DEPORTES › PABLO CAVALLERO, EL ARQUERO ARGENTINO QUE MáS SUFRIó AL DELANTERO

“Ronaldo siempre intimidaba”

Tras el retiro del brasileño, el ex arquero de la Selección recuerda la noche en que le metió tres goles de penal, en un clásico Brasil-Argentina en Belo Horizonte. “En aquel partido lo sufrí bastante con sus amagues, la velocidad y la gran capacidad física.”

La noche del 2 de junio de 2004 no pudo dormir. Se había convertido a lo largo de 90 minutos en una nueva víctima, acaso el arquero argentino más golpeado por la potencia goleadora de Ronaldo. Los tres goles marcados por el Fenómeno desde el punto del penal en el clásico sudamericano de esa jornada dejaron golpeado al equipo nacional y acomplejado a su golero. A poco más de seis años de ese encuentro, Ronaldo decidió su retiro del fútbol y Pablo Cavallero, aquel arquero vapuleado, recuerda hoy a Página/12 aquella negra noche de Belo Horizonte, en la que se convirtió en infortunado partenaire de Ronaldo más protagonista que nunca.

–¿Qué sintió al cabo de aquel partido por Eliminatorias?

–Una frustración enorme por el resultado, con una bronca terrible por cómo se había dado el encuentro. Pero, a su vez, entendiendo que esos momentos se destacan en la historia de este deporte y van a quedar imborrables. Ahora, visto desde lejos, es realmente algo más que interesante haber estado allí. Fue uno de los partidos más importantes que jugué en mi carrera, por el marco y la importancia del rival, y verse las caras con un tremendo astro como Ronaldo fue impresionante. Lo sufrí ese día, aunque más allá de la derrota, hoy agradezco haberlo presenciado.

–¿Cómo fueron esos tres penales que determinaron el resultado final?

–Ronaldo siempre intimidó a sus rivales dentro del área. Generaba una expectativa muy grande y uno, como arquero, estaba mentalizado para que pudiera descolgarse con alguna jugada destacada sin que yo lograra entender cómo lo hacía. En aquel partido lo sufrí bastante con sus amagues, la velocidad y la gran capacidad física, algo que se le reprochó demasiado. Teniéndolo frente a frente con los penales, no se podía hacer mucho. Las respuestas que podía mostrar para atajar eran por pura intuición. La clase y la enorme calidad fueron contundentes y los penales fueron adentro. Por cómo estaba el trámite del partido y por la magnitud del ejecutante, es cierto que estaba un poco resignado. Eso generaba Ronaldo.

–Usted jugó en el fútbol español desde 2000 y lo vio de cerca en sus mejores años en Europa. ¿Qué generaba?

–Era una estrella cuando salía al campo de juego, especialmente en los tiempos de mayor esplendor. Los rivales iban a marcarlo sabiendo de antemano que perdían. El porte físico y la potencia eran envidiables, y lo aprovechó muy bien durante su estadía en el fútbol europeo. Por suerte, no me tocó sufrirlo mucho, pero, teniéndolo como rival, la cosa se sentía. Era desventaja asegurada y, si tenía un buen día, era imposible contenerlo. Realmente es una pérdida muy grande para el fútbol porque despuntó su categoría durante más de 15 años, que no es un número menor.

–Usted se retiró un año atrás en Peñarol de Montevideo. ¿Es difícil la despedida del fútbol profesional para el jugador?

–Depende mucho de cómo se sobrellevan los últimos años de carrera. En mi caso, lo maduré bastante bien desde un principio. Para ser realistas, no tiene ni comparación con la trascendencia de Ronaldo. Para él, que es un astro, creo que va a ser un poco más complejo y complicado de superar. Muchos futbolistas prefieren seguir ligados desde otro costado, siendo entrenadores o mostrándose cerca de los clubes que los vieron nacer. Para Ronaldo pienso que se hará más cuesta arriba. Aun así, a partir de su retiro se sacó un peso de encima. Los últimos meses fueron negativos y cuando eso sucede y ya no responde el cuerpo, lo mejor es dar un paso al costado. Siempre es mejor retirarse a tiempo, consciente de las limitaciones, que creerse que todavía es posible algo que es absolutamente imposible. Por esa sensación pasan todos los ex futbolistas.

Entrevistó: Matías Quercia.

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Ronaldo celebra, Cavallero lo sufre detrás. Fue en 2004.
Imagen: Fotobaires
 
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