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Por S. F.
Desde París

El jueves comenzó muy bien para Paola Suárez, aunque terminó con la agridulce sensación de la meta cumplida pero el sueño trunco. Fue un 6-0 y 7-5 ante la rusa Elena Dementieva que no dio espacio para demasiadas esperanzas, pero su acceso por primera vez a semifinales de un Grand Slam es un logro en sí mismo, y ser “top-ten” desde el lunes, una meta alcanzada.
“Ahora estoy con mucha bronca, pero hay muchas cosas que cumplí en este Roland Garros”, aseguró Suárez. Tan bien había comenzado el día, que Dementieva estaba “condenada” a la derrota: Le Quotidien, la revista diaria que edita la organización del torneo, había elegido a la rusa para su portada. Todos los jugadores que habían sido “honrados” en los últimos días sufrieron la “maldición” de Le Quotidien. El francés Nicolas Escude perdió 6-0 y abandono ante Guillermo Coria, la francesa Amelie Mauresmo fue aplastada por Dementieva y el tricampeón brasileño Gustavo Kuerten cayó ante David Nalbandian.
En la cafetería de los jugadores, Rosa, la madre de Suárez, esperaba desde temprano junto a varios amigos el comienzo del partido. Con sonrisa cómplice, admitían confiar en el devastador efecto de Le Quotidien. “Sí, ya sabemos de lo que es capaz...” ¿También Paola? “Nooo... a ella no se lo dijimos.”
Suárez se quedó a las puertas de su primera final de Grand Slam. ¿Habrá más oportunidades? “Ganar un Grand Slam en individuales me encantaría”, dijo la argentina, que lleva cinco conquistas en dobles junto a la española Virginia Ruano Pascual, que siguió el partido desde la misma tribuna que lo hizo Nalbandian, y, en el final, Coria. “David es divino, y Guille también, son muy buena gente”, dijo Suárez, que admitió que los nervios la traicionaron por momentos. “Me fui poniendo nerviosa a medida que veía que, jugando bien, no era capaz de ganar los juegos.”
Destacó la importancia de haberse dedicado con intensidad al dobles en los últimos años –“me di cuenta de lo que se puede jugar, me sirvió muchísimo para el singles”–, pero adelantó que reducirá su calendario en esa especialidad: “Vamos a jugar los torneos grandes, hay que cuidar el físico, ya no tengo 15 años”.
Lleva ocho finales en serie con Ruano en torneos de dobles en Grand Slam y buscará avanzar hoy a la novena consecutiva cuando, desde las 7, se enfrenten con la francesa Sandrine Testud y la italiana Roberta Vinci. Martina Na-vratilova y Pam Shriver ostentan el record de once finales consecutivas en los años ’80.
Desde el lunes será la número nueve del mundo, la mejor posición histórica de una argentina desde que Gabriela Sabatini fuera número tres en los ’90. “Mi próxima meta es mantener lo alcanzado, que ya es bastante difícil. ¿Superar las once finales? Con llegar a la novena ya tengo bastante...”