DEPORTES › OPINION

La solución es partirlo al medio

 Por Facundo Martínez

El caso Tevez tiene solución, y aunque a simple vista parezca imposible, no hay que perder las esperanzas. Supongamos que el jugador no puede hablar, ni siquiera manifestar su preferencia con respecto a disputar la Copa Intercontinental o participar del Mundial Sub-20 –de hecho ya eligió jugar ante el Milan, pero no se lo escucha: los reglamentos no tienen oídos para esas cuestiones–, y que los principales interesados en contar al mismo tiempo con sus servicios, Boca y la AFA, son los que deben dirimir el asunto, tratando de no perjudicar al delantero.
Un viejo relato, ya reinventado por Borges en Multicolor, cuenta la historia de dos madres, una verdadera y otra falsa, que se disputan ante un juez la propiedad de un niño. Ni la madre verdadera ni la otra pueden probar que el chico les pertenece. Boca quiere contar con Tevez para su trascendental partido ante los italianos y es justo que así lo quiera porque, no caben dudas, en el ámbito de los clubes disputar ese encuentro es el premio más alto al que se puede aspirar. Lo mismo piensa el entrenador del Sub-20, Hugo Tocalli, quien necesita al jugador para el Mundial de la categoría porque, tampoco hay dudas, Tevez es una presencia desequilibrante para cualquier equipo y sería por lo menos tonto descartarlo por motivos que no tengan que ver con su rendimiento.
Alrededor de esta disputa se han instalado muchas personas, hinchas y dirigentes de todos los clubes, de buena y mala fe, y hasta un ministro –¡la disputa parece también ser cuestión de Estado!– y las opiniones van y vienen, como suele ocurrir en estos casos, agigantando el pleito con argumentos polémicos y no tanto, creíbles y no tanto. Todos presionan a la vez, porque piensan que pueden así torcer la voluntad de aquel que debe intervenir en el asunto.
Frente a las madres, que no logran ponerse de acuerdo entre sí –que quede claro: el niño Tevez no puede elegir, y en realidad no debería hacerlo–, el mediador propone, digamos, la salomónica: partir al niño en dos partes, para que cada una de las mujeres se lleve a su casa una mitad. Una de las madres está de acuerdo con la solución, pero la otra no: la verdadera se opone a aceptar el fallo porque así el niño perdería la vida; elige no ganar el pleito, para que eso no suceda. El juez entiende el gesto de grandeza como una prueba irrefutable y decide entregarle el hijo.
Entonces, ¿cómo saber, con buen criterio, a quién le corresponde quedarse con el delantero? Lo ideal sería que Tevez fuera el único que, en este embrollo, no saliera perjudicado; que tanto Boca como la AFA no sólo piensen en lo que les conviene a ellos sino en lo que es mejor para el jugador. El que realmente lo aprecie, que dé un paso al costado. Que sepa renunciar a sus intereses. Por el jugador, por la persona. Ergo, en Boca o en el Sub-20, Tevez estará en el mejor lugar.

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