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Javier Lanza

Ruso por conveniencia

El personaje de la historia me pide que no revele su verdadero nombre. Y tengo que respetarlo, aunque no esté de acuerdo con él. Puede ser cualquiera que ustedes elijan ponerle.

Javier Lanza

Ese amigo que todos tienen y no todos ven

Está solo, pero está acompañado. Está pero no está. No necesita estar escribiendo todo el tiempo para hacerse presente. Todos sus amigos saben que él siempre está. En lo invisible.

Javier Lanza

Mi tía favorita y la Tía Iva

Mi Tía favorita es mi Tía Olga. Es como mi segunda mamá.

Javier Lanza

El sufrimiento de José (desde un banco de suplentes)

No quiere ni mirar. Se tapa, pero no como un nene se tapa cuando está por llegar la peor parte de la película de terror que los padres no lo dejan ver, se tapa porque sabe que ya no depende de él.

Javier Lanza

Ese marroquí que amaba a Riquelme

En un Mundial uno espera encontrarse con demasiada gente, de demasiados lugares y de demasiadas culturas.

Javier Lanza

El tren de la tristeza

Son las cuatro de la mañana y en la estación central de trenes de Kazán solo hay argentinos mirando el piso.

Javier Lanza

Ruso, no vamos a ser felices nunca

El Ruso, un amigo que ya no está pero que siempre está, me decía que lo único que podíamos mantener eternamente es la fe.

Javier Lanza

Antón, el que está orgulloso pero no puede festejar

-Hola, Antón. ¿Cómo estás? Soy Javier Lanza, un periodista argentino.
 
 -Hola, me dijo Santiago que me ibas a escribir. ¿Qué quieres específicamente?

Javier Lanza

El conurbano moscovita

Nadie que se puede apreciar de buen viajero puede jactarse de tal si se cree que descubre el transporte de cualquier ciudad del mundo en menos de un mes.

Javier Lanza

La sonrisa de Nico y Gary

El día después del milagro de San Petersburgo, la estación del tren principal de donde salen los trenes rumbo a Moscú sigue estando repleta de argentinos.

Javier Lanza