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Con la frente marchita

La Selección emprende hoy el amargo camino del regreso, y llegará a Buenos Aires justo cuando empiecen los octavos de final de la Copa del Mundo.
Pero con Bielsa sólo vendrán siete jugadores: el resto se queda en Europa. Crespo, Sorín, Verón y Claudio López se fueron en tren.

Desde Naraha

Solamente siete de los 23 jugadores que integraron el seleccionado argentino que ayer quedó eliminado en la primera fase de la Copa del Mundo retornarán el próximo sábado a Buenos Aires, acompañando al entrenador Marcelo Bielsa.
Los que estarán el sábado a las 7.05 en Buenos Aires serán Walter Samuel, Diego Placente, Pablo Aimar, (sigue en página/26) (viene de página/25) Claudio Husain, Ariel Ortega, Matías Almeyda y Roberto Ayala. Junto a ellos también regresarán el técnico Marcelo Bielsa y el resto del cuerpo técnico, aunque no está prevista ninguna conferencia de prensa a su arribo a Ezeiza.
La reducida delegación argentina partirá hoy a las 13 desde Naraha, en vuelo de la compañía alemana Lufthansa, para hacer escalas en Osaka y Frankfurt, antes de recalar mañana en Buenos Aires. A esa hora, Alemania y Paraguay ya habrán abierto los octavos de final, y al ratito arrancará Dinamarca-Inglaterra.
La última jornada en la concentración del J-Village estuvo a tono con la tristeza que invadió al grupo después de la prematura e inesperada eliminación de la víspera a manos de los suecos. Lluvia, frío y el gris de la desolación.
Apenas se notaron en Naraha los últimos vestigios de la ilusión, como la presencia de algunos japoneses vistiendo camisetas albicelestes, con cámara en mano, tratando de captar una imagen de sus ídolos argentinos. También la de una docena de niños de entre 4 y 5 años, de la localidad de Futuba, que llegaron con unas vinchitas celestes y blancas, cada una con la foto de un jugador argentino, pero no pudieron saludar a los jugadores: los ánimos no estaban para las relaciones públicas.
Como almas en pena, Juan Sebastián Verón, Juan Pablo Sorín, Hernán Crespo y Claudio “Piojo” López (si vuelve la Brujita, todos con domicilio en Lazio), bolsos en mano, deambulaban a la mañana por el andén vacío de la estación de Hirono, un aislado paraje al este de Japón, cercano al J-Village de Naraha.
Los cuatro futbolistas llegaron apenas un minuto tarde y debieron esperar el siguiente tren que los llevaría a la ciudad de Ueno para hacer trasbordo a Tokio, donde eran esperados por sus familias, para partir finalmente hacia Roma.
Verón entrecortaba sus apreciaciones con interminables silencios mientras conversaba con la prensa que lo persiguió hasta el mismo andén y admitió: “anoche fue la vez que más lloré. Nosotros estamos tanto o más dolidos que la gente en Argentina. Lo bueno que tuvo este plantel es que quería la gloria por el grupo, más allá de la personal”, argumentó.
“Yo quería levantar la Copa, jugando o no. El dolor de la despedida es cómo nos vamos. No se puede explicar, no es que hagamos teatro ni queramos dar lástima. Vinimos por vestir la camiseta, por ponerla en el pecho, por el orgullo de representar un país que se identificó con esta Selección, pero lamentablemente se cerró de la manera que no merecíamos”, remarcó Verón.
Los pasajeros entendieron las expresiones de tristeza de los cuatro futbolistas, y se limitaron a aplaudirlos tímidamente y a hacer comentarios en voz baja. El único de los cuatro jugadores que habló con un grupo de periodistas que viajaba en esa formación fue el delantero Hernán Crespo, quien dijo que “no se puede entender de qué manera” quedó eliminada la Selección.
“Siento y sentimos todos un inmenso dolor, por nosotros y por la gente, por los argentinos que esperaban tanto de este equipo”, comentó. Según Crespo, “la Selección Argentina se tiene que ir del Mundial pero la gente sabe que los jugadores dejaron hasta la última gota de sudor en la cancha, que se trata de un asunto ajeno a la calidad y al potencial del equipo y que podría llamarse falta de suerte”. Mientras esto ocurría, en las canchas del J-Village Marcelo Bielsa daba al trote sus últimas vueltas por espacio de una hora, con la soledad de la tristeza a cuestas.
El primer grupo de jugadores que dejó la concentración en la madrugada hacia Europa fueron Germán Burgos, Gustavo López, José Chamot, Mauricio Pocchetino, Roberto Bonano, Diego Simeone, Javier Zanetti y Cristian González. Gabriel Batistuta partió solo tarde rumbo a Roma.
Pablo Cavallero, Claudio Caniggia y Marcelo Gallardo también se embarcaron en el aeropuerto de Haneda junto al grupo que retorna a Buenos Aires, pero en la escala de Frankfurt se despedirán, porque cada uno tomará un rumbo diferente. El arquero irá a España, el delantero a Escocia y el volante a Francia.
Las últimas palabras de Sorín antes de subirse al tren de la despedida quedaron retumbando en el andén vacío. “Pedimos perdón a los argentinos por no darle la alegría que ellos estaban esperando.”

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