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Conversado como partido de truco

Estudiantes y San Lorenzo empardaron 1-1 en un juego con mil ingredientes. Farías y Romagnoli, de penal, anotaron los goles.

Partido caliente en La Plata. Con muchos ingredientes extrafutbolísticos, Estudiantes y San Lorenzo empataron 1-1, aunque los dos pudieron quedarse con la victoria. Ernesto Farías puso en ventaja al conjunto local, en tanto que Leandro Romagnoli igualó para los de Boedo.
Estudiantes salió mucho más decidido que su rival a intentar imponer sus condiciones. Con mucha presión de sus volantes y con salida por ambos costados con Gelabert y Carrusca, el equipo de Bilardo consiguió arrinconar a su rival contra su arco. Sin embargo, le faltó precisión en la zona de la definición, por lo que no pudo quebrar la igualdad.
Pasado ese sofocón inicial, San Lorenzo consiguió hacer pie en la mitad de la cancha. Ya peleó la tenencia de la pelota, logró emparejar el trámite y pudo generar algunas chances de riesgo. Con la movilidad de Luna y Peirone, el equipo de Gorosito le armaba problemas a la defensa rival, pero tampoco encontraba contundencia como para llegar al gol. Claro que a esa altura, a Estudiantes ya no gozaba de las ventajas del principio. Para colmo, Fabbri le cometió una fuerte infracción a Luna y además lo insultó por entender que el juvenil estaba exagerando con sus caídas. Por eso, el árbitro Giménez lo expulsó, por lo que el conjunto local quedó con diez.
Más allá de quedar con uno menos, Estudiantes se las ingenió para lograr disimular esa desventaja numérica. Con la potencia de Pavone le creó muchos inconvenientes por el sector derecho lo que motivó la expulsión de Morel. Y casi de inmediato, Estudiantes encontró el primer gol luego de un grosero error de la defensa de San Lorenzo. Tras un córner desde la izquierda, Michelini se equivocó al rechazar y le hizo rebotar la pelota a Walter García. Vivo como el gran goleador que es, Farías no desaprovechó el regalito y anotó el tanto con un remate corto a la izquierda de Ramírez.
A partir de allí, el partido se jugó más afuera que adentro del campo. Es que Bilardo montó su show: mandó a esconder las pelotas, protestó porque en el banco de suplentes rival había siete ayudantes y, ya expulsado, recién se fue de la cancha cuando Giménez lo amenazó con sacarlo con la policía. En el juego, la insistencia de San Lorenzo tuvo su premio con el penal que convirtió Romagnoli. Claro que un partido tan conversado, un trámite como un penal no podía ser tan sencillo. El volante de San Lorenzo lo debió ejecutar tres veces para que la maniobra tuviera validez. El primero lo metió y el segundo lo atajó Docabo, pero el arquero no pudo detener el rebote. El tercero, a la izquierda y a media altura, significó el empate definitivo. Como en el truco, uno por uno, negocio.

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