DEPORTES › LA PATRIA TRANSPIRADA (24 PULGADAS, EN REPOSO)

El pertinaz virgo de Rooney

 Por Juan Sasturain

Vi tres partidos ayer, todos dignos de verse, muy interesantes: la trabajada victoria de la Colombia de José, con tres goles de jugada –los de Armero y James, con sutilezas incluidas– ante los durísimos pero poco imaginativos griegos; el partidazo de Costa Rica contra uruguayos sin luces –los únicos hasta ahora, junto a Camerún, que jugaron a nada, muy mal–; y una hora y media de muy buen fútbol entre Italia e Inglaterra, cagados de calor y de agobio en la imperdonable Manaos –al final, los blancos estaban todos acalambrados– que se llevaron los tanos con dos goles brillantes pero que los piratas no merecieron perder. Sólo el virgo inviolable, embrujado, que le veda el acceso al gol al admirado Rooney en los Mundiales –va por el tercero sin mojar– explica que no se hayan llevado el empate: la segunda que tuvo, faltando un cuarto, cuando cortó hacia adentro y el derechazo fuerte y colocado se le fue apenitas junto al palo derecho, fue una lástima. Hubiera cerrado un partido lindísimo.

Es cierto que otro buen cierre hubiera sido que el último tiro libre de Pirlo hubiese entrado. Fue travesaño. El barba es de una precisión quirúrgica. Me dijeron que Diego dijo, en una de las (mejores) suyas: “Pirlo hace cuatro años que no erra un pase”. Ayer, en esta Nova Italia que toca y toca, la descosió. Todas bien. Incluso, en el primero, sin tocarla, al dejarla pasar para que Marchisio la clavara de afuera. Y Candreva, al que siempre vemos jugar bien y pegarle mejor; y Balotelli, que la tocó cinco veces, hizo uno y le sacaron otro, un chanfle por arriba del arquero, en la línea. Cosa seria.

Pero me gustó mucho el primer tiempo de Inglaterra: con espacios, piernas y pulmones, el chiquito Sterling, Sturridge, Rooney y Welbeck, más los desbordes de los laterales, fueron un vendaval. La contra que terminó en gol del 9 a la carrera, tras desborde de Rooney, fue una joya. Después, de a poco, con menos espacio y pulmones, y con los azules enfriando, decayeron. Pero hasta ahí...

Lo otro agradabilísimo fue lo de los ticos. Remontaron el 0-1 de Uruguay, que no había hecho nada bien, y lo hicieron jugando. No apareció tanto el excelente Brian Ruiz, que sabe mucho, pero Tejeda y Bolaños (mucha precisión para los libres) jugaron y jugaron. Y el tanque Campbell –el mejor delantero centro, hasta ahora– fue una revelación de ductilidad y potencia. Y tan duro. La patada de Maxi Pereyra le debe haber dolido más al lateral celeste...

En fin, y volviendo al título: Dear Wayne, ya va a entrar... Ya va a entrar.

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