos. Las empresas contarán con protección por primera vez en mucho tiempo y podrán volver a crecer”, dijo Trump al finalizar la reunión con las siderúrgicas. “Esto es vital para los intereses de los Estados Unidos. Este es nuestro momento”, dijo Dave Burritt, CEO de la poderosa US Steel Corporation.

Según la Asociación Global del Acero, en 10 meses de 2017 la producción mundial de ese rubro llegó a los 1410 millones de toneladas de las cuales China explicó el 50 por ciento. El país asiático produce siete veces el acero que fabrica Europa, en donde el principal actor es Alemania, con 36 millones de toneladas. Estados Unidos produjo en ese período 68 millones de toneladas; Brasil, 28 millones y la Argentina, un total de 3.789.000 toneladas.

“Estados Unidos no está teniendo en cuenta las reglas de la OMC y China no está satisfecha con esto. China tomará las medidas apropiadas para salvaguardar sus legítimos derechos e intereses”, dijo Hua Chunying, vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores de China. El primer afectado por las barreras comerciales al acero y aluminio es China, seguido de Canadá, Corea del Sur, Rusia y, en la región, Brasil, que vende 5 millones de toneladas a los Estados Unidos. “La Unión Europea reaccionará proporcionalmente para defender sus intereses”, advirtió el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. “Es una intervención flagrante para proteger a la industria estadounidense y no está basada en una justificación relacionada con la seguridad nacional. No nos quedaremos con los brazos cruzados”, añadió.

Consultado por este diario, Carlos Bianco, investigador de la Universidad Nacional de Quilmes, analizó que “Estados Unidos estaba teniendo muchos problemas con las importaciones desde China. El Gobierno de Mauricio Macri debería iniciar una acción en la OMC porque es ilegal lo que está haciendo Estados Unidos”. A nivel local, las empresas exportadoras de acero y aluminio a los Estados Unidos son el Grupo Techint y Aluar, respectivamente. En el caso de Techint, el grupo también tiene una planta de producción de tubos en Houston, Estados Unidos, con lo cual el impacto del arancel sobre el acero impacta menos sobre la empresa en sí como sobre los trabajadores que se desempeñan en las plantas de la Argentina. En once meses de 2017, Argentina le vendió a Estados Unidos más de 200 millones de dólares en tubos de acero y unos 500 millones de dólares en aluminio en bruto. El freno sobre el acero y el aluminio se suma a la suba de tarifas aplicada por la administración Trump sobre el biodiesel argentino.