DEPORTES › NO HUBO ACTUACIONES INDIVIDUALES DESTACADAS EN EL CONJUNTO ARGENTINO

Nadie se salvó del naufragio

Los defensores arrancaron bien, pero se desdibujaron a partir de los goles rivales. Los volantes nunca le encontraron la vuelta al juego y pesaron poco en el desarrollo. Los delanteros pelearon más de lo que jugaron. Así se hizo muy difícil ganar.

Con un desarrollo parecido al de la Bombonera, Boca completó otro pobre partido en cuanto a actuaciones individuales. En ninguna de sus líneas tuvo labores importantes, por lo que cuando la estructura colectiva se empezó a desmoronar, nadie pudo salir al rescate.

Orion apenas aguantó media hora. Un choque con Somoza lo sacó del partido por una molestia en la rodilla, pese a que intentó seguir. En su reemplazo entró Sebastián Sosa, que arrancó con algunas dudas en un centro bajo, pero luego se fue asentando. Nada tuvo que hacer en los goles, ya que Emerson tuvo tiempo para elegir y definir en las dos ocasiones.

En el fondo, por el tipo de partido que se dio, Boca mostró su mejor cara con el juego empatado, pero se desdibujó en desventaja. Franco Sosa arrancó con dudas para tapar a Emerson, pero se fue afianzando con el correr del juego, aunque falló en la previa del gol. En ataque sólo entregó un desborde. Schiavi venía cumpliendo un partido correcto, pero falló de manera grosera en la previa del segundo tanto. Caruzzo, más allá de algunos problemas cuando tuvo que defender con espacios, respondió con solvencia, tanto de arriba como de abajo. Además, tuvo una chance para empatar, pero su cabezazo fue contenido por Cassio. De los cuatro, Clemente fue el que más intentó convertirse en salida y sumarse a la mitad de la cancha. Sus trepadas no produjeron sorpresas y fueron neutralizadas.

Bien pegado a los centrales, Somoza ocupó un lugar estratégico y cumplió una correcta labor. Si bien le costó dar el pase de salida limpio, terminó desarrollando una tarea aceptable. Por los costados, Ledesma y Erviti padecieron el trámite del encuentro. Aplicados en la faceta defensiva, mostraron su mejor versión en ese aspecto, pese a la falta del cordobés, que derivó en el primer gol. Por el contrario, sus aportes en ataque resultaron demasiado aislados. Con poca colaboración de los otros mediocampistas, Riquelme, en el que pudo haber sido su último partido según los rumores, terminó redondeando un encuentro opaco. Los mejores momentos de toque de Boca pasaron por sus pies, pero perdió muchos balones y pesó muy poco.

Para los delanteros, la pelea en inferioridad numérica los dejó muy condicionados. Mouche insinuó con algunas corridas por la derecha y se mostró muy solidario para colaborar con sus medios. Sin embargo, pocas veces pudo desequilibrar. Lo de Silva se limitó a pelear con los zagueros rivales. Chocó, se raspó y empujó, pero no generó ninguna ocasión de gol. La entrada de Cvitanich, en desventaja, poco le sirvió a un equipo que ya estaba desordenado y entregado. Peor todavía lo de Viatri, que apareció en la cancha cuando todo estaba resuelto.

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Riquelme estuvo siempre bien marcado. Ahora la expectativa pasa por su futuro en el club.
 
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