DEPORTES › RIVER SUFRIO UN DURO GOLPE EN LA BOMBONERA

Jugó vacío de temperamento

Astrada terminó pasándoles la factura a sus jugadores, sólo Gallardo se salvó del incendio. Los delanteros pecaron de tibieza, a Almeyda y a Ahumada los desbordaron, Rojas se borró y en la defensa sólo se destacó Ferrero.

 Por Adrián De Benedictis

Los golpes son dolorosos en todos los sentidos. River recibió ayer seguramente uno de las más profundos, y el equipo tendrá ahora que afrontar una prueba de carácter para ver cómo logra superar esta desgracia. Precisamente, temperamento fue lo que le faltó al equipo en la cancha de Boca para afrontar un duelo tan esperado. La falta de reacción de algunos jugadores para revertir una situación adversa fue la característica que envolvió a todo el grupo. El capitán Marcelo Gallardo fue apenas el que intentó ofrecer algo diferente, pero no alcanzó para revertir el momento.

La situación por la que atraviesa River desde hace varios torneos es delicada, pero con la actuación de ayer también le agregó más preocupación a su futuro. Más allá de un resultado circunstancial, lo que transmitió ayer el plantel no permite garantizar un horizonte renovador. Sobre todo teniendo en cuenta la necesidad que tiene el club de aumentar su promedio, debido que a partir de la próxima temporada sus números serán muy bajos.

La reestructuración que prometió el presidente Daniel Passarella a partir de junio próximo parece, a esta altura, la única salida para que la institución comience a recuperar algo del prestigio perdido. La falta de nombres de jerarquía provoca que el equipo deambule por la mitad de la tabla desde hace varios campeonatos, e inclusive que haya terminado en el último puesto en el Apertura 2008, luego de conseguir el título en el certamen anterior.

Pero esa reconstrucción dependerá de gente que aporte sus capitales para formar un fondo de inversión, ya que el club no está en condiciones económicas para realizar inversiones grandes. De esta manera, el futuro genera mayor incertidumbre. Encima, el técnico Leonardo Astrada tampoco parece sólido en su sitio, y un comienzo desalentador en el próximo Apertura podría desembocar en su alejamiento, más allá de que él aseguró que cumplirá su contrato hasta diciembre.

Astrada precisamente reconoció ayer la falta de actitud de sus jugadores, por primera vez desde que asumió en este ciclo. Ese mensaje pudo haber sido para futbolistas como Ahumada, que ante Boca no pudo mostrar su habitual entrega y se vio superado siempre en la zona central del mediocampo por Méndez y Medel. El experimentado Almeyda tampoco exhibió su mejor versión, pero sobre todo pareció desbordado por el ritmo que imprimieron algunos chicos de Boca. En esa zona, el paraguayo Rojas no logró prevalecer en ningún momento y su juego se perdió en la intrascendencia.

El fastidio del entrenador también recayó sobre los delanteros: Funes Mori desperdició tres chances claras, dos mano a mano y un cabezazo, ante el arquero García, que le ganó ampliamente ese enfrentamiento personal. Canales ni siquiera tuvo oportunidades para inquietarlo y sólo se anticipó con un cabezazo sin dirección. Los defensores se sumaron al desconcierto general y Ferrero fue el que mostró más firmeza, sobre todo cuando tuvo que controlar a Palermo. Ferrari y Díaz no fueron un recurso válido para buscar por los costados, y en el momento de marcar tampoco dieron soluciones. Cabral intentó disimular su larga inactividad y los ingresados Affranchino, Pereyra y Villalva no resultaron efectivos. Vega apenas buscó palabras para activar a sus compañeros. Palabras que no tuvieron imitación.

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Ahumada, Cabral, Funes Mori, la salida descorazonada de River, que jugó sin actitud en la Bombonera.
Imagen: Gonzalo Martinez
 
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