DEPORTES › UNA AFA CON DOBLE COMANDO PODRIA SUFRIR LA DESAFILIACION

La FIFA, la jueza y los buitres del fútbol

Servini de Cubría les exigió a los dirigentes que ignoren una resolución de Infantino y los citó en su despacho para mañana. El efecto no deseado de la Súper Liga: que la Selección no pueda jugar las Eliminatorias y Boca quede afuera de la Copa Libertadores.

 Por Gustavo Veiga

Gianni Infantino, Hugo Moyano, la jueza Servini de Cubría y una postal de la Casa Rosada. Los distintos sectores donde se está definiendo el futuro del fútbol argentino.

El futuro del fútbol argentino se define en el cantón de Zurich y en los tribunales de Comodoro Py. Dos lugares donde nadie se destaca por patear una pelota pero sí se sabe cómo ejercer el poder. La AFA se transformó en un potrero donde la FIFA y la jueza María Servini de Cubría ponen las reglas pero tienen una discutible legitimidad para actuar. La primera por su escandalosa práctica de recibir sobornos que llevó a varios de sus dirigentes a prisión y su señoría porque puede cuestionársele si los delitos que investiga están en el área de su competencia. El efecto no deseado del conflicto jurídico, político y deportivo que se profundizó con la intervención simultánea, es que pone en peligro la participación de la Selección nacional en las Eliminatorias mundialistas, la de Boca en la Copa Libertadores y la de River en la Recopa Sudamericana. Si la FIFA desafilia a la AFA por la decisión judicial, la búsqueda de imponer el proyecto de la Super Liga en trámite exprés y a como dé lugar, sería un búmeran. Dos de sus gestores más importantes, Daniel Angelici y Rodolfo D’Onofrio, habrían perjudicado a sus respectivos clubes en el afán de privilegiar un torneo de futuro incierto y pensado como un negocio para pocos.

El viernes pasado empezó con Luis Segura en uno de sus últimos días como presidente procesado de la AFA. Sobre el mediodía fue depuesto por una resolución de la FIFA que ni siquiera lo nombraba. El secretario ejecutivo Damián Dupiellet iba camino a sucederlo durante una breve transición hasta que asumiera el control una comisión normalizadora. Pero a la tarde intervino la jueza María Servini de Cubría para exigir en persona que se desconociera la medida de la federación internacional. A esa situación cabe definirla de un modo inequívoco: una intervención en los hechos, pero simultánea y ejercida por dos factores de poder. El que gobierna el fútbol mundial y la Justicia Federal argentina. ¿Cuál prevalecerá?

En el marco de una crisis que se profundiza y con derivaciones insólitas, los buitres al acecho sobrevuelan el fútbol y sus recursos. Que son los potenciales derechos de TV que se pagarían por torneos que juegan todos y que quieren controlar un puñado de clubes grandes. También los patrimonios que por décadas levantaron los socios de sociedades civiles que ahora se intentarán transformar en anónimas. Y que completan los futbolistas de un país como el nuestro que exporta talentos en forma masiva hace décadas. La imposición a las apuradas de la Super Liga explica su codicia. La corrupción, impericia y el despilfarro (combinadas o separadas) de una dirigencia en general desprestigiada, son su coartada. Sobre este tembladeral en que se transformó la gobernabilidad de la AFA, operan el gobierno nacional, la jueza, la FIFA y los lobbies que quieren sacar su tajada.

Desde la Casa Rosada se acorraló financieramente a las tesorerías de los clubes y a la propia asociación que los contiene. En junio, mes de aguinaldos, no hubo plata del Fútbol para Todos. Un fallo de Servini de Cubría procesó a la cúpula de la AFA y a tres jefes de Gabinete de Cristina Kirchner: Aníbal Fernández, Jorge Capitanich y Juan Abal Medina. La FIFA intervino con una escueta resolución para adelantar la salida de su presidente Luis Segura. Se avanzó en la modificación de los estatutos para que cada cual se salve cómo pueda. Y aunque no se sabe si esta movida pasará el filtro de la asamblea prevista para pasado mañana -de realización más que improbable-, el conflicto puede tener consecuencias estratégicas para el fútbol argentino.

Recién comenzamos a ver los primeros capítulos de esta novela cuando creíamos que se aproximaban los últimos. La teoría darwinista de que prevalecerán los más aptos o más grandes se respira en el ambiente. Desde que murió Julio Grondona el poder ya no lo tienen ni la AFA ni sus dirigentes. El futuro del fútbol nacional ahora se define en Suiza y en el despacho de una jueza federal de Comodoro Py que, según Clarín en su edición de ayer, “confió que había llamado a Mauricio Macri y que desde la Casa Rosada dijeron desconocer el procedimiento de la FIFA”. La sobreactuada campaña por la depuración del fútbol y el deseado bautismo de la Super Liga pueden complicar también al Presidente de la Nación.

En un país de fuertes pasiones encontradas, si se frustra la participación de Boca en la Copa, ¿qué respuestas podrían tener las preguntas que le formuló Hugo Moyano a Servini de Cubría el último viernes? Dicen que le dijo en una tirante reunión en la AFA: “Cuando nos desafilien de la FIFA y Boca o River no puedan jugar las Copas, ¿adónde mandamos a la gente? ¿A su despacho en Comodoro Py o a la Casa de Gobierno?”. El ex presidente de Boca que en alguna medida les debe su estadía en Balcarce 50 a Carlos Bianchi y sus jugadores que ganaron todo, ya habrá tomado nota. Se sabe: el fútbol está entre sus prioridades como estadista. Fue dirigente deportivo durante doce años. En su caso, un rol es inescindible del otro.

A cambiar el estatuto

La llave que le abre la puerta a la Super Liga son dos artículos resaltados en rojo que modifican el estatuto general de la AFA. Deberían votarse pasado mañana en el predio de Ezeiza, pero es cada vez más improbable. Ya no porque sean necesarios 60 votos de los 75 asambleístas que tiene el máximo órgano de representación. Si era muy complicado conseguir ese apoyo hasta que la FIFA y Servini de Cubría superpusieron sus atribuciones, ahora es casi imposible. A no ser que, como le dijo el presidente de un club de Primera División a Página/12 “se apruebe bajo la amenaza de que no vamos a cobrar las cuotas de la televisión”.

Este dirigente desconfía de un presunto acuerdo entre el gobierno de Macri, la FIFA y la Conmebol. Pero cuando el viernes se apersonó la jueza federal en la AFA para que se firmara un acta donde se rechaza la resolución enviada desde Zurich, aquella hipótesis se desvaneció. Su autor la justificaba en que Fernando Mitjans, el hombre propuesto por Gianni Infantino para encabezar la comisión normalizadora de la AFA, fue colocado por el Presidente de la Nación en el Tribunal de Disciplina allá por 1996, cuando empezaba a conducir Boca. Veinte años después continúa en ese cuerpo y además integra la Comisión de Ética de la FIFA.

Los artículos que redactó un conocido estudio de abogados son el 17 y el 19 bis. La tarea se la encomendó Angelici. El primero modifica a otro vigente y el segundo es nuevo. “Deberían haberse discutido más, esta reforma tendría que haber llevado uno o dos años. Los problemas que va a traer aparejados son muchos. Si esto llega a salir mal se termina la AFA” le confió a este periodista un abogado con conocimiento del tema.

El artículo 17 menciona que “la Súper Liga tendrá la facultad de explotar comercialmente cuantos derechos y productos sean inherentes o consecuencia de las competiciones que organice, respetándose en todo caso, el derecho de contratación individual de los clubes”. El flamante artículo 19 bis señala en su inciso 3 que “los derechos de televisación en cualquiera de los formatos presentes y aquellos futuros que debieran surgir a tenor del avance de la tecnología de los torneos organizados por la Súper Liga, son de exclusiva propiedad de la Super liga”.

El primero le da vía libre a cualquier club para negociar por su cuenta los derechos de TV como sucede en España con Real Madrid y Barcelona. Hoy River y Boca no lo pueden hacer. El segundo deja en claro a qué caja irá a parar el dinero que pague el grupo Turner (ver aparte) por ese objeto de deseo llamado fútbol televisado.

Los cambios estatutarios que propone el sector liderado por Angelici, D’Onofrio y Tinelli son para imponer una Super Liga que todavía no existe ni está inscripta en el registro de sociedades civiles de la IGJ. Pero hay más inquietudes entre Moyano y el bloque de clubes del Ascenso que lo sigue. ¿Quién se hará cargo de las deudas de los clubes con la AFA? ¿Si la Super Liga no se aprueba en la asamblea saldrá por decreto? ¿De qué ingresos surgen las sumas prometidas a los clubes de la B Nacional para comprometerlos a votar por el proyecto?

Luis Spahn, el presidente de Unión, anticipó un voto negativo a la Super Liga: “los clubes del Ascenso y otras divisiones quieren saber cuál va a ser el estatuto y el reparto económico. Como esto no está definido, entienden que es dar un cheque blanco. Por lo cual se presume que algunos no van a acompañar con el voto positivo. Se necesitan 61 de 75 y entonces va a ser muy difícil que salga la modificación del estatuto de AFA con la Super Liga”.

La jueza consiguió en su sorpresiva visita del viernes un objetivo clave. Que Dupiellet, su colega pero del fuero laboral de Morón, ex presidente del club Ituzaingó y secretario de la AFA –mucho más cercano al sector de Moyano que al de Angelici y el gobierno– le firmara un acta judicial comprometiéndose a desconocer la resolución de la FIFA de nombrar una comisión normalizadora por un año. Hasta ahora todas sus decisiones han sido acatadas por la AFA, pese a que todavía se cuestiona la competencia de su juzgado para entender en el tema. En la asociación sostienen que debió actuar la Justicia ordinaria. Nunca la Federal, porque los dineros del Fútbol para Todos dejaron de ser públicos cuando ingresaron a su tesorería. Es el argumento de las defensas de los procesados por la jueza.

Servini de Cubría citó a una audiencia a las partes que se hará en su propio despacho mañana a las 9. La respuesta formal que la AFA enviará a su federación madre llegará el mismo día. La jueza intentará comunicarse con el propio Infantino. La intervención parece posible y con ella un tsunami de imprevisibles consecuencias. Aunque con la FIFA nunca se sabe. Tiene un criterio muy selectivo para intervenir dependiendo del país que se trate. Y en fútbol Argentina es una potencia porque tiene al mejor jugador del mundo, una historia riquísima y su Selección esta primera en el ranking. Pese a todo, si algo puede salir mal saldrá mal, dice la Ley de Murphy. En la AFA sucede eso hace mucho tiempo.

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