DEPORTES › BOCA ELIMINO A SAN LORENZO DE LA SUDAMERICANA

En los penales, sin sufrir

En un partido con mucha más emoción que calidad, le había ganado 2-1 con goles de Palermo y Tevez, después de que Pereyra abriera el marcador. En la definición por penales, sus ejecutantes no fallaron.

Boca se clasificó por penales para la próxima instancia de la Copa Sudamericana, pero debió haberlo hecho sin sufrir tanto: le había ganado 2-1 a San Lorenzo, remontando el 0-1 del primer encuentro, pero por lo hecho en los 90 minutos mereció haber ganado por más diferencia. Después de haber perdido por penales la final de la Libertadores ante el Once Caldas y la Recopa ante Cienciano, anoche fue tarea perfecta de los ejecutantes de Boca: convirtieron González, Barros Schelotto, Palermo y Traverso; García anotó para San Lorenzo, pero desvió el suyo Zabaleta y Abbondanzieri le contuvo el remate a Lavezzi.
Es que la emoción no se hizo esperar y tampoco abandonó al partido. Al minuto, nomás, Boca cedió el primer corner: Romagnoli lo ejecutó, Traverso trastabilló en el resbaladizo césped salteño y Pereyra, saltando cerca del punto del penal, metió el frentazo. Los viejos comentaristas habrían dicho “Boca salió perdiendo 1-0 desde el vestuario”.
Si parecía un gol de nocaut para un equipo obligado a ganar, en realidad el gol funcionó como un verdadero acicate para el conjunto de Miguel Brindisi, que se propuso remontar la ventaja con una presión que por momentos se hizo insostenible y que a la larga terminó dándole provecho, bien que a favor de una serie de cambios.
El repaso de la actividad del primer período muestra que, salvo el gol, San Lorenzo casi no creó una situación de riesgo, todas fueron de Boca: un mano a mano de Tevez al que la pelota se le durmió en el piso mojado, un remate de Guglielminpietro que Ramírez (de gran actuación) rechazó, un cabezazo que Ormazábal conectó con ingenuidad solo ante el arquero...
El equipo local en Salta dominaba el partido y recién pudo empatarlo cuando, en lugar de insistir por el medio del área, donde Walter García era amo y señor, se animó a abrir la cancha. Tevez se mandó por la izquierda, abrió para Guglielminpietro y el volante lanzó un centro al segundo palo. Sin marca, Palermo se elevó y aplicó el cabezazo inapelable, al otro palo, que desarmó a Ramírez.
Estaban empatados, pero si el marcador global favorecía a San Lorenzo, el trámite del partido le sonreía a Boca, que hacía del dominio territorial un derecho, mientras el equipo de Veira se refugiaba cerca de su arquero para especular con los estiletazos del contragolpe.
Ese esquema de refugio sirvió en la medida en que el conjunto de Brindisi siguió sin abrir la cancha. El segundo tiempo no traía variantes en ese aspecto, de manera que el entrenador decidió una audacia gradual: al cuarto de hora mandó al campo a Cángele (sacando a Alvarez y defendiendo con tres hombres) y a la media hora reestrenó a Guillermo Barros Schelotto.
Boca tenía cuatro delanteros en el campo y se especializaba en centros. Así llegó el ollazo pasado de Guglielminpietro desde la izquierda, que Barros Schelotto conectó en la derecha hacia el medio, para el toque profundo de Tevez. El 2-1 supo a poco, pero Boca no consiguió trocar el merecimiento en resultado y fue a los penales. Esta vez, no salió llorando de la ronda.

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Martín Palermo grita su gol, el del empate de Boca en los 90 minutos.
 
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