CONTRATAPA

CARTAS

Ibarra I

Tras la destitución del Dr. Ibarra, aunque ya es tarde, la reflexión debería reemplazar a la emoción, la violencia y la frivolidad, pésimas acompañantes a la hora de buscar justicia.En el juicio no se mencionó siquiera una falta grave cometida en acción directa por el Dr. Ibarra, lo que haría nulo el propio juicio. El poder del Ejecutivo no es absoluto. Si hubo fallas en el poder de policía y se actúa dentro de la ley, a estar con los fundamentos de un reciente fallo de la Cámara Federal que entiende en el caso, las leyes locales al respecto son tan confusas que a veces no se sabe quién debe controlar a quién, cuándo ni cómo y la Legislatura (único órgano competente para remediar estas fallas) poco y nada hizo al respecto. Paradoja: quien debió hacer y no hizo es quien juzga y condena, y quien antes de la tragedia clausuró sesenta locales similares en mal estado y exoneró inspectores infieles es castigado. El 53 por ciento del electorado votó al Dr. Ibarra y, según encuestas recientes, el 58 por ciento de la ciudadanía (no solo los “ibarristas”) está en contra del fallo. ¿Es esto democracia? ¿Vale la pena concurrir a votar en lo sucesivo si es relativamente fácil ser estafado institucionalmente en la más profunda esencia del sentido que tiene el voto popular? ¿Mejorará este fallo el paupérrimo concepto que tiene la ciudadanía de la clase política?


Carlos Tzveibel
DNI 4.432.737




Ibarra II

Doy gracias que el Sr. Ibarra haya sido destituido. Los padres han luchado y muy solos contra la corrupción del CGBA y de Argentina. Pido a quienes aducen que el ex intendente no es el único responsable, lean las causas que han iniciado y que siguen contra todos los culpables. No acepto la soberbia de Ibarra y de quienes lo apoyan, reclamando ante la Justicia ordinaria. ¿Justicia? ¿La demandada por el dolor insoportable de padres al perder lo único importante: sus hijos? ¿O la de un intendente que se queja de golpe institucional? Golpe sí, el que recibieron 194 chicos, cuyas razones suenan hoy como campanas de palo. Se invocó miedo. ¿Acaso un pueblo puede padecer mayor pánico que intuir desprotección ante una tragedia antes, durante y después de una masacre? El ex gobernador se sintió un chivo expiatorio. Pero la condena es sólo su destitución, no su inhabilitación. Se dijo “no hubo ni un solo testimonio que justificara la destitución”. (Parece que 194 no son suficientes.) No supo cuántos cargos se le imputaron y lo denunció como un “gravísimo antecedente”. Pero... se refiere a su puesto político. ¿No fue mayor el agravio de las 194 víctimas? ¿Una sola no alcanza? Juicio a contramano... ¿De quién? Se esgrimió miseria política e irregularidades. Debiéramos estar contentos de que funcione la democracia, que siente precedente para los futuros políticos. Hoy me duele Buenos Aires. Las muertes de nuestros hijos nos duelen más que nuestras vidas. Este juicio ha sido sólo un paso hacia la verdad... que los padres prometieron cumplir en las tumbas de sus hijos: gritar por ellos y por los que ya no tienen voz.


Adriana Lenardon
DNI 13.131.618

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