DEPORTES › OPINION

Mejor, presionar arriba

 Por Facundo Sava *

Los números no son siempre fría estadística y, en el caso del fútbol, sirven a menudo para hacer una buena lectura de un partido o analizar el rendimiento de un equipo. Veamos, por ejemplo, los datos de los delanteros de Racing en el gran triunfo 4-0 ante Colón, en Santa Fe.

En el primer tiempo, Teófilo Gutiérrez tocó 27 pelotas fuera del área y tres adentro, dos de las cuales fueron goles; Pablo Lugüercio tocó 17 afuera y una adentro, que fue gol; Hauche tocó 13 afuera y tres adentro. Los datos dicen mucho.

Por ejemplo, que a diferencia de lo que ocurre en otros equipos, Teófilo no es un 9 aislado sino que está en la construcción del juego, es buscado, le da continuidad a la posesión de la pelota y está cerca de sus compañeros.

Miremos ahora otros casos. Primer tiempo de River 1, Vélez 2: Santiago Silva tocó seis veces la pelota fuera del área y tres adentro, con un gol; Maxi Moralez tocó mucho el balón pero no pisó el área; Mariano Pavone tocó siete afuera y dos adentro. Boca-San Lorenzo, después del gol de Aureliano Torres (a los 66 m): Martín Palermo, cinco y tres; Juan Manuel Salgueiro, tres pero sin pisar el área. Primer tiempo de Huracán-Quilmes: J. J. Morales, seis y una; Diego Torres, seis sin entrar al área; Javier Cámpora, ocho y una; Roly Zárate, cinco y dos, una fue gol. Primer tiempo de Independiente-Newell’s: Facundo Parra, 14 y una; Andrés Silvera, diez y una que fue gol; Claudio Bieler, nueve y tres; Mauricio Sperdutti, 12 y una.

Si bien el porcentaje de goles sobre las jugadas en el área es bastante alto (seis sobre 25, si se suman estos casos), lo cierto es que el contacto de los delanteros con la pelota dentro del área es terriblemente escaso. Salvo en los casos de Racing y, en menor medida, de Independiente, la jornada volvió a dejar en claro que los equipos tienen dificultades para establecer una relación fluida entre sus líneas y los jugadores quedan muy separados.

En muy pocas oportunidades se vio a los mediocampistas acompañar a los delanteros; y tampoco se vio a los defensores sumarse a los volantes. A lo largo y a lo ancho de la cancha, los jugadores se aíslan en vez de asociarse. Esto es consecuencia de una carencia: los equipos no hacen presión alta sobre el rival. Si un equipo se mueve en bloque hacia arriba para presionar sobre la salida del adversario, las líneas quedan más cerca y los delanteros, en caso de recuperar la pelota, tendrán posibilidades de asociación, de tirar una pared.

Pero sucede al revés: los delanteros tienen que bajar mucho y se alejan del área. Lo que produce un desgaste, claro: el de correr. ¿Cuál es el motivo de que ningún equipo ejerza esa presión? ¿Temor a jugar con la línea defensiva adelantada? ¿Suponer que los delanteros no les gusta marcar? ¿Creer que el arquero está sólo para atajar y no salir del área? ¿No conocer el método para trabajarlo? ¿Creer que agrupándose atrás el equipo está más protegido? ¿Salir de contragolpe o apostar a una jugada de pelota parada?

Para presionar alto no se necesita buena técnica sino convicción, confianza en la idea de recuperar la pelota más rápido y, de inmediato, contar con más jugadores en posición de gol. Así habrá más goles, más toques de pelota, más contacto con el compañero, más emociones, más gritos, más festejos, más unión, más comunicación, más cercanía. En fin, más alegría.

* Ex futbolista.

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