DEPORTES › DE LOS DOS GOLES DE BOCA, FUE LA FIGURA DEL SUPERCLASICO

Gary Medel, el chileno que desató el terremoto

 Por Facundo Martínez

Dos veces se sacudió la Bombonera. Fuertes temblores que no eran réplicas de ningún terremoto, sino el producto de la locura que Gary Madel desató ayer entre los hinchas de Boca. Dos goles en un clásico no es algo que pasa todos los días, aunque el chileno ya había saboreado algo parecido cuando, jugando en su país para la Católica, le marcó dos a la U. de Chile. Su actuación fue formidable, guapeó y ganó en todos los sectores de la cancha y fue el principal artífice de la primera, y muy probablemente la última, gran alegría de Boca en este semestre.

Cierto es que Medel, botines estrambóticos, jugó buena parte del partido gratis. Baldassi debió haberlo expulsado tras el festejo del primer gol, porque ya amonestado el chileno se trepó y se bamboleó en lo alto del alambrado, loco de alegría. Pero el árbitro, más preocupado por su pasaje a Sudáfrica, no vio eso, como tampoco vio los dos cabezazos con los que Gallardo, preso del fastidio y la impotencia, intentó terminar una discusión con el volante chileno en el círculo central. Tampoco vieron los jueces de líneas, aunque tenían los ojos clavados en el incidente.

Cuando finalmente Medel vio la segunda amarilla, a diez minutos del final, Boca ya tenía liquidado el partido y el chileno se fue de la cancha en medio de una gran ovación y del reconocimiento explícito de La Doce.

También hubo reconocimiento para Riquelme, aunque eran los plateístas los que mayoritariamente coreaban su nombre, como para que a Maradona, que desde su palco había llegado a aplaudir una gran jugada del diez, abriera mejor los oídos, y los ojos. Jugó muy bien Riquelme. Buscó siempre la pelota, participó de los dos goles del equipo y, solidario, intentó servirle varias veces el gol a Palermo, para que éste rompiera el record histórico de Cherro. Y cuando Boca se quedó con un hombre menos, se hizo cargo de tener la pelota, amasándola sobre la raya entre un sinfín de piernas de River. “La rompió”, admitió Maradona. Algo es algo.

En el medio anduvo muy bien Méndez, que por primera vez desde su llegada a Boca jugó de cinco, la posición que más le gusta. El ex Central se peló las piernas cortando juego rival y anulando a Gallardo, aunque le faltó claridad en el armado de las jugadas propias, fue una garantía firme para que Medel se soltara en ataque. Su actuación despejaba dudas a futuro sobre su lugar en la cancha y era previsible que Alves lo volviera a probar ahí el domingo ante Chacarita, pero el volante se ganó la quinta amarilla y enfrió la cosa. En cambio, Giménez arrancó como un toro y terminó mareado. Y se fue reemplazado por Chávez.

El arquerito García se ganó una mención especial. Si bien River lo probó poco, con un par de atajadas clave le dio seguridad a la improvisada defensa boquense. Le tapó dos mano a mano y un cabezazo a Funes Mori y sacó al corner un violentísimo remate desde afuera del área de Gallardo. Lo único que opacó su actuación fueron varias pelotas que tiró afuera en la salida de su equipo.

La última línea, que en tres días había perdido a Ibarra y a Morel Rodríguez, aprobó pero raspando. El mejorcito fue Muñoz, que anuló por completo a Rojas, después el colombiano Bonilla y el brasileño Luiz Alberto, que sólo fallaron cuando tiraron el offside que le permitió a Funes Mori tener el primero de los mano a mano con García. Ambos centrales ganaron de arriba y en los anticipos, pero a la hora de jugar la pelota, salvo un par de intervenciones inteligentes de Luiz Alberto, apostaron al revoleo, a sacarse la pelota de encima. Monzón, por su parte, tuvo un gran mérito en la jugada del segundo gol. Un momento de iluminación.

Para los dos atacantes el superclásico no fue un partido orondo. Gaitán participó poco y perdió varias veces la pelota. Palermo, en cambio, se movió como un loco, de aquí para allá: pivoteó arriba, despejó abajo y hasta estuvo cerca, muy cerca de su gol histórico. Desperdició tres chances más o menos claras, pero frente a Chacarita podrá tener revancha.

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Gary Medel mete el derechazo del segundo gol ante Ahumada y Ferrero.
Imagen: Leandro Teysseire
 
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