DEPORTES › NBA: APLASTó A LOS LAKERS

Boston, por escándalo

Los Boston Celtics conquistaron su decimoséptimo anillo de campeón de la NBA, el primero en 22 años, después de vencer a Los Angeles Lakers por un escandaloso 131-92 en el sexto partido de la final. El “Big Three” de los Celtics fue decisivo. Tanto Ray Allen como Kevin Garnett hicieron 26 puntos, mientras que Paul Pierce (foto) agregó 17 tantos y fue designado como Jugador Más Valioso de la final.

Los Lakers decepcionaron completamente y Kobe Bryant fue su mejor anotador gracias a sus 22 puntos, aunque con una serie de siete canastas en 22 intentos. El español Pau Gasol tampoco tuvo su mejor noche y apenas hizo 11 tantos y ocho rebotes.

El encuentro fue una absoluta fiesta para la hinchada de Boston, que tuvo una noche para el recuerdo. Los Celtics no se contentaron con ganar, sino que destrozaron a su rival.

El primer cuarto fue un “asalto de estudio”, por emplear un símil boxístico. Bryant fue inicialmente el faro de los Lakers y acumuló 11 de los 13 primeros puntos de su equipo, incluidos tres triples estratosféricos, aunque faltó ayuda de sus compañeros.

Los Celtics sobrevivieron al arranque de Bryant gracias a su trabajo en el rebote ofensivo. Además, Garnett se conectó al ataque de su equipo y aportó 10 puntos en los 12 primeros minutos. Suficiente para que los Celtics llegaran al final del primer cuarto con ventaja 24-20.

El partido se rompió definitivamente en el segundo cuarto, en el que los Celtics ofrecieron un recital, con una defensa asfixiante y un ataque lleno de dinamismo. Y, de nuevo, se repitió una constante durante las series: el banco de los Celtics pasó por encima de los suplentes de los Lakers.

El parcial fue aumentando escandalosamente ante la dimisión de los Lakers, que no encontraron ninguna solución. Bryant apenas anotó tres tiros libres en el cuarto y el conjunto angelino comenzó a ver a su rival desde la distancia. Con el regreso de los titulares, los locales se situaron muy por encima de la decena de puntos de ventaja.

Los Celtics terminaron el cuarto como un ciclón, con un Garnett realmente imperial. El pivote de los Celtics selló su superioridad con una canasta increíble, por encima de Lamar Odom y con un rectificado, que supuso dos puntos y tiro a libre adicional. Una canasta posterior de Kendrick Perkins selló la ventaja local 58-35 al descanso. La final había terminado con 24 minutos de anticipación. El único interés que quedaba para el resto del encuentro estaba en saber por cuántos puntos podrían ganar los Celtics. Y quedó claro que los locales no solo querían vencer; además, querían humillar a su odiado rival.

La ventaja local siguió ascendiendo, alcanzando nuevas cotas progresivamente. Y en la mitad del tercer cuarto los Celtics alcanzaron una ventaja casi escandalosa: 31 puntos, 79-48. Los Lakers eran un muñeco roto y la hinchada de Boston saludó el final del tercer cuarto con la ventaja 89-60.

Los Celtics querían más y más y los aficionados locales gritaban “defensa, defensa” en cada ataque de los Lakers. Sus ídolos dieron satisfacción y un “mate” de Tony Allen elevó la máxima diferencia a 43 puntos (129-86) a dos minutos del final. Hacía ya varios minutos que los Celtics jugaban con todos sus suplentes.

Los últimos minutos de la final sirvieron para aumentar el disfrute de la hinchada de Boston, que vivió una noche inolvidable. Ya se le había olvidado qué era celebrar un anillo. Lo que nadie esperaba era que sucediera con esta aplastante superioridad. Los Celtics vuelven a reinar, y con tremenda autoridad.

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Imagen: AFP
 
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