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Cayó el último invicto que tenía el torneo Clausura. River no sólo no sumó puntos después de 15 partidos sino que volvió a recibir un gol luego de seis encuentros. Y encima terminó con diez jugadores. En definitiva, un domingo para el olvido. Luego del empate de Gimnasia en el Bajo Flores, River tenía la posibilidad de alejarse un poco más de su principal perseguidor. A pesar de algunas ausencias importantes como D’Alessandro, Ledesma y Coudet, el líder del torneo llegaba a Rosario con nombres importantes: Ortega estuvo desde el inicio, el paraguayo Ayala volvía a ser el último hombre en la defensa, y el juvenil Andrés Aimar tenía la chance de mostrar su capacidad de conducción. El hermano de Pablo es otra de las nuevas apariciones de River en los últimos años.
Con todos esos argumentos, de salida River se fue adueñando lentamente del control de la pelota, pero sus intentos se terminaban cuando intentaba ingresar en el área de Palos. Igualmente, ese pequeño dominio le alcanzó para provocar la primera acción de peligro: Aimar habilitó a Cavenaghi -que entraba desde el medio hacia la derecha–, pero su remate cruzado se fue al lado del palo de Palos. A partir de los 15 minutos, Newell’s salió de su campo y Ponzio comenzó a destacarse en la recuperación de la pelota. En el momento de provocar riesgo, los encargados eran Rodríguez y Domizi. Y precisamente, las mejores acciones llegaron cuando se encontraban ambos jugadores por el sector derecho.
Después de algunos remates de larga distancia, el defensor Fernando Crosa estuvo cerca de convertir con un cabezazo tras centro de Rodríguez, pero la pelota se fue cerca del palo izquierdo de Comizzo. Sin embargo, recién en los últimos diez minutos de la primera parte se produjeron las jugadas más claras: a los 36 minutos, Comizzo le tapó un tiro a Rodríguez desde lejos, en lo que sería el anuncio de lo que sucedería apenas un minuto más tarde. El propio Rodríguez quebraría la racha de 488 minutos sin que le conviertan goles a Comizzo, con un derechazo cruzado, después de una asistencia de Sacripanti. River apenas respondió con un tiro libre de Ortega que se fue por arriba, y con un disparo de lejos de Demichelis. En tiempo de descuento, Comizzo volvió a taparle otro remate a Rodríguez.
En la segunda parte, Ramón Díaz buscó revertir la situación con los ingresos de Franco y Esnaider. De esta manera, Ortega debió retrasarse unos metros para cumplir la función de habilitador, en lugar de Aimar. A su vez, con el reemplazo de Demichelis, buscó darle más despliegue por el sector derecho. Y desde el comienzo de la segunda parte, River fue en busca del empate. En ese marco, Ortega se convirtió en el más desequilibrante de los visitantes. Primero dejó solo a Esnaider con Palos y ganó el arquero. Luego habilitó a Zapata y éste definió muy mal, alto. Más tarde, Garcé tuvo su chance, pero se equivocó en la definición.
En el final, la impotencia de River derivó en la expulsión de Ortega, y Newell’s estuvo cerca de aumentar con un tiro de Rodríguez que rebotó en Esnaider. Estaba claro que no era la noche del puntero.